Destinada a cumplir los cuarenta años confinada en casa, Vanesa Gimbert (Bergara, 19-IV-1980) sueña con ganar la Copa con el Athletic, pero tiene claro que la salud está por encima de todo y recuerda que el fútbol "volverá tarde o temprano".

Continúa el confinamiento. ¿Cómo lo lleva?

—Bien, no lo llevo mal. Los días pasan más o menos rápido.

¿Cómo distribuye el tiempo?

—Las mañanas se pasan entre que te levantas, desayunas, haces algunas cosas en casa y el entrenamiento diario a través del ordenador con el resto del equipo y el preparador físico. Después llega la ducha, la comida y la tarde pasa a ser algo más tranquila con alguna serie, la merienda y algún ejercicio también de movilidad. Así avanza el tiempo en mi caso.

Después de tantos años con la rutina diaria del fútbol, ¿cuesta especialmente tener que parar la vida en seco?

—Cuesta, sobre todo, en el sentido de no poder estar en el vestuario con el resto de compañeras en el día a día. Entrenar en casa se hace más pesado, pero lo llevamos al estar al menos juntas en la distancia.

¿Ha llegado a soñar alguna noche con el momento en el que esta crisis toque a su fin?

—No me ha pasado, pero espero que sea pronto. Lo principal ahora mismo es la salud de todo el mundo y tenemos que hacer lo que nos digan.

¿Cómo intuye que será el primer entrenamiento a la vuelta?

—La sensación será rara y creo que nos va a costar, porque no es lo mismo entrenar a diario en los campos de Lezama o en el gimnasio o hacerlo en casa con el material que dispones, utilizando, por ejemplo, cajas de leche como si fueran pesas.

¿Necesita el fútbol más de lo que pensaba?

—No, lo mismo, pero es cierto que lo echo de menos y más aún al no tener la posibilidad de practicarlo, como pasa muchas veces cuando te prohíben hacer algo.

Es la jugadora más veterana de la Primera Iberdrola y finaliza su contrato con el Athletic el 30 de junio. ¿Este parón le aumenta las ganas de continuar un año más?

—No pienso en ello. Como digo, lo que más nos debe preocupar es la salud y el tema deportivo queda en un segundo plano. Mucho más mi renovación, al ser algo secundario ahora mismo. Cuando se vuelva a la normalidad será el momento de pensar en todo ello.

¿Qué siente que le queda por hacer?

Tengo la espinita de no haber ganado todavía una Copa con el Athletic y este año, justo antes del parón, teníamos que jugar unas semifinales con las que estábamos muy ilusionadas. Ahora está todo en el aire y no sabemos lo que pasará con la Copa, ni con la liga, pero ganar esa Copa sería una ilusión tremenda para mí y para todo el vestuario.

21 años en la élite dan para mucho. Incluso para ganar cinco ligas y cinco copas, la última, a costa del Athletic con el Espanyol.

—Algunas compañeras me lo han recordado y echado en cara más de una vez en el vestuario. Han pasado ya unos años desde entonces y a ver si esta Copa podemos ganarla juntas.

La pasada temporada jugó todos los minutos. Este curso no ha podido repetir, pero sigue contando con la confianza del cuerpo técnico.

—Sí, empecé jugando, luego hubo una racha de partidos en los que no entré en los planes del entrenador y en el tramo final previo al parón sí venía jugando con continuidad y encontrándome bien de nuevo.

¿Cómo valoraría el primer año de Ángel Villacampa al frente del equipo?

—Al principio de temporada nos costó plasmar en el campo lo que él quería. Entrenábamos muy bien y hacíamos un buen trabajo en Lezama, pero nos costaba reflejarlo después en los partidos. Aun así, habíamos ido mejorando progresivamente y nos encontrábamos en nuestro mejor momento antes del parón.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de un curso en el que se ha convertido en bicentenaria como leona?

—Lo peor fue ese tiempo que nos costó que se viera en el campo lo que el entrenador quería y, por encima de todo, las lesiones importantes de compañeras. Lo mejor creo que ha sido la capacidad del equipo para dar la vuelta a esa situación inicial.

¿Qué futuro le espera al Athletic en una liga cada vez más exigente?

—Es cierto que cada año es más complicado competir contra equipos que tienen mucho más presupuesto y tienen otra filosofía, pero temporada tras temporada el equipo da la cara y se están haciendo bien las cosas, por lo que ahí seguimos.

¿Se ve en la necesidad de dar cada vez más consejos dentro del vestuario dada su veteranía?

—No me gusta mucho aconsejar. Puedo ayudar y decir algunas cosas, pero el mejor consejo es el trabajo, que te pone al final donde tienes que estar.

¿Qué mensaje mandaría a una afición que, entre otras cosas, espera que vuelvan a pisar pronto el césped?

—Que se sigan manteniendo en casa y sean fuertes, porque el fútbol seguirá ahí y volverá tarde o temprano, pero lo más importante es la salud. Nosotras volveremos.

Cumplirá 40 años el domingo. Será una celebración atípica.

—Tocará hacerlo en casa, pero no pasa nada. Mientras todos estemos bien, lo demás es secundario. Ya lo celebraremos bien más adelante.

"Tengo la espinita de no haber ganado todavía una Copa con el Athletic; sería una ilusión tremenda"

"Habíamos ido mejorando progresivamente y nos encontrábamos en nuestro mejor momento de juego antes del parón"

"No es lo mismo entrenar en Lezama o en casa utilizando, por ejemplo, cajas de leche como si fueran pesas"