Se mire como se mire, la Copa nubla la vista en el entorno athleticzale, que ya hace planes para el partido del 5 de marzo en Los Cármenes. Tanto que el tema del viernes versaba sobre el mal estado que presenta la gabarra que la hace no navegable en caso de que el Athletic conquiste el título. Poco se mencionaba respecto al compromiso de hoy en Mendizorrotza, que acoge un derbi exigente para el colectivo rojiblanco, obligado a cambiar de inercia en la liga, donde su deterioro aumenta con el paso de las jornadas. Son ya nueva las que el conjunto de Gaizka Garitano encadena sin vencer, lo que ha reducido sensiblemente sus opciones de alcanzar puestos europeos, el objetivo inicial del curso. Por ello, los leones son conscientes de la necesidad de reencontrarse con el triunfo y no llegar a Granada en plena caída sin frenos en la competición de la regularidad, por el matiz emocional que supondría acentuar semejante dinámica derrotista.Se trata del tercer derbi consecutivo para el Athletic y a la tercera debe ser la vencida después de los fiascos padecidos ante la Real Sociedad y Osasuna. El conjunto bilbaino se ha conjurado para que así sea, pese a asumir que el Deportivo Alavés le pondrá las cosas muy complicadas, sobre todo porque quiere los tres puntos para alejarse de la zona de descenso. Por ello, está obligado a recuperar sus mejores virtudes y especialmente a afinar su punto de mira, porque la falta de pegada le ha penalizado desde el pasado 1 de diciembre, tramo que solo ha sido capaz de ver puerta en seis ocasiones, cinco de ellas, eso sí, lejos de San Mamés, aunque no le haya servido para llevarse el gato al agua. No en vano, la cosecha de cinco puntos sobre 27 posibles se entiende como una minicrisis que debe solucionar, aunque se disfrace con la injusticia de no sacar resultados pese a ser superiores a algunos a de sus rivales más recientes, léase Celta, Espanyol o incluso Osasuna.

Garitano -que ha dejado fuera de la convocatoria a Lekue, Balenziaga, Beñat, Córdoba y Kodro por motivos técnicos y que se suman a los lesionados De Marcos y Villalibre- no suele dar pistas de sus intenciones. Ha abandonado la tarifa plana y, como se sabe, el derioztarra maneja dos planes desde que haya apostado por el sistema de tres centrales en muchos compromisos desde la dolorosa derrota en el Benito Villamarín. Esta última fórmula es la que más le agrada, si bien tampoco desdeña su idea originaria y que ya aplicó en Anoeta, aunque quizá obligado por la ausencia entonces de Iñigo Martínez. El hecho de contar de nuevo con Iker Muniain y Dani García, dos de sus fijos que se perdieron el derbi anterior ante Osasuna por sendas sanciones, alimenta las sensaciones de que no cambiara de determinación y repetirá con tres centrales, receta que, según ha reiterado en diversas ocasiones, permite al equipo blindarse en defensa, su mejor arma, y al mismo tiempo da libertad ofensiva al mismo Muniain, como ocurre con los laterales, que disponen de más recorrido para llegar con insistencia a las inmediaciones del área contraria, a pesar de que les obliga a un mayor desgaste físico. Arriba Raúl García y Williams apuntan a estar más cerca del meta albiazul Pacheco.

El Athletic, por tanto, quiere dar un golpe de autoridad en un campo donde no ha sido capaz de vencer en sus cuatro anteriores comparecencias y lo hará frente a un Alavés tocado por su derrota siete días atrás en Mallorca, lo que invita a presenciar un derbi intenso desde el minuto cero. Un conjunto rojiblanco que, como insistió ayer su técnico, debe vigilar a Joselu y Lucas Vázquez, los dos puntas alavesistas, que suman 18 goles cada uno a partes iguales y que se entienden a la perfección. Las acciones a balón parado del equipo dirigido por Asier Garitano también requieren cuidado para los leones, decididos a retomar la senda del triunfo sí o sí.