Horario de partido grande; una Catedral llena casi hasta la bandera, con un colorido más propio del verano que del invierno que agoniza; y un rival de muchos quilates, nada más y nada menos que el Barça, el líder de la liga. En definitiva, demasiados ingredientes juntos en un mismo escenario para la celebración de un nuevo clásico del campeonato que tuvo mucho de clásico. Para empezar, por la alineación por la que apostó Ernesto Valverde, con Óscar de Marcos y Mikel Balenziaga en los carriles defensivos o Raúl García en la media punta; así como la presencia en el once rival de Sergio Busquets, que disputó su partido número 39 frente al Athletic. Y para acabar, porque también hubo polémica, casualmente en medio del caso Negreira, que ha vivido una última semana muy intensa, plagada de novedades.

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El Athletic - Barcelona, en imágenes Pablo Viñas

Por abordar esta última circunstancia, es incuestionable que en la disputa del balón previa al tanto anulado a Iñaki Williams Iker Muniain golpea el balón con la mano; no hay ninguna duda al respecto. ¿Pero acaso hubo intencionalidad? No lo parece. Y siendo así, atendiendo al cambio en la reglamentación de las manos, que se revisó en el verano de 2021 después de una temporada 2020-21 en la que se señalizaron un sinfín de manos de distintas características, casi siempre sin un patrón lógico, el gol debió haber subido al marcador. Carlos Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros, explicó que “las manos accidentales solo serán sancionables si se produce un gol inmediato por parte del jugador que había cometido la infracción de mano”. Una cuestión que obviamente no sucedió, pues intervinieron hasta tres jugadores distintos del Athletic antes de que el balón acabara en el fondo de la red.

Dando por buena la interpretación del colegiado, que este entendiera que Muniain golpea el balón de manera voluntaria, ¿por qué Gil Manzano no señalizó juego peligroso de Frenkie de Jong por levantar la pierna hasta el hombro del capitán rojiblanco? El VAR le llamó para que revisara la jugada, que puede entrar dentro de toda lógica, pero esa misma decisión de acudir a la pantalla agrava aún más lo señalizado a posteriori al no ver la clarísima falta del neerlandés, en la que no cabe interpretación alguna, como sí ocurre en la mano de Muniain.

Y yendo aún más allá, ¿por qué señaló falta del mayor de los Williams sobre Jules Koundé en la primera mitad en una disputa como otras tantas y que de no haber pitado habría permitido al delantero plantarse en el mano a mano ante Ter Stegen?

Preguntas sin respuesta para las decisiones de un colegiado al que desde la caseta ya le tienen cogida la matrícula y que asumen que, con sus decisiones, no siempre en cuestiones grandilocuentes y sí casi siempre en cosas de no demasiada relevancia, termina por desquiciar al personal.

Dejando a un lado la cuestión arbitral, el Athletic ofreció una versión muy seria, yendo incluso un paso más allá de su actuación del pasado domingo frente al Rayo Vallecano, pero fue incapaz de sumar un solo punto.

Los resultados obtenidos en la jornada por el resto de sus competidores por los puestos europeos le mantienen a la misma distancia del sexto clasificado, a cinco puntos del Villarreal, pero resta una jornada menos por disputarse y la dinámica no parece la mejor. Son ya cuatro partidos sin ganar en liga, con un solo punto sumado, y desde la reanudación del campeonato tras el Mundial, el Athletic únicamente ha sumado nueve puntos sobre 33 posibles. Toca sumar de tres en tres cuanto antes.

La cifra

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El Athletic únicamente ha sumado nueve puntos en liga sobre 33 posibles desde que se retomó la competición de la regularidad tras la disputa del Mundial de Catar. Desde entonces, los rojiblancos han ganado dos partidos, frente al Cádiz y el Valencia, han empatado tres y han perdido seis.