- La pandemia global provocada por el coronavirus obligó a la UEFA a tomar una decisión a todas luces histórica al retrasar en un año la celebración de la Eurocopa que entre el 12 de junio y el 12 de julio de este año iba a tener a Bilbao como una de sus doce sedes. El aplazamiento del torneo continental supone una pequeña bocanada de aire fresco a la hora de liberar el calendario futbolístico, a la espera, eso sí, de ver cómo evoluciona la crisis derivada del covid-19. Ahora, no queda otra más que armarse de paciencia y aguardar a que se retome la normalidad. Por lo pronto, en lo que al fútbol respecta habrá flexibilidad con el objetivo de que las competiciones se cierren con fecha del 30 de junio a más tardar, si bien no se descarta competir en los inicio de julio, una posibilidad que ocasionaría diferentes trastornos difíciles de corregir.

La final de Copa que debían disputar en un principio el Athletic y la Real Sociedad en el estadio de La Cartuja el próximo 18 de abril, aplazada la pasada semana, continúa sin tener una nueva fecha fija y las incertidumbres que la rodean tampoco se han despejado, ni siquiera con la comparecencia ayer tarde de Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), que no aportó ninguna certeza. Rubiales habló de supuestos y se remitió a las decisiones que tome el Gobierno central en las próximas fechas a la espera de levantar el vigente estado de emergencia. Desveló, eso sí, el 31 de mayo como la data que habían valorado tanto la RFEF como el Athletic y la Real, y que supuestamente tenía el visto bueno de la Casa Real, pero esta segunda opción se desvanece, una vez que ese fin de semana se debería jugar una de las once jornadas de LaLiga Santander que restan por disputarse.

Según fuentes consultadas por DEIA, las partes implicadas en la final de Copa, la primera de la historia que enfrenta a Athletic y Real, manejan el 28 de junio como una probable fecha definitiva en caso de que la pandemia del coronavirus se mitigue a corto o medio plazo, si bien tampoco se descartan otros escenarios incontrolables a día de hoy. La prioridad es que se dispute a puerta abierta, porque, a juicio de Rubiales, "queremos una final con las dos aficiones, que puedan estar allí, por lo bella que es esta final", aunque no fue contundente en este matiz, ya que deslizó que podría jugarse sin público en caso de "tratarse de una imposición" desde los estamentos gubernamentales, hipótesis que no aceptan de inicio Aitor Elizegi y Jokin Aperribay, presidentes del Athletic y Real respectivamente, y con los que conversó ayer Rubiales "durante diez o quince minutos". Este adelantó también la presencia de Elizegi y Aperribay en las negociaciones que mantenga en día venideros a este respecto.

Rubiales confirmó que el contrato que la RFEF tiene firmado con Sevilla recoge la disputa de la final un fin de semana y en la Comisión Delegada, que mantiene la fecha del próximo miércoles para celebrar una crucial reunión a modo de videoconferencia, mencionan el último del mes de junio como el más creíble, siempre y cuando la crisis sanitaria lo permita. El día 28, domingo, emerge como la posible fecha, un día después de que se juegue la final de la Champions en Estambul, tal como habían valorado en el último fin de semana de mayo. La final de Copa, con todo, continúa en el aire. Mandan otras prioridades.

Fútbol modesto. Luis Rubiales avanzó durante su larga comparecencia de ayer que la RFEF ha asegurado a las diferentes Territoriales que las subvenciones acordadas al inicio de curso están blindadas pese al obligado parón competitivo, lo que no penalizará a las categorías no profesionales.

Modelo a seguir. El presidente de la Federación Española de Fútbol insistió en este matiz y puso el acento en lo que considera un éxito del formato de Copa aplicado esta temporada, así como el de la Supercopa que se ha disputado en Arabia Saudí, ya que los ingresos generados han supuesto una plusvalía para los clubes modestos.