Gaizka Garitano salvó en Mestalla el tercer match-ball match-ball de la temporada, después de superar los dos primeros ante el Sevilla y el Betis. El empate en Valencia le da un poco de respiro al derioztarra, que asume que su futuro depende de encadenar buenos resultados, una vez que el fútbol de su equipo da bandazos, con más sombras que luces consumados sus primeros doce partidos. El Athletic, lo que aporta un margen a Garitano, que volverá a examinarse el martes ante el rival que peor se le ha dado hasta la fecha como entrenador en la élite. No en vano, el Real Madrid se le atraganta al derioztarra, ya que no ha sido capaz de superarle en sus seis compromisos ante el cuadro merengue como entrenador, ni en su época en el Eibar, ni con el Deportivo, ni con el Athletic. Su saldo ante el equipo blanco se resume en cinco derrotas y un solo empate, el que paradójicamente arrancó el pasado curso en el Santiago Bernabéu (0-0), en un encuentro en el que le funcionó su apuesta por una defensa de cinco, con tres centrales.

Ese pequeño éxito es el único del que puede presumir de su historial frente al Real Madrid, que ha batido en catorce ocasiones a los equipos de Garitano, que, en cambio, solo atesora dos tantos a favor, los que firmó el Deportivo en su visita al Bernabéu (3-2) en la campaña 2016-17. Con el Eibar sufrió dos sonadas derrotas (0-4 en Ipurua y 3-0 en Madrid), mientras que al frente del Athletic ha encajado dos derrotas y el mencionado empate, con el agravante de que el conjunto rojiblanco no ha sido capaz de ver puerta en estos tres enfrentamientos ante el equipo de Zinedine Zidane, una sequía que confía en romper el martes.

La continuidad de Garitano se da por segura independientemente de lo que suceda en Valdebebas, salvo que se produzca una debacle a modo de goleada que podría variar la opinión de la Junta Directiva que preside Aitor Elizegi, que marca en rojo el partido del próximo viernes en San Mamés frente al Huesca, equipo ante el que debutó en Copa como técnico rojiblanco.