Ser uno de los jugadores menos utilizados de la plantilla no es un obstáculo para que el donostiarra extraiga conclusiones positivas de su primera campaña en el Athletic. Estima que sus prestaciones han experimentado un avance en todos estos meses de trabajo en Lezama. Su rendimiento ante el Villarreal sería reflejo de ello, aunque la verdad es que tampoco resulta sencillo contrastarlo dada su escasa participación. Cuando el pasado verano decidió cambiar de aires, tenía asumido que necesitaría un tiempo de adaptación a la categoría. Ahora dice que espera disponer de oportunidades suficientes en el futuro y sostiene que siempre ha confiado en las cualidades que atesora, entre ellas la polivalencia y el manejo de balón.

La pasada jornada jugó bastantes minutos ante el Villarreal y, a tenor de la valoración de la prensa, parece que causó una buena sensación. Su actuación incluso se trató casi como un descubrimiento.

—Sí, fue un poco como dices. Coincidió que tuve más minutos que en partidos anteriores y eso sin duda me dio más margen para hacer cosas. Me sentí a gusto en el campo. Entré cuando el partido estaba algo atascado y pienso que luego al equipo le fue mejor.

Se incorporó en el lugar de Vesga, que sufrió una lesión, y se le vio cómodo, sereno, participativo.

—Es verdad que me sentí cómodo. Casi todas las veces en que he entrado antes lo hice en partidos que estaban ya muy avanzados y en poco tiempo cuesta más adaptarte al juego. Esta vez pude aprovechar los minutos que tuve y se me pudo ver más suelto, por lo que acabé satisfecho.

Y esta vivencia ha tenido lugar en abril, a poco más de un mes de la finalización de la temporada.

—Sí, no ha sido tan pronto como me hubiese gustado, pero soy consciente de que vengo de otra categoría y tengo que hacerme. Estoy convencido de que a la larga el buen trabajo termina por reflejarse en la competición. Es verdad que estamos ya en abril, pero este tipo de situaciones a veces no llega nunca. A ver si en adelante tengo más oportunidades.

Considera por tanto que merecería jugar con mayor frecuencia.

—Hay que tener en cuenta que en la plantilla existe una gran competencia, tanto en la posición de lateral como en el centro del campo, y todos queremos jugar. Que este partido contra el Villarreal ha llegado tarde, pues sí, pero creo que había hecho méritos para jugar. Como he dicho antes, es difícil jugar mucho en Primera viniendo de Segunda B. La clave es saber aprovechar las ocasiones y tener ganas de jugar más.

Fue fichado para actuar de lateral, aunque también se desenvuelve en la demarcación de centrocampista.

—Cuando vine al Athletic dije que era un jugador polivalente, lo cual en teoría te abre las puertas para jugar con mayor asiduidad. Y llevó muchos meses trabajando en los entrenamientos en el medio del campo, prácticamente desde mitad de temporada. Es posible que si no tuviese esa capacidad, aún hubiera jugado menos minutos. Cada uno tiene unas cualidades y la de moverse por distintas zonas del campo es una de las mías.

Bueno, ya en los amistosos de pretemporada pudo apreciarse que también posee un buen manejo, que la posesión no le quema y que suele imprimir velocidad al juego.

—Soy un futbolista de ese corte. No soy explosivo, ni regateador, pero pienso que leo fácil el fútbol, enseguida, antes de recibir, sé dónde voy a dirigir el balón. Pensar rápido para jugar rápido es siempre un recurso para darle ventaja al compañero con el que vas a conectar.

Hablamos de algo innato, que se tiene o no se tiene.

—Tuve una experiencia positiva cuando me dirigía Xabi Alonso. Él vio en mí esas características y trabajé mucho la forma de perfilarme, de hacer los controles y el golpeo. Cuando era pequeño me fijaba en cómo jugaba, diría que era un espejo en el que mirarme y estar a su lado me ayudó. Cuando fiché por el Athletic traía esa dinámica de juego.

Su perfil es pues más creativo que de contención, digamos, pero si le ponen de lateral...

—Lo primero que Marcelino le pide al lateral es que defienda bien. Pero aparte de esto, pienso que en el fútbol actual los laterales tienen más peso en el juego que antes. Antes era concentrarse en el marcaje y subir poco, mientras que ahora un lateral se pasa el partido subiendo y bajando. Claro que tienes que defender, pero también hacer daño cuando vas para arriba.

Y esto último es lo que se le da bien.

—He jugado de medio centro, de lateral y algunas veces también de central. Me sale fácil lo de subir y llegar a zonas donde se pueden intentar pases más comprometidos.

Bueno, va a cumplir un año en el Athletic. ¿Cuál es su balance?

—En el plano personal está siendo un año muy interesante para saber qué nivel tengo. Quitando la lesión que me pilló al el inicio de liga, no he tenido más problemas físicos para decir, he podido entrenar a tope, aprender muchísimo e ir viendo lo que puedo dar de sí. No sé qué pasará el año que viene, pero quiero ser mejor futbolista y jugar más partidos, por supuesto.

