bilbao - Gaizka Garitano se ha autoimpuesto una coraza que le aísla de ese punto de euforia que ha atrapado a gran parte de la familia athleticzale. La victoria del conjunto rojiblanco el sábado sobre el Eibar ha disparado su cotización en LaLiga Santander y le obliga a cambiar de hoja de ruta de cara a las trece jornadas que restan para cerrar una competición imprevisible y quizá la más inestable de los últimos tiempos, ya que pocos son capaces de acertar en las previsiones. La liga se ha desatado, las sorpresas están al orden del día, y el Athletic ha metido el morro en esta inercia desconcertante para empezar a pensar en objetivos más ambiciosos que la mera permanencia, la que se da por hecha salvo que se produzca una hecatombe a partir del próximo domingo, en el que los leones visitan al Valencia, con el que se encuentran empatados a puntos y es uno de sus rivales directos en la lucha por atrapar una plaza europea.

Los números no engañan, pero el entrenador rehuye de la estadística. Su reflexión proyecta su matiz de frialdad: “Tienes que ser prudente y no un bocazas”. Garitano -que celebró por todo lo alto el éxito ante el club del que fue jugador, entrenador y del que es socio- se queda con una lectura pragmática: “El trabajo todavía no está acabado”. El derioztarra, con todo, no puede hacer oídos sordos a lo que escucha en la calle y en la propia casa, ya que incluso, en el caso de los menos jóvenes, se parafrasea la mítica soflama “UEFA posible” de Howard Kendall, entrenador rojiblanco en la década de los ochenta del siglo pasado y que se agarraba a las posibilidades matemáticas para incentivar a sus jugadores. Kendall tiene algo en común con Garitano. Ambos presumen de una racha de once partidos en los que sus equipos solo han encajado cinco goles, en la campaña 1988-89 en referencia al primero, lo que generó un músculo competitivo que se quedó corto para el Athletic de Kendall, que no llegó a tiempo para alcanzar una plaza europea.

Este Athletic arroja una genética que le hace muy fiable. No en vano, la marca Garitano emerge en toda su sustancia, hasta el punto de que en sus once partidos de liga al frente del banquillo rojiblanco solo ha sufrido una derrota, en el fiasco del derbi en Anoeta y en el que el Athletic pagó muy caro su mala puesta en escena ante una Real Sociedad que fue netamente superior. Aquello fue un aviso para navegantes. Este Athletic solo es creíble cuando ejerce a una intensidad altísima, por encima de la de su contrincante, y se blinda en un juego proteccionista en el que no da apenas concesión alguna a su rival, que tiene que hilar muy fino para no caer en la tela de araña en que suele meter el colectivo de Garitano a sus rivales, especialmente en San Mamés. Este Athletic ofrece un dato demoledor cuando compite ante su parroquia. Ha ganado cuatro de sus seis partidos caseros con Garitano y ha empatado los dos restantes, entre ellos ante el mismísimo Barça en el único partido que el líder de la liga no ha sido capaz de ver puerta; al mismo tiempo que solo ha encajado un gol en estos 540 minutos en La Catedral y lo recibió en el tiempo extra del duelo frente al Valladolid debido a un grave error de Dani García.

AIRES europeos Garitano cogió al Athletic después de que la anterior Junta Directiva de Josu Urrutia destituyera a Eduardo Berizzo tras el sonrojo del Ciutat de València (3-0). Aquella derrota frente al Levante dejó muy tocado al equipo bilbaino, que cayó a la antepenúltima posición, en zona de descenso, a tres puntos de la salvación y a diez de los puestos europeos, listón que precisamente marcaba el Levante. Once jornadas después el Athletic ha sumado 22 puntos más que le han permitido escalar a la décima posición, con un colchón de diez puntos sobre los puestos de riesgo y a únicamente cuatro de los que conceden un billete a competición continental. El conjunto rojiblanco, sin más, se ha adentrado en la misma batalla de equipos como el Valencia, la misma Real Sociedad, que juega esta noche en Girona, Betis o el Deportivo Alavés, con el añadido de que tiene ganado el average particular con el Betis y el Eibar, al que supera en dos puntos.

La vigésimo quinta jornada, a la espera de lo que suceda hoy en Montilivi, resulta favorable en líneas generales a los intereses del Athletic, una vez que conjuntos como el Sevilla, el Alavés o el Valencia no han sido capaces de vencer en sus respectivos compromisos, lo que deja al colectivo de Garitano más cerca de esa carrera por Europa por mucho que le incomode su mera mención. Así las cosas, el duelo del domingo en Mestalla asoma como un nuevo reto de exigencia.