bilbao - En el fútbol cualquier cambio táctico se cobra sus víctimas. Es algo inevitable y en el caso del Athletic los damnificados tienen nombres y apellidos. El giro que ha dado Gaizka Garitano a su sistema con la apuesta por los tres centrales y dos laterales profundos genera la desaparición de los extremos puros, como son los casos de Iñigo Córdoba (Bilbao, 12 de marzo de 1997) y Gaizka Larrazabal (Bilbao, 17 de diciembre de 1997), que no participan en liga desde el pasado diciembre y los dos se han tenido que conformar desde entonces con comparecer en un partido de Copa. Tampoco se escapa de este reajuste Ibai Gómez (Bilbao, 11 de noviembre de 1989), que en este tramo únicamente ha sido titular en el duelo ante el Celta en San Mamés y en el derbi de Anoeta, en los que el técnico recuperó su idea originaria del 4-2-3-1. Los beneficiados, en cambio, del nuevo orden son Unai Núñez, el futbolista al que quiere renovar la Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi; y Asier Villalibre, que se ha ganado la oportunidad después de permanecer en el ostracismo.

La situación que sufre Córdoba es quizá la más llamativa. El bilbaino ha pasado de ser una pieza importante para Garitano en la primera vuelta, donde gozó de la titularidad en once partidos, a no aparecer ni en las convocatorias. El derbi frente al Eibar en San Mamés, disputado dos meses atrás, le marcó un antes y un después. El Athletic hizo un mal partido frente al conjunto de José Luis Mendilibar, ante el que no pasó de la igualada sin goles, y tanto el extremo izquierdo como Mikel San José, también titular aquel día, fueron señalados por aquel partido, un castigo que han padecido, más acentuado en el caso del primero, durante estos dos últimos meses. Córdoba, que incluso ha sido pitado por parte de la afición de La Catedral, ejerce a día de hoy un papel residual y ni siquiera fue citado en los duelos ante el Celta, la Real Sociedad y el Getafe, en los que el derioztarra no utilizó el plan de los tres centrales. Paradójicamente, el Athletic no vence en liga con Córdoba en la grada.

La referencia de Larrazabal es muy similar a la de su compañero. El extremo derecho vive un estreno agridulce en el primer equipo después de que el club le renovara el pasado mayo por dos temporadas. Su debut como león se produjo en la segunda jornada de liga en Getafe, pero desde entonces solo ha comparecido en un encuentro liguero como titular, en la visita al Leganés, y en otro de Copa, ante el Intercity, por lo que se ha tenido que conformar con ejercer durante un puñado de minutos en seis partidos, el último de ellos en el Benito Villamarín, donde asomó en el recorrido final y cuando el equipo se manejaba con los tres centrales. Ya no ha vuelto a aparecer en liga, aunque sí ha sido convocado en las últimas jornadas, pero sin llegar a saltar al césped. Larrazabal, por tanto, espera una nueva oportunidad y después de que la dirección deportiva, a instancias del entrenador, no diera el visto bueno a su cesión en enero al Zaragoza, donde en principio iba a disfrutar del minutaje del que no presume en el Athletic, cuando se intuía una mayor participación de un futbolista que ofrece velocidad y poderío físico por el costado derecho.

El que se ha salvado en cierta medida de esta quita es Ibai Gómez, pese a que no ha contado con el protagonismo que confiaba en tener. El que es el primer fichaje del mandato de Elizegi, que no se ha movido en las dos últimas ventanas, ha comparecido en las tres últimas jornadas, con la mencionada titularidad en Anoeta y donde no alardeó de una actuación brillante como el resto del colectivo, y llamó la atención su posición en el campo durante su cuarto de hora de ejercicio frente a Osasuna, ya que el de Santutxu no se ubicó en banda, sino en la medular, con la misión de dirigir el juego de los rojiblancos.