Lezama - Iñaki Williams (Bilbao, 15 de junio de 1994) se muestra a pecho descubierto: “No tiro balones fuera, así que podemos hablar de cualquier cosa”. Lo cumple durante la media hora que duró una conversación que con su devenir arruinó el guion previsto. De lo personal a lo deportivo. De lo deportivo a lo personal. Unos continuos cambios de registros que se agradecen y que rompen con una temida monotonía en las entrevistas a los futbolistas. Williams, eso sí, pone el acento en un deseo del que quiere no se dude: “No me planteo estar en otro club que no sea el Athletic”.

Se cumplen cinco años de su debut en el Athletic. ¿Cómo recuerda aquel instante?

-Fue un cúmulo de sentimientos. Estuve muy nervioso porque no quería decepcionar, tenía que demostrar que valía para ser jugador profesional. En un partido no puedes demostrar lo que tienes dentro, pero sí estar cerca para que la gente diga al día siguiente: Hostias, Iñaki Williams sí se merece otra oportunidad.

¿Le fue todo muy rápido?

-Sí. Desde que llegué a Bilbao he ido quemando etapas, nadie me ha regalado nada. Cuando me fui de casa sabía que iba a ser difícil dejar a mi madre y a mi hermano solos en Pamplona. Vine aquí con todas las ganas de sacar adelante a la familia, de llevar dinero a casa y, sobre todo, de ser futbolista profesional.

Cuando llegó a Lezama procedente del Pamplona se dijo que estaba verde en el matiz técnico. ¿Fue así?

-Sí. Estás con los mejores del País Vasco y jugar con ellos te contagia, te hace ser mejor. No poseía de esa técnica que tenía el resto de mis compañeros cuando vine.

Le ha tocado ser una esponja.

-Sí. Sabía que no era el mejor técnicamente, en el juego de espalda, en el remate de cabeza? pero intentaba explotar mis virtudes, como era la velocidad y así hice muchos goles.

Y cinco años después ha llegado a la cifra de 219 partidos. ¡Quién se lo iba a decir!

-No me lo creo ni yo. Después de todo lo que han sufrido mis padres, mi hermano y yo mismo desde muy pequeñito. Lo que quería era sacar a mi familia adelante y lo he conseguido. Mi familia está asentada, no tenemos que mirar el dinero en casa, tenemos un buen techo, siempre hay comida?

Suele poner el acento en su familia.

-Soy hijo de inmigrantes que vinieron al País Vasco a buscar una vida mejor para sus hijos y para ellos. Hay mucha gente como yo y me siento como un ejemplo en que mirarse, y que me apoyan porque sabe lo que hemos sufrido. A mi hermano (Nicholas) le digo que lo intente disfrutar, porque nadie te regala nada, que te lo tienes que trabajar porque te pueden quitar lo que crees es tuyo.

Ha subrayado en ocasiones que su hermano, jugador del juvenil de Honor, es mejor que usted.

-Tiene un manejo de las dos piernas increíble y le envidio, porque técnicamente es muy bueno. Ese sacrificio que he tenido yo no lo ha vivido de tan cerca y le digo: Tienes que esforzarte, trabajar, porque con la técnica solo no te vale, porque muchos se han quedado por el camino.

¿Le hace caso?

-Intento que me escuche. Es joven y a veces no se escucha a los mayores. Me ve como a un padre, porque el nuestro tuvo que salir a trabajar y no estuvo con nosotros todo el tiempo que hubiera querido. Le digo que lo que he conseguido ha sido a base de trabajo y cómo nuestra madre se ha tenido que esforzar por nosotros. A veces no me escucha, pero tiene que equivocarse para aprender.

¿A quién escucha Iñaki?

-A mi madre, a Félix (Tainta), mi representante y que me ha dado mucho, a mis amigos, a mi novia y a todas esas personas que siempre me han intentado ayudar.

¿Cuál es el consejo que más le ha ayudado en su carrera?

-El de la humildad. Mi madre me dice que puedes ser bueno o malo, que la puedes tirar fuera o dentro, pero que cuando trabajas estás más cerca de ser mejor jugador. Cada día que trabajo es una victoria y gracias a ese consejo estoy donde estoy.

Cinco años después de su debut su vida ha dado un giro radical, ha pasado de un extremo a otro.

-No todos tienen la suerte que he tenido yo, a mi familia no le falta de nada. Eso es bueno porque sabemos lo mucho que nos ha costado, intentamos no derrochar en tonterías, valorar el esfuerzo que nos ha costado.

