dICEN que una imagen vale más que mil palabras. Semejante máxima se puede aplicar de manera rotunda al caso de Enric Saborit (Barcelona, 27 de abril de 1992). Por lo menos así tiene su encaje el minuto 72 del encuentro del pasado sábado en San Mamés. En ese instante, el cuarto árbitro mostró el cartel con el número 3 en el bando del Athletic. A su derecha, emergía el 28. Saborit (3) bajó la cabeza, la movió de lado a lado. Suave, con un ritmo cansino. Fruto de la resignación. Quizá contenía su rabia. No se lo esperaba. Apretó la mano con Iñigo Córdoba (28) y este probablemente comprendió la desazón de su compañero. Saborit no levantó la mirada ni cuando se encontraba a pocos centímetros del banquillo. Entonces, José Ángel Ziganda le dio una palmada a modo de consolación. El lateral no giró la mirada hacia el técnico. No tenía motivos para ello, salvo que lo hiciera para manifestar un supuesto enfado. Porque el lateral rojiblanco se sentía señalado.
Saborit, que diez días atrás cumplió los 26 años de edad, tiene asumido que se encuentra a un pasito de sellar su epílogo como jugador del Athletic, a expensas de que el futuro le proporcionara una nueva oportunidad. Josu Urrutia, el presidente de la entidad, se lo dejó ver en su última comparecencia ante los medios. Entonces, subrayó que el club no se planteaba ofrecer la renovación al barcelonés, que recaló en Lezama hace una década en categoría juvenil procedente del Espanyol en una operación que estuvo rodeada de cierta polémica por el hecho de que podía cuestionar la filosofía no escrita de la entidad bilbaina. Urrutia, que sí ha renovado a leones como Etxeita y Mikel Rico sin que tengan un protagonismo importante en el equipo, le abrió las puertas para cerrar su etapa en Bilbao, si bien el jugador ha intentado revertir la situación y poder convencer a la dirección deportiva a base de actuaciones que no le han servido.
Ziganda fue el valedor de Saborit el pasado junio, cuando le tocaba diseñar su proyecto al frente del primer equipo. El de Larraintzar pidió un año más para el lateral izquierdo, uno de los canteranos a los que conoce a la perfección. Lo tuvo a sus órdenes durante tres campañas en el Bilbao Athletic, la última de ellas en la Liga 1/2/3, y casi siempre ha confiado en un futbolista con calidad técnica, pero al que le ha penalizado aparentemente un punto deficitario de capacidad competitiva. Saborit, uno de los leones a los que menos se ha perdonado en San Mamés, ha disfrutado de un recorrido aceptable, sobre todo porque las lesiones de Mikel Balenziaga durante tres meses y medio le han dado opciones, hasta el punto de comparecer este curso en 22 partidos oficiales, 18 de ellos en liga, más de la mitad de su total como jugador del Athletic, con el que debutó hace cinco temporadas ante Osasuna.
El minuto 72 del partido ante el Betis le deja tocado. Saborit y probablemente gran parte del campo no se esperaban el movimiento de Ziganda, que retrato su falta de fe en el barcelonés, que había cumplido hasta ese momento, sobre todo en el primer acto. A Saborit le quedan como mucho 180 minutos más con león, salvo que vea una amarilla en el derbi frente al Alavés, que le privaría de despedirse de San Mamés. Ahora le toca escuchar ofertas. Su epílogo en el Athletic asoma muy cerca.