Barakaldo - La final de la primera edición de Euskal Herriko Txapela no pudo tener un desarrollo y un desenlace más triste e inesperado para Athletic, Alavés, aficionados y amantes del fútbol en general. La cita, destinada a coronar al mejor equipo vasco del momento, tocó a su fin en el minuto 89 por decisión expresa del colegiado Palencia Caballero, quien ordenó a sus asistentes abandonar el terreno de juego dando por finalizado el partido sin establecer un vencedor, debido a una tangana que acabó con su paciencia. El árbitro guipuzcoano, perteneciente a la Segunda División B, categoría en la que mostró 65 amarillas en 12 partidos la pasada temporada, decretó el final del choque a un minuto del final con 2-2 en el marcador, después de amagar con dar por suspendido el encuentro tras la expulsión en el minuto 70 del alavesista Alexis Ruano, quien le propinó un empujón con golpe incluido tras ver la cartulina roja.
Fue entonces cuando el árbitro, protagonista absoluto en la tarde de ayer, amenazó por primera vez con dar por terminado el derbi. Lo impidieron los capitanes y delegados de ambos equipos, con Iker Muniain convertido en uno de los principales apoyos del colegiado en el momento de la polémica. El de la Txantrea, el primero en correr a detener a Palencia Caballero, se mostró cariñoso con un árbitro al que le llovieron las protestas por parte de un buen puñado de futbolistas desde los primeros compases del encuentro. El ambiente fue caldeándose paulatinamente hasta el punto de que el colegiado, que señaló dos penaltis, se viera superado por las circunstancias. “Ni una más”, advirtió a ambos equipos tras la pérdida de papeles de Alexis.
Aritz Aduriz, minutos después, se dirigió hacia el propio colegiado protestando de manera enérgica una falta en su contra. Palencia Caballero aguantó la presión, pero no lo hizo momentos después tras expulsar al alavesista Óscar Romero por una dura y fea entrada sobre la línea de banda a Saborit. Los jugadores de ambos equipos, con el partido a punto de resolverse en la tanda de penaltis, formaron una pequeña tangana y el colegiado guipuzcoano dijo basta. Se retiró junto con sus asistentes y no hubo manera de convencerle para que regresara al campo. “Se ha metido en el vestuario, está ahí y no hemos podido hablar con él”, explicó José Ángel Ziganda tras el partido.
El técnico del Athletic, apesadumbrado por lo sucedido, reconoció no recordar algo similar a lo vivido ayer en Lasesarre. “No recuerdo haber vivido algo así y no ha sido un buen broche a lo que pretendíamos que fuese una fiesta, por lo que es una pena. El desenlace no ha sido el adecuado para todo lo que suponía el partido”, apuntó el de Larraintzar, quien agregó en torno al trencilla que “era un partido amistoso y tras la expulsión de Alexis sí se podía haber ido, pero cuando lo ha hecho me ha parecido que era ya porque estaba afectado por lo que le había pasado antes. Venía con ello y ahí se ha desmadrado todo al final”.
Luis Zubeldía, técnico del Alavés, también opinó sobre lo sucedido: “Era un clásico y por eso siempre se juega al límite este tipo de partidos, pero todos debemos obviar ciertas situaciones en favor del espectáculo y tener un mejor comportamiento para evitar momentos extremos. Aun así, el árbitro tenía la potestad de expulsar a cualquier jugador para que el espectáculo continuara”.
LÍO PREVIO AL DERBI Antes del partido, la polémica también estuvo servida después de que la peña del Alavés, Iraultza 1921, no pudiera entrar al campo por los palos de sus banderas. Herri Norte, por solidaridad, abandonó Lasesarre después de que se produjeran pequeños incidentes fuera del campo sin que estos fueran a mayores.
src="https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/statics/js/indexacion_Trebe.js">