No fueron muchos los que confiaron en la operación remontada de un equipo que, una vez perdida la seña de identidad que le condujo hasta el éxito bajo la batuta de Bordalás, asomaba a cinco puntos de la permanencia sin visos de poder recuperar el terreno perdido. Apenas se vislumbraban motivos para la esperanza en torno a un club que, sin embargo, aceptó de lleno en su apuesta por lo conocido. La vuelta de Sánchez Flores, a quien le une una gran amistad con el presidente Ángel Torres tras los dos pasos previos del técnico por el Coliseum, fue una especie de vuelta al pasado, a la casilla de salida, al tratarse del entrenador con el que los madrileños debutaron en la máxima categoría en la campaña 2004-05. Hizo lo propio entonces el exjugador del Pegaso, Valencia, Real Madrid y Zaragoza, club en el que colgó las botas en 1997 para ejercer años después como técnico en las categorías inferiores del club blanco, de donde dio el salto al Getafe para estrenarse por todo lo alto en los banquillos a nivel profesional.

En su primera temporada en la élite, en la que consiguió ganar al Real Madrid en casa y al Athletic en San Mamés, Sánchez Flores dejó al cuadro azulón en una plácida y meritoria decimotercera posición que le sirvió para captar la atención del Valencia, que lo reclutó para el curso siguiente (2005-06). Con experiencias posteriores en los banquillos de Benfica, Atlético, Al Ahli y Al-Ain de los Emiratos Árabes Unidos, el madrileño tuvo un retorno fugaz en 2015 al Getafe, donde solo permaneció durante siete jornadas antes de presentar su dimisión por las ventas invernales y la falta de refuerzos. Aquel episodio, sin embargo, no ha evitado que, seis años después y con nuevas experiencias al frente del Watford, Espanyol y Shanghai Shenhua, su camino y el del club madrileño volvieran a unirse en una tercera etapa que va camino de dar nuevos frutos al Getafe.

Les costó arrancar tras su llegada a los azulones, que solo sumaron tres de los doce primeros nueve puntos a los aspiró Sánchez Flores, pero a partir de ahí llegaron las victorias hasta el punto de cosechar seis triunfos en doce jornadas con una sobria puesta en escena basada en la fiabilidad defensiva. Muestra de ello fue el empate sin goles registrado en la visita del Athletic al Coliseum el pasado 6 de diciembre.

El ritmo de crucero marcado entre octubre y febrero, no obstante, ha sido imposible de mantener para un equipo que enlaza ahora cinco partidos sin ganar con tres empates y dos derrotas de por medio. El último encuentro ante el Valencia como local, finalizado con otro empate sin goles, sacó a relucir aun así la versión más sólida de un Getafe que se ha conjurado de puertas hacia dentro para recuperar el tono mostrado con anterioridad con Sánchez Flores, un técnico que suma cinco victorias, otros cinco empates y cuatro derrotas en sus catorce enfrentamientos con el Athletic como técnico y que asoma como el último reanimador azulón.

Buen rendimiento. El Getafe ha sido uno de los equipos de LaLiga que más y mejor se ha movido en el reciente mercado invernal, ventana de fichajes que aprovechó para completar la plantilla con refuerzos a los que no ha tardado en dar vuelo Quique Sánchez Flores. En total fueron cinco las incorporaciones acometidas por el club azulón, que firmó al joven central uruguayo Gastón Álvarez, al mediocentro turco Okay Yukuslu, a los mediapuntas Óscar Rodríguez y Gonzalo Villar y al delantero Borja Mayoral. El ariete madrileño, que se disputa esta noche la titularidad con Sandro Ramírez como acompañante de Enes Ünal, es el que mayor impacto está teniendo al haber sido titular ya en cuatro partidos de liga y sumar tres goles tras marcar ante Granada, Atlético y Cádiz.

Sánchez Flores cumple su tercera etapa al frente del Getafe, equipo con el que debutó como técnico en Primera en 2004

El madrileño suma cinco victorias, cinco empates y cuatro derrotas en los catorce partidos dirigidos ante el Athletic