La primera plantilla del Athletic ha regresado esta tarde al trabajo en las instalaciones de Lezama después de disfrutar de descanso durante el fin de semana gracias al parón competitivo de LaLiga Santander, lo que ha permitido al colectivo de Marcelino coger un poco de aire fresco de cara al tramo final del curso, donde apura sus opciones de atrapar una plaza europea durante las nueve jornadas que restan, con 27 puntos en juego.

Es esta la mirada a corto plazo, la que acapara la atención en el vestuario rojiblanco y también en Ibaigane, aunque en la jefatura de la entidad emergen otros asuntos que van más allá de la competición inmediata. Se conoce que la Junta Directiva que preside Aitor Elizegi tiene los días contados, ya que su mandato expirará antes de que finalice el próximo mes de junio, aunque antes debe resolver dos temas institucionales de calado en sendas asambleas de carácter extraordinario, como son el proyecto de la Grada de Animación, sometida a debate el cercano 7 de abril, y el de Reforma de los Estatutos del club, cuyo plebiscito no tiene fecha aún. Se trata de dos propósitos que, en caso de aprobarse, marcarían a la Junta Directiva entrante, que debería gestionar esta herencia, la cual también se extendería al futuro del actual plantel del primer equipo.

La Junta y la dirección deportiva que encabeza Rafa Alkorta tienen sobre la mesa el devenir de ciertos futbolistas. Hace escasas fechas emprendieron la renovación de Dani García, que firmó por dos años más, y de Mikel Balenziaga, no sin generar esta última dosis de cierta polémica en el entorno athleticzale; está pendiente la de Óscar de Marcos (“Lo más honesto es tomar la decisión sobre mi futuro a final de curso”, declaró el jugador en entrevista concedida a este diario el pasado día 11); la de Ander Capa, inédito este curso y que dejará el Athletic en verano salvo un cambio radical de su situación; y falta por conocer si Raúl García ha alcanzado las variables por las cuales ampliaría su contrato por una temporada más.

Son los casos más cercanos en el tiempo, pero no por ello merecen la misma atención la casi decena de futbolistas cuya relación con el club bilbaino finaliza el 30 de junio de 2023, por lo que serán los dirigentes que tomen el testigo de Elizegi los que deben resolver el porvenir de estos jugadores, siempre que no se produzcan pronto novedades en alguna cuestión particular.

Iñigo Martínez, Iñigo Lekue, Asier Villalibre, Oier Zarraga, Jokin Ezkieta, el mismo Balenziaga y los cedidos Iñigo Córdoba, Iñigo Vicente y Jon Morcillo son los rojiblancos cuyos contratos vencen en quince meses, periodo en el que se tiene que aclarar su situación. Son nueve casos diferentes, cada uno con sus respectivas particulares y prioridades.

El futuro de Iñigo Martínez, uno de los activos más valiosos de la plantilla, es el que más inquietud genera entre la masa social del Athletic. Se trata de un futbolista que desde su llegada en el mercado invernal de 2018 ha ofrecido un altísimo nivel de juego, nadie cuestiona su rol e incluso vive una segunda juventud esta misma campaña, pese a que se ha perdido los dos últimos partidos ante el Betis y Getafe por una lesión muscular, aunque intentará llegar para el duelo del domingo en San Mamés frente al Elche.

El de Ondarroa, como se conoce, es el fichaje más caro en la historia de la entidad bilbaina, que, con Josu Urrutia en la presidencia, desembolsó 32 millones de euros a la Real Sociedad para cubrir la marcha de Aymeric Laporte al Manchester City. No se han desvelado movimientos en torno a una posible negociación con el defensa para cerrar su renovación, aunque sí es cierto que se han dado algunos contactos al respecto. Se trata de un futbolista con una ficha alta, que en junio de 2023 tendrá 32 años de edad, pero que aporta un evidente plus competitivo muy importante para el Athletic, consciente de que otros clubes se mantienen atentos a lo que pueda suceder sobre el futuro del vizcaino.

Jóvenes a la espera

El de Ondarroa acapara su punto de incertidumbre, pero sin olvidar los casos similares de sus compañeros. Iñigo Lekue, que renovó con la anterior Junta, ha dado este ejercicio un paso adelante cuando sus sensaciones el pasado verano apuntaban a salir de Lezama. Así se lo dijo al propio Marcelino, pero el fútbol es imprevisible y las lesiones de otros jugadores que ejercen en el lateral derecho le dieron una oportunidad al inicio de liga que no desaprovechó, sobre todo en la primera vuelta, en que fue un asiduo para el entrenador. Con el paso de los partidos ha perdido presencia y, además, está lesionado

Su futuro parece que se decidirá con los nuevos rectores de Ibaigane. Como también será así en los casos de los cedidos Jon Morcillo, Iñigo Córdoba e Iñigo Vicente, que viven momentos dispares. No son buenos tiempos para el primero, suplente en el Valladolid, aunque sí están cumpliendo el bilbaino y el derioztarra en el Go Ahead Eagles neerlandés y en el Mirandés, respectivamente, por lo que en su regreso en verano deberá tomarse alguna resolución sobre los mismos.

Oier Zarraga y Asier Villalibre son los otros dos canteranos a los que les restan quince meses de vigencia de sus contratos. La dirección deportiva maneja ambos casos, que llaman la atención cuando el centrocampista tiene esta campaña un notable recorrido que no es el mismo en la situación del delantero, al que le está penalizando las lesiones y su escaso protagonismo.

El primero acabaría su relación con el Athletic con 24 años de edad y el segundo, con 25, por lo que lo correcto en este tipo de realidades pide una revisión de sus acuerdos a no largo plazo, ya sea con la actual dirección deportiva o con la que la suceda en verano.