Mestalla es uno de esos estadios que no se le da excesivamente bien al Athletic. No en vano, había encadenado derrota tras derrota en sus tres comparecencias anteriores, pero de vez en cuando se le ocurre dar el do de pecho cuando menos se lo espera el personal. Solo hay que detenerse en que únicamente ha sido capaz de vencer en el feudo valencianista en tres ocasiones a lo largo de este siglo XXI y todas ellas con una sorprendente y pasmosa solvencia. Lo hizo en el primer curso de Joaquín Caparrós con un contundente 0-3 cuando el equipo lo estaba pasando mal, volvió a repetir mismo resultado bajo el mandato de Ernesto Valverde cuatro campañas atrás y ayer se exhibió de nuevo en un momento que reclamaba dar un golpe de autoridad que permitiera acentuar la credibilidad del objetivo de conseguir un billete europeo durante las cinco jornadas que restan por delante. Querer es poder, y así lo cocinó Gaizka Garitano, que acertó de pleno con un planteamiento con el que superó de cabo a rabo a un Valencia en descomposición y al que sobrepasa en la tabla, como también lo hace sobre la Real Sociedad, aunque está queda pendiente de su duelo de hoy frente al Espanyol. A la espera de lo que suceda en el Reale Arena, el Athletic se acostó anoche en la séptima plaza, es decir durmió en puestos europeos y sus sensaciones invitan al optimismo entre su parroquia.

Lo cierto es que el Athletic proyectó ayer una llamativa ambición que desvela su deseo de regresar a la Europa League tres campañas después, lo que también pide a gritos la Junta Directiva de Aitor Elizegi, consciente del saneamiento que ocasionaría a sus cuentas, que no son nada boyantes a causa de la pandemia del covid-19. Garitano, que curiosamente su único partido como jugador del Athletic lo vivió en el Luigi Ferraris de Genoa ante la Sampdoria en la vieja Copa de la UEFA (temporada 1997-98), tiró de un plan con credencial europeo debido a su fiabilidad, a su solvencia y a su buena puesta en escena, con un sistema que no tardó en mudar a un poco habitual 4-4-2 que desarmó al Valencia. La presión de los leones fue determinante en el primer acto y fruto de ella llegaron los dos tantos obra de Raúl García, decidido a aumentar sus registros anotadores, lo que dejó en muy buen lugar la pizarra del derioztarra, que se salió de la rutina táctica, conocedor de que la defensa che no está precisamente para tirar cohetes.

El confinamiento le ha debido venir bien al Athletic, por lo menos si se toma la referencia de la mayoría de sus rivales directos por entrar en Europa. El Valencia es uno de ellos y, de esta manera, la victoria de ayer cotiza a cuatro puntos para los rojiblancos, por aquello de que ganan el gol average sobre el conjunto dirigido ahora por el apagafuegos Voro, aunque ayer no fuera precisamente lo que consiguiera el excentral. El camino de los dos equipos se cruzan, porque en la primera vuelta el Valencia fue el primer equipo en vencer en San Mamés, con lo que acabó en la séptima jornada con la imbatibilidad del Athletic, por entonces en plena situación de bonanza. Ayer le tocó vengarse al colectivo de Garitano, que ganó en un campo donde nadie lo había hecho este curso en liga, ya que el Valencia acumulaba 430 días sin perder en Mestalla.

La exhibición de fortaleza del Athletic le pone en el foco de la lucha por las tres plazas que toca repartir para competir en la próxima edición de la Europa League. La rentrée le presenta como uno de los equipos más en forma, como lo demuestra la estadística. Ha sumado once de los 18 puntos posibles, mientras que el Valencia solo ha sido capaz de conseguir cuatro y la Real Sociedad, a la espera del desenlace de su duelo de hoy frente al colista Espanyol, únicamente ha cogido uno, con lo que la presión de los leones ya hace mella, salvo en el caso del Villarreal, que ha metido la sexta en su imparable carrera hacia Europa, con la Champions incluso en su horizonte. Y el domingo llega a San Mamés el líder. El Athletic le aguarda.