De todos los puestos del equipo, si hay que escoger cuál está mejor cubierto hay que mirar a la portería. A todas las demarcaciones optan distintos hombres, dos al menos cuando no son más, y puede ocurrir que a la hora de valorar sus capacidades se establezca un debate razonable para decidir quién reúne las condiciones que le acreditan como el más adecuado. Esta reflexión sería extensible a la posición del portero. Sin embargo, en el resto acaso no pueda decirse que haya dos candidatos que ofrezcan garantías auténticas y que atesoren una proyección de futuro tan amplia.
Unai Simón y Julen Agirrezabala, 25 y 22 años, protagonizan la clásica competencia que plantea un puesto único, pero desde la excelencia. Una circunstancia poco habitual y que, sobre el papel, cuestionaría la norma no escrita pero muy común de que hay uno que es el titular y otro que permanece en un segundo plano, el suplente. De momento, esta jerarquía está vigente en el Athletic, aunque en el transcurso de la última temporada se ha asistido a momentos que alteraban o sugerían la posibilidad de modificación de dicho orden.
Simón, internacional absoluto, fue el designado por Ernesto Valverde para cubrir la liga, mientras que la Copa quedaba para Agirrezabala. Una fórmula aplicada en muchos clubes. Finalizado el curso, hay motivos para pensar que el reparto de funciones no es lo rígido que pudiera imaginarse el pasado verano. Los datos señalan que Simón mantiene su supremacía, pero no con absoluta nitidez, no con la que se plasmó un año antes.
No en vano, Simón ha dispuesto esta temporada de cinco partidos menos, una resta de casi medio millar de minutos, que han engrosado la estadística de Agirrezabala. El resultado de ello significa que el suplente ha estado defendiendo el marco rojiblanco prácticamente la mitad del tiempo que el titular. Es verdad que ha mediado alguna lesión del de Murgia, pero el guipuzcoano ha relegado a su compañero en alguna jornada de liga por criterios técnicos. Detalle que despierta la especulación de cara al futuro.