L diccionario del fútbol, repleto de tópicos que no siempre se cumplen, recoge entre sus páginas jamás escritas que hay que tener paciencia con los jóvenes, especialmente si estos se desenvuelven en una demarcación tan específica como la de delantero centro. Son varios los ejemplos que pueden enumerarse en la historia reciente del Athletic y que han afectado a sus dos últimos grandes goleadores: Aritz Aduriz y Fernando Llorente. Conocidas son las idas y vueltas del donostiarra hasta su definitiva explosión goleadora alcanzada ya la treintena; o lo que le costó al segundo demostrar todas las buenas virtudes que se le auguraban durante su etapa de formación. Ahora es Asier Villalibre (Gernika, 30-IX-1997) quien se encuentra en una situación similar a la vivida por los dos exrojiblancos citados con anterioridad. De regreso en el primer equipo tras tres cesiones en año y medio y un exitoso regreso al Bilbao Athletic el curso pasado, el búfalo pide paso en el equipo de Garitano a base de goles.

No es precisamente el conjunto bilbaino muy ducho en materia anotadora, hasta el punto de que apenas promedia un gol por partido -ha marcado 36 en los 32 partidos de liga que ha disputado hasta el momento- y es Raúl García, un media punta reconvertido por exigencias del guion a delantero centro, quien lidera el ranking de máximos goleadores del equipo en la competición doméstica, con once. Iñaki Williams, con seis, e Iker Muniain, con cinco, completan el podio. Y justo por detrás de ellos, gracias a sus dos dianas en los cuatro ratos en los que ha participado desde la reanudación de la liga, asoma ya Villalibre.

El atacante gernikarra, que ni tan siquiera alcanza la hora de juego desde el regreso de la competición, es el futbolista del Athletic que mejor promedio de goles-minutos tiene. En el cómputo de liga y Copa, competición esta en la que ha firmado dos tantos, ambos ante el Sestao River en la tarde de su bautismo como goleador con la elástica rojiblanca, ha metido cinco goles en 531 minutos (393 en liga y 138 en Copa), lo que se traduce en que ve puerta cada 118 minutos. El dato es ligeramente peor si se atiende únicamente al torneo de la regularidad, donde necesita 131 minutos para marcar. Aun así, mejora a sus compañeros. Raúl García, el máximo realizador del conjunto rojiblanco, hace un gol en liga cada 222 minutos e Iñaki Williams, cada 427,5.

"Siempre que juega tiene ocasiones", repitió una vez más Gaizka Garitano el sábado, a la conclusión del partido entre el Athletic y el Mallorca, al ser cuestionado sobre la aportación de Villalibre. Así ocurrió ante el Eibar, en el primer partido en el que jugó tras el regreso de la competición, donde además anotó el gol del empate a dos; frente al Betis, con un taconazo que se estrelló en el palo; y contra el conjunto bermellón, donde dispuso de una primera ocasión que se marchó fuera por bastante poco antes de poner el definitivo 3-1 en el marcador tras recibir una muy buena asistencia de Mikel Vesga.

punto de inflexión

El delantero se quitó una losa de encima en aquella festiva tarde copera en el ya lejano mes de enero en Sestao. En Las Llanas se estrenó como goleador con el primer equipo y si bien desde entonces no ha tenido una enorme participación en cuanto a minutos se refiere, sí ha demostrado muchas de las virtudes que le hicieron destacar en las categorías inferiores. Dos semanas después del choque frente al Sestao River, anotó en el campo del Espanyol su primer gol en liga, el primero de los tres que ha logrado hasta la fecha. Goles al margen, ha aprovechado las escasas oportunidades que le ha brindado el técnico con varios buenos detalles y una confianza en sí mismo desconocida hasta la fecha, como así lo demuestran sus aciertos desde los once metros en las decisivas tandas de penalti ante Elche y Tenerife en Copa.

Ahora, solo queda que sus buenas actuaciones se traduzcan en un mayor número de minutos. Garitano ha asegurado que aún no está para jugar de titular, pero con Williams desaparecido de cara a gol, tal vez deba arriesgar. No obstante, tras la forzosa retirada de Aduriz, considera al gernikarra el único delantero centro puro de la plantilla. Villalibre pide paso.