Vuelve el Athletic a jugar al mediodía, cuando la gente come o se está preparando para ello, de lo que se deduce que no es el horario idóneo para el espectador. No lo hacía desde la etapa de Gaizka Garitano, cuando se convirtió en habitual, con Marcelino casi siempre ha competido con luz artificial. Al margen del detalle, la visita a Balaídos aparece marcada por el resultado del miércoles. La derrota es excepcional con el técnico asturiano, son solo tres en dieciséis partidos, por lo que en esta oportunidad afronta el indeseable escenario que implica enlazar dos tras sufrir la remontada del líder. Si el desenlace del Wanda Metropolitano escoció a Marcelino por el modo en que se gestó y pese a la entidad del oponente, cabe imaginar cómo recibiría un nuevo tropiezo frente a un rival de un perfil muy distinto y de potencial bastante inferior.

En Celta ha atravesado por fases de signo dispar en los cuatro meses que Eduardo Coudet lleva en el cargo y a día de hoy se halla emparejado en la tabla con el Athletic. Una realidad que avala la labor del argentino, pues el suyo fue un fichaje de urgencia. Lideró una reacción fulminante para huir del descenso que no ha sido capaz de sostener con el paso de las jornadas. Es complicado aspirar a la regularidad cuando se apuesta tan fuerte por una propuesta muy osada, pero en líneas generales le ha salido rentable. El conjunto gallego no se distingue por su fiabilidad sin balón y deposita el protagonismo en los jugadores creativos, de ataque. Coudet acostumbra a alinear juntos hasta cinco de ese perfil, mucha gente predispuesta a asociarse con Aspas, quien con su arte marca diferencias.

Viene el Celta de ofrecer un ejemplo extremo de su identidad, reflejado en el 3-4 que obtuvo en el campo del Huesca. No cabe imaginar algo siquiera parecido ante el Athletic, que ha viajado con el reto de impedir que Aspas y compañía se explayen. La prioridad ha de ser establecer un tipo de partido más cerrado, en el sentido de que sea la iniciativa propia el principal argumento. Gobernar el choque y rebajar al máximo la producción viguesa son las consignas. El plan no incluye novedades: será idéntico al que inspiró el fallido asalto al Metropolitano y si lo ejecuta con acierto multiplicará las probabilidades de éxito.

varios cambios

La idea está clara, pues es la única que maneja Marcelino; las incógnitas se concentran en la elección de los futbolistas. Están anunciados cambios, en plural y en número indeterminado. Unas molestias musculares han dejado en Bilbao a Ander Capa, que apuntaba a ser el lateral derecho, e Iñigo Martínez sigue sancionado, será la cuarta y última jornada de castigo. El baremo para efectuar los cambios es el estado físico, pues no se olvide que, al contrario que el Athletic, el Celta ha tenido la semana limpia. También es cierto que salvo los centrales, la totalidad de los jugadores ha podido modular esfuerzos entre el domingo y el miércoles, ante Granada y Atlético de Madrid.

La formación que comparezca en Balaídos será una mezcla de los dos bloques utilizados en los choques mencionados, aunque con una base más parecida a la de la cita reciente. Podría haber sitio para Lekue y Balenziaga en los laterales y arriba para Villalibre. Tampoco es descartable uno o dos relevos en el círculo central, donde desde hace semanas se alternan con asiduidad los cuatro medios. Raúl García y Berenguer, que es de los que más está interviniendo, son candidatos a empezar en el banquillo. También se debe considerar que a la vuelta de Vigo habrá seis días para recuperarse y preparar el derbi con el Eibar, pero lo que cuenta es el gasto acumulado, según explicó ayer el técnico.

Una alineación que contempla diversas variantes y sin embargo conserva la fisonomía del equipo tipo sería la siguiente: Simón; Lekue, Nuñez, Yeray, Balenziaga; De Marcos, Unai López, Dani García, Muniain; Williams, Villalibre. La baza que concede el capítulo de las cinco sustituciones favorece que, en el supuesto de que la dinámica del partido lo requiera, Marcelino tenga a mano recursos que en otro contexto activaría desde el minuto cero.