Un negocio redondo
Los hosteleros de Madrid esperan expectantes a la marea de hinchas rojiblancos para empezar a hacer caja Cuesta encontrar un restaurante u hotel con hueco para mañana
HAY negocio más allá de la Athletic Hiria. En el Ayuntamiento de Madrid pueden estar tranquilos. Aunque la institución comandada por Ana Botella ha impedido que abra hoy el punto de encuentro de los aficionados bilbainos, por temor, a buen seguro, de que los hinchas no contribuyeran a aumentar las arcas de los negocios de la capital al pasar muchas horas allí, la realidad es bien distinta. El partido que mañana va a cerrar la presente temporada es un negocio redondo para Madrid. Sobre todo para sus hosteleros, que se están frotando las manos ante los miles de clientes potenciales en forma de seguidores rojiblancos y blaugranas que en las próximas horas tomarán la capital española.
En vísperas del segundo intento en dos semanas de los bilbainos de lograr un título, cuesta encontrar sin reserva previa una mesa para comer en alguno de los restaurantes de pedigrí o buscar habitación en el centro. Por menos de doscientos euros es una misión imposible. Hay crisis para todo menos para ser testigo directo del alirón. Si no, que se lo pregunten a los más de 50.000 hinchas de los leones que, con y sin entrada, se van a desplazar hasta aquí.
Basta con dar un paseo por los bares que afloran en los aledaños del Vicente Calderón para sentir la expectación con la que los hosteleros esperan la final. Es el caso de Juan Carlos Crespo y Beatriz Chancay, responsables del Chiscón de la Ribera. Han hecho acopio de barriles de cerveza ante la marabunta sedienta que esperan. "Tenemos todo preparado. Para nosotros es un sobresueldo que la final se juegue aquí. Lo siento mucho por los bares del Bernabéu, pero me alegro", apunta Juan Carlos, que el pasado fin de semana también tuvo trabajo extra con los aficionados que siguieron en directo el concierto del grupo de música británico Coldplay.
"Estamos encantados de recibir a los aficionados del Athletic. Lo vamos a hacer con los brazos abiertos". Así de efusivo se explica Juan José Blardony, director general de la asociación de hosteleros La Viña, la más relevante de Madrid, que cuenta con más de tres mil asociados. Este colectivo, al igual que la patronal madrileña, intentó, en balde, que Florentino Pérez permitiera que se jugase en el Santiago Bernabéu, ahora en obras. Pero que el Calderón tenga menor aforo no es impedimento, según Blardony, para que bares, restaurantes y hoteles hagan caja. Calcula que, de media, los aficionados con entrada gastarán 250 euros durante su estancia en Madrid.
Fuera de estas estimaciones están todos los que llegarán para ver el partido por la televisión. Algunos lo harán en autobús, coche o tren horas antes de la final y regresarán a casa, en plena resaca, de madrugada. Pero hay muchos que alargarán unas horas su estancia en Madrid. El director general de La Viña lo tiene claro: "Sabemos que los vascos, y especialmente los de Bilbao, son de los turistas más apreciados porque no tienen reparos en gastar. Esperemos que cumplan con su fama". En la final de 2009 en Valencia, por ejemplo, según las estimaciones del Ayuntamiento que gobierna Rita Barberá, las ganancias para los negocios de la ciudad superaron los diez millones de euros, sin contar los más de diez mil aficionados que se desplazaron sin entrada.
rioja y agua de bilbao Donde conocen de primera mano los gustos de los aficionados del Athletic es en el mesón Txistu. Referente de la gastronomía madrileña por sus platos inspirados en la cocina vasca y, sobre todo, por contar entre su clientela habitual con jugadores de Primera División y gente de la farándula, tiene todo completo para comer mañana. Con capacidad para 300 comensales, los proveedores no dan abasto. Pedro García, maitrê del local y empleado del Txistu desde hace casi tres décadas, tiene las pilas cargadas. Es consciente de que le viene encima una importante carga de trabajo. Aún recuerda, entre carcajadas, que ocurrió durante la última final que jugaron los leones en Madrid. "En las mesas no paraban de descorcharse botellas. Era un ir y venir de Riojas y de agua de Bilbao. El ambiente fue extraordinario", subraya García, que recomienda el besugo, las cocochas o un buen chuletón para los que tengan suerte de tener mesa en el Txistu. Y si los de Marcelo Bielsa ganan la Copa y les apetece celebrarlo en este restaurante, su maitrê señala cómo la plantilla del Granada, después de evitar el descenso frente al Rayo en la última jornada liguera, llegó a cenar a la una de la madrugada.
Algo parecido ocurre en el asador Donostiarra, otro de los restaurantes con más renombre que tampoco tiene un hueco para comer mañana. Esperan a 450 clientes. Así lo asegura Rita Calvo, una de las responsables de que mañana nada falle y todos los aficionados coman tranquilos. "Tenemos reservas de Barcelona, pero la mayoría son de Bilbao. Estamos encantados de recibirles y que, por los menos, el primer buen gusto sea la comida. Luego que gane el mejor", apunta. Para los que no puedan acceder al Calderón y tengan que ver la final por la televisión, la empleada del asador Donostiarra recuerda que el restaurante abre a la noche.
El que sí que va a modificar sus hábitos de trabajo es el restaurante El Currito, que, a hacer una excepción, y va a dar de cenar mañana después de la final. El comedor marinero, según apunta Marga Rubio, empleado de este conocido restaurante situado en la Casa de Campo. "El jefe tiene muchas amigos que son del Athletic y van a venir a cenar después de ver el partido. Como ganen se va a montar una buena", indica Rubio, consciente de que este viernes tendrá que alargar la jornada laboral: "Nos tenemos que adaptar a los horarios y a la demanda".
un cuadro para la final En el restaurante Jai Alai viven la final con una perspectiva que va más allá de lo mercantil. Situado en la zona de Nuevos Ministerios, este negocio familiar con raíces en Markina, lleva abierto en Madrid desde 1922. Y los dueños van a muerte con el Athletic. Así lo certifican las hermanas Arantza y María José Bustingorri, seguidoras de los leones que esperan cumplir las expectativas de todos los que pasen mañana por las mesas de su local. Y trabajo no les va a faltar. Tienen todo completo y, como principal reto, aguardan la visita de una cuadrilla de 53 personas procedente de Markina, todos sin entrada.
Las hermanas Bustingorri esperan que su padre, Miguel, acabe a tiempo un cuadro que está pintando en el que reproduce a varios jugadores del Athletic. "Espero colgarlo en el restaurante. Dará un toque especial, aunque lo primordial es la comida. La gente va a tener un día largo y les tenemos que dar de comer muy bien", apuntan Arantza y María José, antes de hablar de la fama del turista vasco: "Son de los mejores clientes. Nos dicen 'darnos de comer bien' y no hablan de dinero ni preguntan cuánto cuesta. Todo lo contrario que los madrileños y los catalanes, por ejemplo".
malestar en el bernabéu Si la cara de la final la muestran los recintos hosteleros del Calderón, la cruz la representan los negocios que afloran por los aledaños del Bernabéu. La negativa de Florentino de permitir que el coliseo blanco fuera mañana el escenario de la final no ha gustado a los responsables de los bares. Son conscientes de que han perdido una oportunidad para hacer caja. "La cosa está clara. Si el partido se hubiera jugado aquí, mi jefe habría puesto a los tres turnos a trabajar; y ahora solo va a estar uno", subraya César Ibáñez, camarero del Restaurante Puerta 6, situado frente al campo de la polémica, que en la actualidad, al parecer, se halla en obras.