bilbao - Emergen razones como para detectar que Gaizka Garitano tenía machacadamente pensado el argumento del partido de ayer ante un Barça incapaz de superar al Athletic en los cuatro últimos compromisos entre ambos equipos. El derioztarra expuso un plan destinado a incomodar al cuadro azulgrana, a exprimir el físico de sus futbolistas y gestionar los recursos de los que contaba en el banquillo en los últimos 25 minutos, en los que debía hilar muy fino para consumar el éxito. Recurrió a Mikel San José después de tenerle en el ostracismo durante dos meses y el navarro respondió con un trabajo oscuro y eficaz. Tiró del estímulo emocional de Aritz Aduriz en el tramo final y manejando también la opción de la prórroga, para poner la guinda con la entrada de Ibai Gómez, cuyo aire fresco fue decisorio a la hora de generar una asistencia que no desaprovechó Iñaki Williams. El Athletic se exigió al máximo en un encuentro que requería de ello. Hoy conocerá su rival en las ansiadas semifinales. Mirandés y Granada son los más deseados.