Szymanowski, líder y referente por convicción
El argentino, que trabajó repartiendo alfombras, comanda al Leganés tras superar un pasado lleno de obstáculos
EN el el fútbol, como en la vida, nadie regala nada. Si relativamente accesible puede resultar alcanzar un objetivo que reporte cierta satisfacción, complicado y laborioso se antoja en la mayoría de ocasiones mantenerse firme y no flaquear. Nunca lo ha hecho, pese a los numerosos obstáculos hallados en el camino hacia el éxito, el portador del dorsal 11 del Leganés. Alexander Szymanowski (Buenos Aires, 1988), en su segunda temporada en Primera División, puede presumir de liderar a un equipo en el que asoma como referente ofensivo a pesar de ocupar la banda izquierda del ataque. La humildad que un día le abrazó para no volver a soltarle, sin embargo, impide al habilidoso y escurridizo extremo argentino, con el gol como don, fanfarronear con ningún logro por más meritorio que pueda entenderse. Se lo prohíbe su propia personalidad, amena y alejada de cualquier atisbo de ego, basada en las complicadas vivencias acumuladas en un pasado repleto de trabas a la hora de intentar convertir al balón en su inseparable aliado.
La infancia de Szymanowski, no en vano, estuvo marcada por las necesidades económicas de su familia y por un obligado traslado desde Argentina hasta Madrid cuando tenía solo 12 años. Junto a sus padres y sus dos hermanas, una de ellas también futbolista en la actualidad, aquel niño que sonreía cada vez que jugaba al fútbol abandonó su país y las precarias condiciones de vida en las calles, pero no así las urgencias económicas que arrastraba una familia en la que toda ayuda resultaba tan bienvenida como necesaria. Tanto es así que Szymanowski, que dejó el instituto a los 16 años, llegó a trabajar haciendo encuestas, como repartidor de alfombras, camarero o dependiente. Cualquier cosa para ayudar a su familia mientras veía alejarse el sueño de convertirse en futbolista.
Llegaron, aun así, las pruebas en las categorías inferiores de dos clubes como Real Madrid y Atlético antes de ir consolidando su relación con el balón en equipos de bajo perfil. Probó el argentino el otro fútbol, sin focos a la vista, para alcanzar la Segunda División de la mano del Recreativo de Huelva en 2012. Fue el primer sueño cumplido de Szymanowski, que se convirtió en una de las revelaciones del campeonato para fichar después por el Brondby danés.
CLAVE EN EL LEGANÉS Tras dos temporadas en Dinamarca, el de Buenos Aires recaló en el Leganés en el verano de 2015. Su papel como pepinero en la categoría de plata, con trece goles en su haber, resultó clave en el ascenso del club madrileño a Primera y el pasado curso volvió a remarcar su peso específico en el equipo para ser de nuevo el máximo goleador del Leganés con ocho tantos.
El más importante, para más inri, lo firmó ante el Athletic en San Mamés en la penúltima jornada de liga. La diana del argentino, la más celebrada por parte de la afición pepinera en la máxima categoría, sirvió para que el Leganés sellara la permanencia y, al mismo tiempo, abocara al Athletic a la disputa de las dos eliminatorias previas en la Europa League debido al tropiezo posterior de los leones en el Vicente Calderón. Esta tarde, con los rojiblancos de nuevo como rivales, Szymanowski espera volver a sonreír y lucir los galones adquiridos tras sobreponerse a un pasado complicado. Se trata, no en vano, de un jugador sumamente querido por los seguidores pepineros, conocedores del largo camino hacia el éxito completado por un auténtico referente por fe, persistencia y convicción.