bilbao - Hay partidos que los futbolistas señalan en rojo en su álbum. Son esos duelos que nunca olvidarán. Xabi Etxeita (Amorebieta-Etxano, 31 de octubre de 1987) no es ajeno a esa faceta personal. Presume de un encuentro que fue determinante en su segunda etapa en el Athletic. Sucedió hace tres años, una mañana amable de otoño, el 2 de noviembre de 2014. En un encuentro en San Mamés entre el conjunto rojiblanco y el Sevilla, equipos que vuelven a verse las caras el sábado en La Catedral. Etxeita vivía momentos muy duros. Apenas jugaba. Los imprevistos del fútbol le habían dado un oportunidad que solo podía llegar por esta vía. Por la lesión de un compañero, en ese caso Carlos Gurpegi.
El vizcaino había entrado en las rotaciones y jugó diez días antes en Oporto dentro de la Champions. El capitán estaba tocado y tres días después de la cita en Portugal no pudo viajar a Almería, por lo que Etxeita repetía en el once. El Athletic firmó un partido espantoso, pero venció gracias al gol de este último, que se ganó la confianza para el importante compromiso ante el Sevilla de Unai Emery, que se presentaba en San Mamés como líder, recorridas nueve jornadas de liga. Toda una prueba de fuego. Ernesto Valverde, que había relegado al ostracismo a Etxeita durante quince meses, le puso en el escenario. Se trataba de frenar a los Bacca, que se encontraba en plena racha, Gameiro y compañía, además de blindar la defensa junto a Aymeric Laporte.
Etxeita, un futbolista humilde, estaba acostumbrado a ganarse las habichuelas. Nadie le había regalado nada y en sus dos temporadas en el Elche hizo méritos para consumar su vuelta a Bilbao. Valverde no le había dado oportunidades y en la campaña 2013-14 solo había participado en tres partidos de liga. En su segunda campaña, su presencia había crecido. En un mes había jugado lo mismo que en todo el año anterior. Y llegó el partido ante el Sevilla, que marcó un antes y un después en su carrera. El zornotzarrra no descartaba por esas fechas un posible salida del club en el mercado de invierno en caso de continuar con su rol residual, pero aquel duelo le cambió la vida. Lo hizo todo bien y se erigió en el jugador clave para que el Athletic no cayera ante el conjunto hispalense, que encerró a los leones durante el segundo acto.
Fue su partido perfecto. Le abrió las puertas a disponer de un nuevo estatus. Pasó a ser titular intocable. Jugó casi todo durante lo que restaba de campaña y la siguiente. Vivió su pico más alto como profesional, la Junta Directiva presidida por Josu Urrutia así lo reconoció y renovó, en mayo de 2015, su contrato hasta el 30 de junio de 2018, con una cláusula de rescisión que se eleva a 40 millones de euros. Por si fuera poco, hace dos años conoció su única presencia con la selección española absoluta frente a Ucrania en Kiev. Sin embargo, su estrella se ha apagado en los últimos tiempos. El curso pasado Yeray le pasó por delante y en el presente no ha debutado aún en liga. Es el estigma de Etxeita. La reivindicación continua.