Su contratación fue una decisión del Athletic que generó cierta perplejidad entre los aficionados, sería en parte por no ser usted alguien conocido. No era el delantero que se capta porque ha marcado 25 goles en categorías inferiores.

—Ya, la gente se preguntaría que a ver quién era yo, si no había en el filial ninguno que pudiese jugar en el lateral. Mira, la gente es libre de pensar lo que considere oportuno. Yo sabía quién era y el año que había hecho en la Real. El Athletic me ofreció un contrato hasta 2024 y una vez aceptado podían ocurrir dos cosas: que me quedase en el primer equipo o que saliese cedido a uno de Segunda. Vine convencido de que me quedaría. Había tres laterales derechos más en la plantilla y lo más fácil hubiese sido que en la pretemporada yo fuese el descartado, pero el míster quiso que siguiese aquí y era lo que yo buscaba.

De algún modo usted también asumía un riesgo.

—Creo que a lo largo de estos meses he tenido una progresión y es con lo que me quedo. Al Athletic le tengo que agradecer que me diese la opción de ser jugador de Primera. Terminaba contrato con la Real, pero allí tenía abierta la posibilidad de seguir en la plantilla del filial, que había ascendido. Cuando me llamó el Athletic no tuve ninguna duda. Sabía que no sería fácil amoldarme a la máxima categoría y que lo tendría que hacer rápido. Pese a que me hubiese gustado jugar más, creo que lo he conseguido.

Tampoco es un crío, digo por lo que comentaba de hacerse rápido a Primera.

—Llegué con 24 y ahora tengo 25. Este año ya no entraba como sub'23, una condición que te permite alternar el filial y el primer equipo. Con todo esto, no tuve que pensarme dos veces la propuesta del Athletic. Venía a un club grande y estoy cerca de la familia. Estoy feliz aquí.

A pesar de contar muy poco para el entrenador.

—Sí, a pesar de eso. Mi única preocupación es estar a tope hasta que acabe el calendario.

Después de lo que enseñó en el último encuentro, confiará en aparecer más. ¿Cómo se tomaría volver a desaparecer de escena?

—No quiero pensar en eso. Si piensas en negativo, mal asunto. Me he dado cuenta de lo importante que es tener la cabeza fresca, sana, de pensar en la parte positiva de las cosas. Lógicamente, quiero jugar y he demostrado que estoy para jugar, y pienso que el míster lo sabe. No quiero ni imaginar que en adelante no vaya a tener más participación que hasta ahora.

Siete jornadas. ¿Cómo de cerca o de lejos ve Europa?

—Creo que el sexto puesto está ahí. Lo fundamental es que el equipo compite. Siendo así, por qué no va a poder pelear por recortar la distancia.

A eso se le llama clavo ardiendo.

—Pues hay que agarrarlo. Sé que es muy complicado, pero también posible. Llegamos bien a este tramo final.

Recortar nueve puntos con 21 por disputarse sería un logro fuera de serie.

—Repito que estamos bien y la Real está ganando por la mínima, en los minutos finales. La Real está teniendo la suerte que nosotros no tenemos, aunque dominamos los partidos, hacemos muchas ocasiones y nos llegan muy poco. Cuando la Real vino a San Mamés le metimos cuatro. El campeonato está muy igualado, quitando al Real Madrid, vemos que cualquiera gana o pierde con cualquiera. Hay que pelear. Lo primero es sumar tres puntos contra el Celta este domingo y a ver qué hacen los demás.

Hace hincapié en las grandes virtudes que posee el equipo, pero qué valoración hace de la ingente cantidad de empates que acumula. Porque esta tendencia no será fruto de la casualidad.

—Es verdad que son muchos partidos empatados. Quizá no hemos sabido explotar todas las oportunidades que hemos tenido, pero no queda otra que ser constante, insistir. Europa está ahí y ya veremos si tras la final de Copa el séptimo puesto vale o no. Hay que ser optimista.

El optimismo no está de más, pero después de cuatro campañas sin alcanzar la meta comprenderá que las expectativas se resientan.

—Puede ser normal, pero vemos que controlamos los partidos, que generamos y por el hecho de que el premio no llegue no vamos a tirar la toalla. Desde luego, por nuestra parte no va a quedar.

Acaba de anunciarse la renovación de Óscar de Marcos, con quien rivaliza por una demarcación.

—Me alegro por él. Es un referente en el vestuario, además está jugando, las lesiones le están respetando y si él se ve capaz de jugar y de dar la talla un año más, me parece estupendo.

Recientemente también renovó Balenziaga.

—Dentro valoramos mucho la estabilidad que aportan este tipo de personas. Tienen los pies en el suelo, conocen la caseta, el club, la categoría, llevan muchos partidos en las piernas y todo esto es muy importante en un equipo, si cabe más aún en el Athletic.

"No soy explosivo, ni regateador, pero leo fácil el fútbol, enseguida, antes de recibir, sé dónde voy a dirigir el balón"

"El partido con el Villarreal llega tarde, creo que había hecho méritos para jugar, pero es difícil viniendo de Segunda B"

"En el vestuario valoramos mucho la estabilidad que aportan este tipo de personas, como De Marcos o Mikel Balenziaga"