Bilbao. En el corazón de un futbolista anida un partido que es único. Para Mikel Rico, esa cita es la de San Mamés. El de Arrigorriaga (1 de noviembre de 1984) regresa hoy a casa por segunda vez. Lo hace al mando del Granada, el equipo que le ha dado la oportunidad de hacerse un hueco en Primer División. El Athletic, que lo lleva en las entrañas, no se la dio una década atrás, cuando el centrocampista militaba en el juvenil del Basconia. Rico llegó a debutar con el primer equipo basconista, segundo filial del Athletic, al completar seis minutos de un Basconia-UPV (3-0) de la temporada 2000-01, con José Luis Mendilibar como el técnico que le proporcionó ese instante de gloria.

Aquella tarde del 11 de abril de 2001 se quedó en un sueño efímero para Mikel, que entonces tenía 16 años de edad. Pensó en un futuro que no llegó. Una campaña después, Luis Fradua, por entonces coordinador del fútbol base de Lezama -mano derecha de Andoni Zubizarreta-, le cortó el paso a una hipotética estancia en la cantera rojiblanca. "Le propusimos a Luis Fradua que Mikel hiciera la pretemporada con el Basconia, incluso le gustaba a Mendilibar. Insistimos en ello porque no se arriesgaba en nada. Si no daba el nivel, que fuera cedido. Pero a Fradua no le convencía Mikel y ahí se cerró la puerta del Athletic", rememora Juan Ignacio Azurmendi, actual presidente del Basconia y directivo en aquellas fechas.

Azurmendi rescata el perfil de un centrocampista de "muchísimo poderío físico". "Le cogimos del Indartsu y estuvo tres años en el juvenil nuestro. Es una persona sensacional dentro y fuera del césped. Jugaba todos los partidos independientemente de la posición donde le ponía el entrenador. Era un chaval que se cuidaba mucho y era muy serio en el campo. Cuando se quedó sin la opción de recalar en Lezama, nos dijo que quería buscar otras opciones y no resignarse a jugar en el Basconia B, algo que era lógico", indica el máximo dirigente basconista.

zurro, su descubridor Mikel Rico finiquitó su etapa en el Basconia para probar suerte en el Conquense, al que dirigía Miguel Zurro, un basauritarra de pro. "Le seguía en el Basconia juvenil. Fue una apuesta personal después de que el Athletic no le diera la oportunidad. Teníamos al primer equipo en Segunda B y al segundo en Tercera. Le provoqué el sufrimiento de que jugara en Tercera y cuando estuvo preparado saltó a Segunda B, donde jugó frente a los equipos más fuertes del grupo", dice Zurro, un técnico del que destacan su buen ojo a la hora de pescar talentos.

Zurro define a Mikel como un futbolista "con mucho físico, llegada, rápido y con posibilidades de gol. Trabajaba en una empresa de Arrigorriaga y con 18 años dio el paso de venir a Cuenca, donde creció personal y futbolísticamente. Quizá esa decisión le ha llevado a jugar en Primera División", reflexiona el de Basauri, que rescata la anécdota que rodeó a la firma de Rico con el Conquense: "Le esperábamos en el coche mi mujer y yo para ir a Cuenca; y se presentó con el pelo teñido de un rubio diamante. Le firmé por dos años más uno, y lo que es a día de hoy se lo ha ganado con su sacrificio". Mikel dejó Cuenca, se fue al Poli Éjido, al Huesca y al Granada, como última escala por el momento. El Athletic le cerró la puerta.