RUBÍ: Rafa Leva; Aitor Torres, Ruiz, Oriol Tenorio, Pérez Picón (Min.63, Monso), Morell (Min. 82, Sergio Mulero); Adrià Recort, Masip, Pau Jimenez (Min. 82, Abde); Muñi (Min. 73, Cristian Mulero), Dani Muela (Min. 63, Rodríguez).
ATHLETIC: Agirrezabala; Beñat Prados, Peru Nolaskoain, Eguiluz (Min. 72, Vivian) , Iñigo Lekue; Unai Gómez (Min. 68, Ruiz de Galarreta), Iker Muniain, Mikel Vesga (Min. 68, Dani García); Adu Ares, Raúl García, Álex Berenguer.
Goles: 0-1: Min. 50; Adu Ares. 0-2: Min. 57; Adu Ares. 1-2: Min. 86; Marc Rodríguez.
Árbitro: César Soto Grado mostró tarjeta amarilla a Perez Picón, Oscar Morell, Sergi Monsó y Sergio Mulero para el UE Rubí.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera ronda eliminatoria de la Copa del Rey disputado en el Municipal Can Rosés.
Suele pasar y pasó. La cita era ideal para lucirse, pero asimismo para complicarse la existencia. Depende básicamente de la actitud del poderoso, en este caso un Athletic que ofreció un rendimiento flojo en líneas generales. Tanto que a pesar de que lo tuvo hecho, con dos goles de Adu Ares en el comienzo de la segunda parte, permitió que el Rubí se le subiese a la chepa, inaugurase su cuenta cerca del noventa y flirtease con la campanada en los minutos finales. Así se estrenó en la Copa el Athletic, sin recursos para imponer su ley como la ocasión reclamaba, lo que le expuso a padecer un disgusto.
En un partido donde las excusas están terminantemente prohibidas, de entrada, el contenido de la pizarra compite y hasta supera en interés a lo que se cuece sobre el verde. Luego, como se ha apuntado, no fue precisamente así. Mandó el fútbol. Estaba cantado que Valverde aprovecharía para distribuir minutos entre los menos habituales, que Agirrezabala sería el portero, por ejemplo. Quizá más sorprendente fue el doble debut en el centro de la zaga, Egiluz y Nolaskoain, y la elección del ariete, no tanto por la identidad del titular, Raúl García, si no por la suplencia de Villalibre, primera alternativa a Guruzeta en liga.
Entró intimidador el Athletic, con un doble remate, en golpe franco de Berenguer y a bocajarro de cabeza de Raúl García, para el lucimiento de Leva. Pareció que el primer intento traspasó la línea, pero la ausencia del VAR impidió aclararlo. Siguieron un par de violentos chuts de Adu Ares, en medio de los cuales el Rubí logró estirarse y visitar a Agirrezabala. Fueron minutos de cierto despiste, algo pasajero que pronto derivó en un monólogo un tanto espeso.
El repliegue local dificultaba las combinaciones, solo Adu Ares se iba de los defensas, de modo que a expensas de que saltase un chispazo iba cobrando importancia comprobar hasta dónde le daba el físico al conjunto catalán. Sobre todo, visto que el Athletic era incapaz desequilibrar una estructura que aunaba orden y contundencia. El Rubí no solo aguantó con suficiencia en el primer acto, hasta espoleó a la grada con varias aproximaciones, un córner incluido, en los instantes previos al descanso.
El semblante de Valverde no disimulaba su decepción ante la impotencia de los suyos y la holgura con que se desempeñó un oponente a años luz en cuanto a potencial. La razonable inquietud que genera un empate a cero se agravaba ante la constatación de que el equipo había desperdiciado la mitad del tiempo disponible. Esa imposibilidad de plasmar la diferencia de jerarquía alimentaba además una expectativa que de antemano ni se barajaba, la remota probabilidad de que el Rubí hallase un golpe de suerte en cualquier momento.
En fin, que Valverde parecía abocado a agitar la formación mucho antes de lo que le hubiese gustado. El once experimental no cuajó, pero prefirió concederle un margen extra de confianza y, pese al gris tono del juego, por fin se movió el marcador. Adu Ares empalmó dentro del área una cesión atrás de Raúl García. El Athletic se sintió liberado. En adelante, la pelota corrió con mayor velocidad, exprimiendo los espacios y no tardó en repetir suerte Adu Ares, esta vez de cabeza a servicio templado por Berenguer.
Cumplido el expediente, se asistió a un susto gordo, Muñi se coló hasta la cocina, salvó la salida de Agirrezabala y Nolaskoain llegó a tiempo para desviar el remate a córner. El anfitrión acusaba ya el desgaste que requiere sujetar a un equipo que había amasado un porcentaje de posesión exagerado. Pero con la ventaja en el bolsillo, se observó cierto relajo entre los rojiblancos. Dieron por hecho que el asunto estaba liquidado y renunciaron a forzar la máquina en ataque, en la esperanza de que el cronómetro corriese rapidito. Por si acaso, ingresaron Dani García y Galarreta, un dúo para templar gaitas, dar consistencia y criterio. Y poco después, Vivian.
También enfrente refrescaron filas y tiraron de orgullo para buscar siquiera un premio parcial. Llegó con el encuentro aproximándose al final. Con el Athletic muy metido en su área, un centro mal defendido por Nolaskoain, lo colocó de cabeza Rodríguez fuera del alcance del portero. Ni que decir tiene que el Rubí se dispuso entonces a ir con todo a por el milagro. Ya tenía mucho mérito el 1-2, un marcador que señalaba sin ambages con el dedo acusador al cuadro de Valverde, que aún vivió un par de situaciones agobiantes.
En el tiempo añadido, un centro muy cerrado de Berenguer al que Villalibre no llegó por centímetros puso la réplica, aunque no bajó los humos de los catalanes, que terminaron agigantados. A raíz de un nuevo envío a la olla, tras una prolongación, Rodríguez cazó un remate en postura forzada al borde del área chica. Menos mal que Vivian se cruzó y el balón que se dirigía a portería salió por la línea de fondo. Córner y allí se fue Leva para forzar la prórroga. El Athletic sufrió de lo lindo en el tramo decisivo y la verdad es que a nadie puede cargarle la muerto por ello. No es de recibo resolver por la mínima y hundido en área propia una ronda a partido único frente a un enemigo que milita en una categoría seis escalones por debajo.