bilbao - Muy pocos se podían imaginar allá por el mes de agosto que Athletic y Eibar llegarían a su derbi en San Mamés tan parejos en la tabla. Recorridas 24 jornadas de LaLiga Santander, el duelo vecinal de esta noche cobra su particular trascendencia, sobre todo porque no solo se juegan los tres puntos administrativos, sino porque también los dos equipos, distantes entre ellos en un solo punto, conocen que un triunfo les permitiría gozar de un llamativo impulso en la tabla y conectarse con la zona europea, lo que ofrece su valor en una liga tan apretada y extraña como esta, en la que las sorpresas están al orden del día. Es, por tanto, un derbi atípico, marcado, al contrario de lo que sucede en el caso rojiblanco con la Real Sociedad, por el buen rollito, pero que no es óbice para que cada uno arrime el ascua a su sardina y esta es muy sabrosa a estas alturas de la película de la competición.

Lo es especialmente para el Athletic, que ha sufrido una metamorfosis en toda regla respecto al que compareció en la primera vuelta en Ipurua. Apenas hay rastro futbolístico de aquel equipo que estuvo durante muchos minutos a la deriva, pero al que la fortuna le sonrió para sacar un punto frente al conjunto de José Luis Mendilibar, que sí mantiene la misma genética y que le hace erigirse en uno de los equipos de la liga más incómodos para sus rivales. Es un derbi que, además, ofrece su lado familiar, por aquello de que propiciará un buen número de reencuentros, empezando por el banquillo, donde vuelven a verse el profesor y el alumno, Mendilibar y Gaizka Garitano, que compartieron vivencias en aquel Eibar sorprendente de la campaña 2004-05. El de Zaldibar cerró su primera etapa en el banquillo armero y el derioztarra ejerció como capitán de un grupo que estuvo muy cerca de hacer historia. Garitano no gozó del ascenso a Primera División como jugador, pero sí lo hizo años después como entrenador en la entidad que le dio la oportunidad de estrenarse en su actual profesión.

El matiz emotivo se desactivará cuando el andaluz Mario Melero López decrete el arranque de un encuentro que se prevé a cara de perro. No en vano, se enfrentan dos propuestas que ofrecen cierras similitudes, con mención especial a la intensidad y protección defensiva que argumentan los dos técnicos. El Athletic de Garitano es reconocible transcurridas diez jornadas bajo el mandado del de Derio, que ha dado la vuelta a la situación con la cosecha de 19 puntos de 30 posibles que hacen que se dé casi por hecho el fin de la crisis que emergió con Eduardo Berizzo como entrenador. El conjunto rojiblanco, alejado a siete puntos de la zona de descenso y a seis vista de la europea, se ha blindado con Garitano en La Catedral, donde solo Valladolid y Barça han sido capaces de puntuar, con el aliciente de que únicamente el cuadro pucelano pudo batir a Herrerín, lo que no hicieron el propio Barça, en el que es el único partido en el que no ha marcado, Girona, Sevilla y Betis, lo que habla muy bien de la fórmula que aplican los leones, decididos a dar un nuevo golpe sobre la mesa.

Garitano sorprendió al dejar fuera por motivos técnicos a Iñigo Córdoba, un fijo hasta las dos jornadas anteriores y se suma a los descartes de Remiro, Rico, Iturraspe, Unai López, Guruzeta y Nolaskoain. El de Derio pondrá en escena su equipo tipo una vez que regresan Dani García, uno de los tres rojiblancos con pasado armero, y Óscar de Marcos, y la incógnita se ubica en la media punta, donde pondría ejercer Raúl García con Muniain recostado a banda izquierda. Mendilibar, por su parte, desplaza a los veinte disponibles y ayer no despejó la duda sobre quién ocupará la portería, si bien todo apunta a que sería Dmitrovic, ya recuperado de sus molestias. Un equipo armero que se sustenta en sus hombres de arriba y que exigirán a un Athletic lanzado.