SIN duda, uno de los valores que podemos defender como referente e identificativo del Athletic, es que nos pertenece a todos, que es realmente nuestro, de los aficionados y socios. Así queda claramente reflejado en uno de los primeros versos del himno; "Danontzat zara zu geuria". Es en ocasiones tan especiales como ésta cuando toca demostrarlo, a quienes asumen la responsabilidad de gestionar el Club, y sentirlo, a quienes lo formamos. Lo cierto es que, cualquier valor auténtico, que merezca tal calificativo, debe reflejarse en comportamientos visibles y observables. Lo demás, es hablar por hablar.
Leo en DEIA que Amorrortu no ha dispuesto de entradas para Manchester, ni de la posibilidad de comprarlas… si no es acudiendo a las taquillas. También los hijos de Genar Andrinua y Ritxi Mendiguren (buenos amigos del presidente) estuvieron haciendo cola en San Mamés para conseguir las suyas, lo que me lleva a pensar que algo bueno está pasando en el Athletic. Tengo la percepción de que el Club ha actuado con la firmeza, transparencia y sensibilidad necesarias para atender eficazmente esta situación, en lugar de aprovecharse de ella.
Que no existan privilegios para obtener entradas es un acto concreto que refleja perfectamente qué es lo importante en esta situación. Algunos acusan a Josu Urrutia, al presidente, de hablar poco ante los medios, pero esta decisión habla tan alto que sobran las palabras. Se trata de un mensaje fantástico, alto y claro, para todos los que componemos la gran familia rojiblanca: el Club es de sus socios y son ellos quienes deben tener prioridad para disfrutar de una experiencia memorable en el Teatro de los sueños.
Hace falta una buena dosis de coraje y de coherencia para romper con los usos y costumbres tradicionales, que consistían básicamente en aprovechar estos hitos históricos para aumentar la lista de favores concedidos pendientes de cobro. Decir que no a miles de llamadas y peticiones estableciendo un criterio tan radical en el reparto de las entradas (todo para los socios, salvo compromisos contractuales) puede incomodar, con razón, a directivos y empleados que pudieran sentirse agraviados por un criterio tan radical y, sin razón, a algunos ex algo del Athletic que parecen considerar que el Club está en deuda permanente con ellos (¡con todo lo que yo he hecho por el Club y así me lo pagan!). A estos últimos les propongo un cambio de perspectiva, quizá pensar "con todo lo que el Athletic me ha dado" les facilite poder sentirse y expresarse con mayor agradecimiento y menor exigencia.
Somos lo que hacemos y la Plenitud -atreverte a ser quien realmente eres y actuar conectado a tus auténticos valores- es sin duda, un acto radical y no necesariamente fácil. Es precisamente esta sensación de Plenitud que busca y transmite el Athletic lo que me impulsa a viajar a Manchester (eso y tener una entrada). Voy, porque sé perfectamente lo que va a pasar. Sé lo que voy a ver, cómo se va a comportar mi equipo y lo que voy a sentir en ese mítico estadio… y eso no tiene precio. Esta temporada, presenciar un partido del Athletic es vivir sin aliento durante un par de horas. Toda una experiencia. No cuesta imaginar lo que será vivirla en Old Trafford…
Algo grande está naciendo, aunque algunos, todavía secuestrados por la tiranía del resultado, sean incapaces de disfrutar plenamente de este proceso liderado desde el banquillo por Marcelo Bielsa. "A ver qué pasa al final de temporada" susurran con voz cada día más apagada. No sé qué pasará, pero sé lo que está pasando. Tenemos un equipo que representa lo mejor de nosotros, con el que podemos identificarnos plenamente, que transmite tanta energía, vitalidad, alegría e ilusión que nos emociona y contagia conectándonos con el niño que todos llevamos dentro, que ya casi nunca aparece… quizá solamente cuando juega este Athletic. ¡Cuánto vale eso!
Tengo fe en lo que este equipo está siendo (haciendo) y me enorgullece su coraje, la nobleza con la que se comporta y su deseo inquebrantable de ir siempre a por ellos. Huyen del victimismo, de las trampas, de las protestas, de la especulación y de las excusas como de la peste, y se centran en lo único importante, en el juego. El Athletic está siendo, por tanto, un ejemplo inspirador y visible de lo que el talento, unido al trabajo y a la máxima exigencia, pueden alcanzar. Si ellos están siendo capaces de transformarse en los jugadores que ahora vemos, los demás también podemos transformarnos en la mejor versión de cada uno de nosotros.
Hoy, los casi 10.000 vizcainos que hemos venido hasta Manchester, la mayor invasión del Reino Unido desde los vikingos del siglo XI, queremos que vosotros lo hagáis por nosotros. No olvidéis que, en lo más profundo de nuestros corazones, los vascos somos conquistadores y aventureros, así que, este es el Reto para hoy; entre todos, conquistaremos el Teatro de los sueños, uno de los reductos sagrados del fútbol mundial para confirmar nuestra candidatura: somos un Club Champions.