bilbao - El Athletic prolonga su buena racha desde que ejerce como técnico Gaizka Garitano, que continúa sin conocer la derrota en LaLiga Santander, pero ayer lamentó haberse dejado dos puntos en el camino ante un Villarreal tenso, agobiado por la presión que genera su delicada situación y que solo remató en una ocasión sobre los tres palos de la meta de Herrerín para hacer su gol, lo que exasperó aún más al conjunto rojiblanco. No obstante, el colectivo de Garitano pagó un tributo caro por el paso atrás que dio en la primera media hora del segundo acto, en la que cedió metros a su rival y careció de ambición para ir a por el tanto que debía sentenciar. El 0-1 lo fió a su defensa y ese excesivo proteccionismo suele jugar en contra, como ocurrió en este caso. Un solo desajuste, el que cometió Ibai al descuidar la marca de Pedraza, quien fuera compañero suyo en el Alavés, penalizó a un Athletic que, eso sí, mantiene el colchón de cinco puntos sobre el submarino amarillo.

Garitano ha blindado su idea, que ha calado en el vestuario. Las ausencias por lesión de Aduriz y Raúl García le obligan a jugar a otra cosa de medio campo hacia adelante, lo que aporta más protagonismo a los jugadores de banda, como es el caso de Iñigo Córdoba, que se siente mucho más cómodo en esta pizarra. El bilbaino conectó con Yuri Berchiche y de ahí vino el tanto en propia puerta de Jaume Costa, una sociedad que también explotaron en otras dos acciones más con peligro. El lunar llegó en el matiz creativo, ya que Beñat, muy irregular este curso, no se encontró y solo Iker Muniain asumió su parte de responsabilidad a la hora de generar fútbol. La comparecencia de San José por Beñat supuso aire fresco, aunque quizá los cambios llegaron un pelín tarde.