NOS ha dejado estupefactos, hay que reconocerlo. De repente, en el mismísimo Santiago Bernabéu, el teatro de tantas pesadillas, y va este hombre y se saca de la manga a Vesga para colocarlo en el campo en plan mariscal, y encima pone de titular a Kenan Kodro, un descarte habitual, o sea, que a Gaizka Garitano no le inspira ni pena, y resulta que el Athletic se vuelve de rositas del coliseo blanco. Con el recurso a Villalibre, otro de sus ignorados habituales, el técnico cerró el círculo de su osada propuesta, y a punto estuvo de salirle redondo, pues el delantero gernikarra bien pudo marcar un gol postrero... ¡el apoteosis now!

No se llegó a tanto, pero el empate frente al Real Madrid sabe a victoria, más que nada porque el hincha rojiblanco tiene interiorizado el sabor de la derrota pertinaz en aquel turbulento escenario, y eso deja impronta. Así que no sé muy bien si el técnico rojiblanco tuvo una visión, si realmente analizó con profundidad las circunstancias del choque y actuó en consecuencia o si a lo mejor hizo un brindis al sol, pero el caso fue que el Athletic salió indemne ante un rival que afrontaba la cita en su mejor momento de la temporada, revitalizado tras doblegar futbolísticamente al Barça el pasado miércoles entre encendidas laudatorias.

El Athletic acaba el año con buen talante, de tal forma que los últimos nubarrones (la derrota frente al Betis o el empate de aquella manera contra el Eibar) se diluyen para dejar entrar esa luz necesaria que procura esperanza. Es la consecuencia de puntuar en el Bernabéu.

Bajo este talante, también se puede considerar un acierto del entrenador cambiar su habitual dibujo táctico y optar por tres centrales, recurso que improvisó en el Benito Villamarín cuando todo estaba perdido y que paradójicamente sirvió para dar más fluidez al juego del Athletic.

No fue el caso ante el Real Madrid, aunque eso de plantarse bien tapaditos atrás contribuyó al colapso del rival conforme transcurrieron los minutos y las botas de los madridistas se cargaban de plomo, quizá por el cansancio acumulado en el exigente encuentro en el Camp Nou, y también el peso de la exasperación. Tres tiros al los palos, llegadas por aquí y por allá, balones al área y no hubo forma. Se podría añadir que al Real Madrid le faltó un pelín de buena suerte y le sobró la inspiración de Unai Simón, un portero que da puntos y que ha contribuido a consolidar al Athletic como el segundo equipo menos goleado de la división, factor fundamental en el camino hacia el éxito.

Sería la repera si encima Iñaki Williams se muestra más certero ante la meta contraria, pero tampoco nos vamos a poner estupendos instantes después de haber arrancado un empate parando los pies al engolado Real Madrid.

De súbito hemos descubierto que Mikel Vesga tiene más recorrido del que imaginábamos, mas que nada porque apenas ha tenido la oportunidad de asomar por el equipo. Por Kodro pocos dan un duro, comenzando por el entrenador, y ayer le vimos marcar un golazo con estilo que el colegiado se encargó con premura de invalidar para no soliviantar al madridismo mancillado (hay que ver lo dañino que está siendo el VAR con el Real Madrid, pues ya no goza de su legendaria bula arbitral). El internacional bosnio también cobró protagonismo mandando a la caseta a Eder Militao tras golpearle accidentalmente sobre su ojo derecho con mala ventura. No mucho más se supo de él, pero no es poco en vísperas de cumplirse un año de su sorprendente fichaje.

Merece la pena destacar el regreso para la causa de Iñigo Lekue, superado definitivamente el calvario de las lesiones, y su interesante pelea con Vinicius. Qué decir sobre Unai Núñez, un suplente de lujo que se reivindica en cada oportunidad que tiene, y que encaja como anillo al dedo en el novedoso sistema de tres los centrales. Quizá sorprenda el descarte de Mikel San José, sobre todo tras las alabanzas realizadas por el técnico en el anterior encuentro liguero frente al Eibar.

El Athletic sacó un punto del Bernabéu y la hinchada está muy contenta... (la de palos que le habrían caído a Garitano de haberse impuesto la lógica, es decir, la victoria del Real Madrid ante un contrincante que se plantó en el Bernabéu con la intención descarada de defenderse, y si por un casual suena la flauta...)