Media hora duró el partido, si como tal se entiende el escenario donde dos equipos discuten entre sí la consecución de los puntos en juego. En ese corto espacio de tiempo el Athletic se apropió de la victoria arrollando a un Espanyol pasivo, blando, asustado ante la exhibición de ímpetu de los hombres de Ernesto Valverde. Los goles firmados por Dani Vivian e Iñaki Williams, que anotó dos, plasmaron el abismo que separó a los contendientes. Ni siquiera fue preciso generar una gran cantidad de oportunidades para establecer la elocuente ventaja. Al cuadro local le bastó con activarse con el pitido inicial, revolucionar el juego y desplegar una agitación con todas sus piezas en constante movimiento. Una especie de suplicio para los pericos, sin brújula, incapaces de poner freno a una avalancha que dejó el resto de la tarde desprovista de emoción y de gracia.
Pero había que seguir una hora más y pese al ejercicio de enmienda que Manolo González alentaría en la intimidad del vestuario durante el descanso, nada sustancial cambió. Trató el Espanyol de adecentar su imagen con una pizca de agresividad y atrevimiento para avanzar metros, pero su inocencia, sumada a la aplicación defensiva del anfitrión, redujo la réplica a un mero amago. Por si aún hubiese la más remota duda en torno al signo del encuentro, Berenguer colocó el cuarto tanto en la primera aproximación del segundo acto. En adelante, las pulsaciones del fútbol fueron menguando de manera irreversible, al igual que la calidad.
Prefirió el Athletic dedicarse a guardar la ropa, qué sentido tenía proseguir con el asalto al área catalana y derrochar fuerzas con el calendario que asoma en el horizonte. La fiesta se cerró con el gol de la honrilla, a cargo de Tejero en el añadido, en un golpe franco de perfecta ejecución, logro que en absoluto compensó lo deméritos acumulados previamente y que tampoco aguó la sensación de poderío que los de Valverde brindaron a la afición.
El detalle de salir al campo con cuatro delanteros, además de una declaración de intenciones, se reveló del todo acertado. Berenguer ocupó la demarcación habitual de Sancet, por detrás del ariete, y el equipo ganó en filo, se sintió cómodo en el plano ofensivo. También es cierto que la actitud de todos los alineados por Valverde estuvo orientada a morder y percutir sin pausa. Los laterales aprovecharon cualquier resquicio para desdoblarse, incluso Vivian se animó en alguna ocasión, la pareja de medios se encargó de agilizar las combinaciones con criterio y el cuarteto de ataque no dejó de ofrecerse, de intercambiar posiciones y de marcar la pauta de la presión colectiva, persiguiendo a sus pares con encomiable tesón.
La batidora rojiblanca hizo añicos la débil resistencia de un adversario que se supone, pues no llegó a comprobarse, viajó a Bilbao con la intención de no ceder balón ni espacio, al menos no de manera excesiva. La realidad es que para cuando quiso darse cuenta de dónde estaba y el torbellino a que estaba siendo sometido, ya tenía un gol en contra: Vivian cazó a la altura del punto de penalti y con la rodilla un córner botado por Nico Williams. Siguieron un par de acciones sin veneno y por un instante pareció que el Espanyol espabilaba. Quizás fuera porque imprimir un ritmo tan exagerado pide intercalar algún respiro.
Ese tramo un tanto anodino, apenas diez minutos, desembocó en un nuevo arreón. En cuestión de segundos, el Athletic sentenció. Buena parte de la culpa recayó en Berenguer, que reventado tuvo que solicitar el relevo en la recta final. El sustituto de Sancet filtró un par de servicios impecables para que Iñaki Williams fusilase sin compasión a Joan García, vendido por la falta de tensión de sus compañeros en las vigilancias. No es habitual presenciar semejante laxitud en un grupo en desventaja en el marcador. Lo cierto es que fueron dos goles de bella factura, un botín acorde a lo que sucedía sobre el verde.
Nico Williams, de quien nació el 2-0, no anduvo lejos de protagonizar la aportación individual de la tarde con una arrancada, caño incluido, que no acertó a culminar después de recorrer la mitad del terreno perseguido por tres rivales. De cara a la reanudación cabía prever que la juerga experimentaría un decaimiento. Valverde disponía de margen de sobra para repartir minutos, aunque optó por aguardar por si las moscas y porque, al fin y al cabo, era la vuelta a la competición tras quince días de paréntesis y los chicos agradecerían soltarse.
Quien no esperó fue su colega González: tres sustituciones de golpe y variación táctica. La iniciativa apenas cundió. Un par de balones alcanzaron el área del inédito Agirrezabala, poca cosa, la verdad, prácticamente nada y qué decir cuando Berenguer recogió la recompensa a sus prestaciones e inauguró su casillero de la actual temporada. De Marcos detectó su presencia en la frontal y el navarro recortó al defensa que le salió al paso tarde, y eso que en ese instante formaba un trío de centrales junto a Sergi López y Kumulla, para culminar con un zurdazo raso, a placer.
Por fin hubo movimiento en el banquillo local: descanso para Yuri y Galarreta rebasada la hora. Diez minutos más tarde, turno para Djaló y el estreno de Nico Serrano; los hermanos Williams, fuera. Llegó el primer tiro comprometido para Agirrezabala, de Jofre, que se marchó fuera y el Athletic fue dejando que los minutos se consumiesen, pisando casi siempre campo propio. Solo el debutante aportó unas dosis de pimienta en ataque, dos roscas que no hallaron destinatario y un chut alto.
El contraste con la avalancha de la primera mitad fue evidente y explica en última instancia que el Espanyol pudiese dejar su huella en un resultado que subraya con trazo grueso la superioridad ejercida por un Athletic que retoma la competición con muchas ganas de marcha.
ATHLETIC: Agirrezabala; De Marcos, Vivián, Nuñez, Yuri (Min. 62, Adama); Jauregizar, Galarreta (Min. 62, Prados); Iñaki Williams (Min. 73, Djaló), Berenguer (Min. 78, Unai Gómez), Nico Williams (Min. 73, Serrano); Guruzeta.
ESPANYOL: Joan García; Omar El Hilali, Kumbulla (Min. 73, Tejero), Sergi Gómez, Brian Oliván; Gragera (Min. 46, Cabrera); Jofre Carreras (Min. 62, Cardona), Kral, Pol Lozano, Carlos Romero (Min. 46, Pere Milla); y Veliz (Min. 46, Cheddira).
Goles: 1-0: Min. 6; Vivian. 2-0: Min. 28; Iñaki Williams. 3-0: Min. 30; Iñaki Williams. 4-0: Min. 55; Berenguer. 4-1: Min. 92; Tejero.
Árbitro: Busquets Ferrer (Comité Balear). Mostró tarjeta amarilla a los locales Yuri y Nuñez, y a los visitantes Pere Milla, Cabrera y El Hilali.
Incidencias: Partido de la décima jornada de LaLiga EA Sports disputado en San Mamés ante 46.713 espectadores. Los montañeros Martin Zabaleta y Pasang Temba, miembros de la primera expedición vasca que alcanzó la cima del Everest, realizaron el saque de honor.