bilbao - Dicen que las apariencias engañan. Gorka Iturraspe puede dar fe de ello. De aspecto algo enclenque -73 kilos de peso y 1,88 metros de altura-, el menor de la saga es pura fortaleza mental, según recalcan los que le rodean. Este curso, el primero en el Bilbao Athletic, ha sido muy duro para el hermano de Ander, que ha sufrido todo un calvario por culpa de la lesión de cadera que le ha martirizado durante muchas semanas y que incluso le hizo temer por pasar por el quirófano, medida extrema que pudo esquivar hace dos meses.
Sus reiterativas molestias, que le producían mucho dolor en los picos de mayor exigencia física, obligaron al equipo médico del Athletic a emprender diversos tratamientos. Tras aplicar un plan conservador, el jugador pasó por la consulta del prestigioso traumatólogo Mikel Sánchez, que le ha supervisado las diferentes sesiones de plasma en la zona afectada para paliar la dolencia, aunque ha resultado decisivo el paso por la consulta en Iruñea del fisio Jurdan Mendigutxia, que le ha sometido a un trabajo personal de recuperación que ha dado los frutos esperados.
Gorka Iturraspe (Matiena, 3 de mayor de 1994) ha dejado atrás su particular vía crucis. Ha recuperado sus mejores sensaciones, las que le valieron el ejercicio pasado en el Basconia para dar el salto al equipo de Cuco Ziganda, que ha tenido la necesaria paciencia con el centrocampista, convencido de que en su regreso podía aportar mucho al colectivo gracias a sus cualidades en la llegada.
El menor de la saga se ha convertido en el héroe inesperado del Bilbao Athletic en este play-off de ascenso a Segunda División, pese a que ha comparecido en los tramos finales de los partidos. Ya marcó en el último encuentro de la liga regular en Huesca, donde los cachorros llegaron a acariciar el primer puesto que se les escapó, y ha emergido en las dos eliminatorias ante el Villanovense y el UCAM Murcia, en las que sus dos goles, más oportunos que nunca, han resultado claves para que los de Ziganda lleguen a la última y decisiva ronda en su objetivo de recuperar una categoría que el primer filial perdió hace casi dos décadas. Iturraspe, al que le queda un año más de contrato revisable por el club, presume de una pegada monumental.