¿Se puede ser el mismo cuando se es millonario con la vida resuelta?

-Sí. No olvido de dónde vengo. Soy lo que he sido siempre, y así voy a seguir toda mi vida.

Volvamos a lo futbolístico. Encadena 134 partidos consecutivos de liga, algo atípico para un delantero. ¿Dónde está su límite físico?

-No lo sé. He tenido muchísima suerte porque las lesiones me han respetado y toco madera para que así sea. Tengo una buena genética, los entrenadores que he tenido han confiado en mí a pesar de que igual no haya estado acertado.

La genética a la que hace mención ha sido determinante para que sea quien es.

-Sabe todo el mundo que mi facultad es la velocidad y desde pequeño he sido superveloz, y lo intento aprovechar como un diamante, porque es donde sobresalgo del resto, donde me siento poderoso. Prácticamente no tengo rival en una carrera de tú a tú.

¿Cuánto peso pierde en un partido?

-Entre dos y tres kilos, depende del calor que haga y de la intensidad de cada partido.

¿Se encuentra en el pico más alto de su carrera?

-Mi mejor versión está por llegar, el mejor Iñaki no ha llegado. Soy un chaval muy ambicioso. No me conformo con lo que he conseguido.

¿Su déficit reside en que su acierto en la pegada no es el deseado?

-La gente me ha exigido mucho porque sabe lo que tengo para ello. Soy consciente de que tengo que mejorar y cuando leo las críticas no echo balones fuera, no pongo excusas y no me molestan si son constructivas.

No eche balones fuera. ¿Extremo derecho o delantero centro?

-Donde más cómodo me siento es como delantero centro. Es cierto que por circunstancias del equipo y por decisiones del míster me ha tocado jugar en banda derecha, y no voy a esconder que lo hago bien. Mi sueño desde pequeño es ser el nueve del Athletic, ser la referencia del Athletic.

¿Con qué gol se queda de los 52 que ha marcado?

-El más especial es el primero, el que hice en el Estadio Olímpico de Turín ante el Torino (partido de ida de los dieciseisavos de la Europa League en 2015). Fue un gol memorable en mi primera titularidad en competición europea, en un gran estadio y en la portería donde estaban los aficionados del Athletic. Cuando lo metí, grité: ‘la he temido, la he metido’.

Ha renovado hasta 2028, cuando ya habrá cumplido los 34 años. ¿Es un contrato de por vida?

-Es lo que yo quería mostrar, mi fidelidad por el club. En el fútbol nunca sabes lo que puede pasar, pero siempre he dicho que quiero acabar mi contrato aquí, que soy feliz en Bilbao, donde me siento respetado y querido. No me planteo estar en otro club que no sea el Athletic.

Si algún club viene con los 135 millones de euros, ¿le escucharía?

-He recibido llamadas de clubes importantes de Europa y pude marchar, pero ni me lo planteé. Algo estoy haciendo muy bien para tener ese interés, pero es algo que no me saca de mis pensamientos.

Es un activo clave en este proyecto, como también lo fueron en su momento los Llorente, Javi Martínez, Ander Herrera, Laporte o Kepa, que sí decidieron marcharse del Athletic. ¿Descarta seguir ese mismo camino?

-A día de hoy, sí. Cuando ellos dan el paso de marchar, como es el caso de Kepa, con el que tengo una gran relación, me dio mucha pena porque es un porterazo y era importantísimo para el equipo. Cada uno elige su camino, pero los que estamos aquí lo hacemos para demostrar que queremos al Athletic y que queremos hacer algo grande por el Athletic.

Otros como Julen Guerrero o Joseba Etxeberria se quedaron pese a tener ofertas de otros clubes casi irrechazables. ¿Será Iñaki Williams un Guerrero o un Joseba?

-Son jugadores de talla mundial. Es lo que me gustaría, como tener la suerte de ver todos los días al Chopo (José Ángel Iribar), que es una institución en el club. Ver cómo la gente le admira, cómo le paran y le piden fotos. Me gustaría en el día de mañana ser alguien que ha sido muy importante para el Athletic. Ojalá pueda ser una leyenda como lo fueron ellos.

¿Qué entrenador le ha marcado?

-Ernesto Valverde porque fue el que me hizo debutar. Y también Kuko (Ziganda), porque cuando estaba en el Basconia decidió que diera el salto al Bilbao Athletic. Me ayudó mucho, me ha dado muchos consejos como delantero, pero Ernesto fue el que dio la tecla conmigo, el que me supo entender. Es un entrenador que parece frío, pero es todo lo contrario. Confió en mí pese a que tuve lesiones importantes, me ayudó a que me recuperase con un fisio de Barcelona.

