Un Celta de Vigo con Iago Aspas (Moaña, 1-VIII-1987) y otro, muy distinto y mucho más endeble, sin él. Eso ha deparado, una temporada más, el desarrollo de un curso sumamente complicado para el conjunto celeste, con hasta tres entrenadores de por medio y un creciente sufrimiento aliviado solo por la magia del delantero de Moaña, clave en la milagrosa recuperación futbolística de un equipo que parecía caminar directo hacia la Segunda División hace apenas un par de meses. Por entonces, con Aspas lesionado víctima de una rotura muscular con posterior recaída y con una plantilla incapaz de dar un paso al frente, como reflejan los 4 puntos sumados en el inicio de 2019 sobre un total de 36, la afición celtiña observaba con resignación cuanto acontecía sobre el césped a la espera, únicamente, del regreso a los terrenos de juego del 10. Su 10. Aquel que, con dinamita en las botas y una incidencia en el desarrollo del juego de su equipo solo comparable a la de Leo Messi en el Barcelona, ha logrado levantar de las cenizas al club de sus amores, del que su propia madre, semanas atrás, aseguró que es más aficionado que jugador.

Los números hablan por sí solos. Desde que el pasado 30 de marzo, con el Celta hundido en puestos de descenso se consumara la vuelta de Aspas, autor de cuatro asistencias y siete goles con dos dobletes incluidos en otras tantas jornadas de liga, el equipo que dirige Fran Escribá ha sumado 15 de 21 puntos posibles con el de Moaña en el campo, pues el ariete gallego forzó su quinta cartulina amarilla del curso para perderse la siempre complicada visita al Atlético en la trigésimo segunda jornada, con la mente puesta en el posterior compromiso liguero ante el Girona en Balaídos, el cual sacó adelante el Celta por 2-1 con un gol del propio Aspas. La suma de puntos coleccionada en el último mes y medio de competición, así las cosas, ha sido suficiente para que los gallegos hayan dado la vuelta al calcetín para afrontar las dos últimas jornadas de liga en decimocuarta posición con tres puntos de margen sobre el descenso.

San Mamés, por tanto, asoma como el escenario en el que el cuadro vigués aspira a certificar mañana su permanencia en la máxima categoría del fútbol estatal, en la que Aspas aparece como una de las principales estrellas. Elogiado por compañeros y rivales, el de Moaña, que sumaba 10 goles en 17 partidos antes de la grave lesión muscular que sufrió en el Camp Nou el pasado 22 de diciembre, cuando el Celta cabalgaba en una plácida novena posición, medirá mañana sus fuerzas con el Athletic en un envite que disputará mermado físicamente. Aspas, no en vano, jugó infiltrado contra el Barcelona en la última jornada -en la que marcó de penalti- como consecuencia del esguince acromioclavicular que padeció en su hombro derecho en la visita al Leganés y volverá a saltar al césped con problemas físicos en La Catedral.

La trascendencia del envite para el Celta y el amor propio del 10 celeste, cuyas lágrimas tras el doblete ganador firmado ante el Villarreal en su ansiada reaparición dieron la vuelta al mundo, harán que el gallego haga de tripas corazón para intentar ayudar una vez más a sus compañeros. “Es más importante para nosotros que Messi para el Barça”, llegó a asegurar Brais Méndez en una entrevista concedida a BeIN Sports cuando el de Moaña estaba aún lesionado. A día de hoy, a falta de solo dos jornadas para que la temporada toque a su fin y pese a permanecer tres meses en el dique seco, Aspas figura como el quinto máximo goleador de la liga con diecisiete dianas, igualado con el sevillista Ben Yedder.

Cuatro goles al Athletic En sus enfrentamientos con el conjunto rojiblanco, Aspas suma un total de cuatro goles en ocho partidos, habiendo marcado solo una vez en San Mamés, donde ha comparecido en cinco ocasiones. Mañana, en La Catedral, los leones volverán a verse las caras con el genio de Moaña, con quien el Celta ha sumado esta campaña 36 puntos en 25 jornadas tras acumular nueve victorias, nueve empates y siete derrotas, mientras que, sin él, los números celestes son desoladores: solo 4 puntos en 11 partidos, con una sola victoria, un empate y nueve derrotas entre medias.