Suele aparecer el gusanillo en el estómago propio de las incertidumbres que genera una nueva experiencia. Ayer fueron miles los niños vascos víctimas de ese pequeño desajuste emocional con el inicio del curso escolar, independientemente de que este sea extraordinario a causa de la pandemia del covid-19, y ayer tarde también el Athletic puso en marcha el reloj que indica el arranque de la liga, que tendrá lugar el viernes en el estadio de Los Cármenes, un feudo de sentimientos bipolares para los leones. El estreno liguero asoma la vuelta de la esquina y el colectivo de Gaizka Garitano emprende unos días intensos con la mente enfocada exclusivamente a ese compromiso en Granada, donde su objetivo es sumar los primeros tres puntos ante un equipo que competirá en la Europa League, para envidia por estos lares. La pretemporada, atípica y más corta de lo habitual, ha transcurrido prácticamente en un abrir y un cerrar de ojos, ya que los únicos cuatro amistosos que ha recorrido el Athletic se han concentrado en una única semana y en los que las conclusiones que se pueden sacar son reducidas, sobre todo porque el técnico no ha podido disponer de un importante número de futbolistas durante muchos días de esta fase de preparación.

El primer once que pondrá en liza Garitano levanta su punto de expectación porque son varias las incógnitas que emergen a tenor de las circunstancias especiales que ha fosilizado esta crisis sanitaria de desconocidas consecuencias a corto y medio plazo. El derioztarra debe manejar, entre otros matices tácticos, el pico de forma por el que atraviesan los futbolistas que han tenido que consumar la cuarentena al infectarse de coronavirus (Iñaki Williams, Unai López, Unai Núñez, Iñigo Córdoba, Ohian Sancet y Gaizka Larrazabal), además de la progresión de hombres que han sufridos dolencias musculares, como Iñigo Martínez y Mikel Vesga; en tanto que Yuri Berchiche, Peru Nolaskoain e Ibai Gómez, aún lesionados, deben esperar más tiempo para sumarse a la causa. Son contratiempos que inquietan al derioztarra, que, sin embargo, ha comprobado cómo el salto de los cachorros ha sorprendido a muchos y, de paso, causan un punto de ilusión por ese efecto Lezama del que se sustenta el Athletic a lo largo de su historia.

El plan que aplicó Garitano en el último amistoso frente al Eibar en las instalaciones de Lezama puede ser el que se acerque al que apueste en Los Cármenes, pero no por ello surgen ciertas dudas si se analiza la gestión de recursos y estados de forma durante las últimas semanas. Es evidente que la portería pasa por la jerarquía de Unai Simón, que se ha perdido tres de los cuatros encuentros preparatorios debido a su presencia con la selección española, aunque no haya llegado a debutar en los dos duelos disputados por los de Luis Enrique ante Alemania y Ucrania, y con Jokin Ezkieta a la expectativa, una vez que Iago Herrerín tiene preparadas las maletas para salir del club en fechas venideras. En la zaga también se detectan certezas, con la sociedad formada por Yeray e Iñigo Martínez en su eje, si bien no son tan seguras en los laterales. Ander Capa fue un fijo para Garitano el paso curso, pero Óscar de Marcos ha emergido con fuerza en pretemporada, especialmente porque el portugalujo no ha arrancado con su poderío habitual. En el costado izquierdo, la baja de Berchiche da chance a Mikel Balenziaga, aunque no se descarta a Iñigo Lekue en función de la propuesta que ejecute el técnico.

La sala de máquinas es la que ofrece un mayor número de opciones, que no despejará el entrenador hasta minutos antes del inicio del choque. Dani García, pese a que sus sensaciones no han sido muy positivas en sus comparecencias este verano, parece tener un hueco fijo y también pujan por ejercer en el parcela ancha Mikel Vesga, al que le falta rodaje, y Unai López, con solo una hora de recorrido en los amistosos, siempre sin descartar al canterano Unai Vencedor, que ha convencido en sus prestaciones y que podría tener la oportunidad de jugar su segundo partido como león. Habrá que aguardar si Garitano tira por la savia nueva o recurre al conservadurismo. Idea que se proyecta unos metros adelante, en los que asoman Iker Muniain, Ohian Sancet y Raúl García como aspirantes a la media punta, a las espera del matiz por el que se incline el derioztarra, que debe despejar también las dudas en los extremos, sobre todo si confirma su apuesta por Jon Morcillo, la revelación de la pretemporada junto a Oier Zarraga, otro activo que se ofrece en posiciones adelantadas, lo mismo que Iñigo Vicente, por el que el técnico no llega a mostrar una evidente confianza. Arriba, Kenan Kodro y Asier Villalibre se muestran expectantes en caso de que de Iñaki Williams no juegue de inicio.

El último en incorporarse. Gaizka Larrazabal se ha liberado. El de Loiu fue uno de los seis rojiblancos que dieron positivo por covid-19 el pasado 11 de agosto, pero ha sido el último en incorporarse a la plantilla por la demora en generar anticuerpos y dar dos negativos consecutivos que le habilitaran de nuevo para entrenar. Larrazabal se ejercitó ayer con sus compañeros, aún consciente de que tiene pocas posibilidades de quedarse, ya que no entra en los planes de Gaizka Garitano. El extremo cuenta con varios equipos interesados, entre ellos el Cádiz, recién ascendido a Primera División, y la Ponferradina de Segunda y que entrena un viejo conocido en el Athletic, Jon Pérez Bolo.

Gaizka Larrazabal, ayer en su primer entrenamiento. Foto: Athletic Club

Regreso de Unai Simón. La primera plantilla de Athletic completó ayer tarde la primera sesión de entrenamiento de la semana y con la vista puesta en el estreno liguero del viernes con la novedad en la presencia, además de Gaizka Larrazabal, del guardameta Unai Simón, que ha permanecido concentrado con la selección española de cara a los partidos ante Alemania y Ucrania. También se vio a Peru Nolaskoain, inédito durante la pretemporada y que comenzó poco a poco a entrar en la dinámica de grupo para poder recuperarse de sus dolencias lo antes posible.