Tiene su idilio con las competiciones europeas. ¿Con el Athletic en la quinta plaza, no clasificarse para Europa supondría un fracaso?

-Como jugador ambicioso que soy, nuestro objetivo tiene que ser estar ahí arriba. El club se merece estar en Europa, que los aficionados viajen a apoyarnos, porque es una sensación increíble. Sí puede ser un fracaso, porque tenemos plantilla de sobra como para estar en Europa.

¡Menudo palo se llevaría en la última jornada en el Pizjuán!

-Sí, porque había sido la temporada más complicada que me ha tocado vivir con el cambio de entrenador. Gaizka nos vino fenomenal, porque supo dar con la tecla cuando había mucha gente que pensaba que nos íbamos a Segunda. Fue una mezcla de satisfacción por conseguir salir del pozo y, por otro lado, fue un varapalo tener tan cerca Europa y no llegar.

¿Qué responde a los que dicen que este Athletic no juega bien al fútbol y que prioriza el matiz defensivo?

-El fútbol ha cambiado muchísimo. Pocos equipos practican el tiqui taca. Tenemos que ser sólidos en defensa, porque tenemos la mejor pareja de centrales de la liga, somos solidarios los once que estamos en el campo.

El domingo vuelve a Sevilla, aunque en esta ocasión al Benito Villamarín, un campo que no se le da mal.

-Sí, he metido varios goles allí. El equipo está increíble, con confianza para sacar un buen resultado, aunque con los pies en el suelo, porque también hemos estado cinco partidos seguidos sin ganar.

Volvamos a lo personal. ¿Hay racismo en el fútbol?

-Sí lo hay, porque se ven lamentablemente imágenes que así lo delata.

¿Lo ha sufrido?

-Sí, me tocó en un partido ante el Sporting en Gijón, cuando el árbitro incluso tuvo que parar el encuentro. Es cierto que no me estaba enterando de que me estaban insultando.

¿Qué sintió?

-Sientes impotencia, porque no entiendes que en el siglo XXI la gente no tenga cabeza, que pueda insultar a un persona por el color de su piel.

¿Vale Iñaki Williams lo que cobra?

-Si tanto el club como yo hemos decidido llegar a un acuerdo? Nadie me ha regalado nada, el fútbol está como está y cada uno sabe lo que vale.

En una entrevista en televisión respondió que tenía entre cinco y diez millones de euros. ¿Entiende que se llegara a entender como frívolo cuando hay familias que no llegan a final de mes?

-No lo hice con esa intención. Estás en un programa que quien lo ve sabe qué tipo de preguntas son, fue una respuesta en plan jocoso. Sería el último en intentar reírme de lo que tengo y ver que hay gente que lo pasa muy mal. Yo no he tenido ni comida ni luz en casa y sé cómo se pasa. Se debería repasar las imágenes y ver de dónde vengo, porque es imposible que se lo tomen como una frivolidad.

En cambio, se conoce su implicación solidaria y participa en el proyecto ‘Éxito escolar’ de la Cruz Roja.

-Intento apoyar en todo lo posible a gente necesitada y no dudo en colaborar con la Cruz Roja y Cáritas, siempre busco un hueco para ayudar, como lo hicieron conmigo cuando era pequeño. Es algo que te llena y que te hace ver una realidad que no vivimos nosotros, la realidad de gente que trabaja un mínimo de diez horas para llevar un sueldo mínimo a casa.

¿Cuál es su sueño en el Athletic?

-Sacar la gabarra. A cualquier athleticzale que se lo preguntes, te respondería lo mismo. Cuando ves las imágenes de las últimas ligas se te pone la piel de gallina, con un Bilbao donde no cabía ni un alfiler. Daría todo lo que tengo por vivir eso, una vez cumplido ya podría morirme tranquilo.

¿Se ve en la Eurocopa de 2020?

-No he ido convocado en partido oficial con la selección absoluta. Es algo con lo que sueño, sé que es complicado estar pero la ilusión de Iñaki es estar allí, poder competir contra los mejores. Ojalá pueda poner las cosas complicadas al seleccionador.

¿Dónde se ve cuando cuelgue las botas?

-No creo que esté ligado al fútbol, no creo que haga vida de entrenador ni de segundo entrenador. Me gustaría ayudar a la gente, creo que lo podría hacer bien. El fútbol sí me podría ayudar, pero me gustaría montar algo que echaría un cable a la gente, una ONG o alguna otra cosa solidaria.