LEZAMA. Ni el 1-2 de la ida, ni un rival de Segunda B. Nada va a hacer que Marcelo Bielsa vea el pase a la final como algo ya resuelto. "El fútbol está plagado de ejemplos de que no siempre sucede lo que se espera.", advertía tras el entrenamiento de ayer, "no se puede vaticinar o predeterminar qué va a pasar, por respeto al rival, al juego y a nuestra experiencia, que indica que el partido hay que jugarlo". Es por eso que hoy, ante el Mirandés, el modesto verdugo de primeras, el técnico rosarino alineará a su once de gala. No faltará un solo nombre de esa alineación que los aficionados del Athletic repiten ya de memoria como si fuese una cuenta más del particular rosario rojiblanco: Iraizoz, Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe, Iturraspe, Herrera, De Marcos, Susaeta, Muniain y Llorente. Amén.
San Mamés amanecía hoy con un campamento de fieles en busca de un salvoconducto para la ceremonia de las 22.00 horas. Será el punto a partir del cuál se dejará desatar una locura que ya cuesta contener. Bilbao huele a final de Copa, la 38ª de su Athletic, pero antes hay que dar la extrema unción a un Mirandés que no se doblega ante gigantes ni escudos sagrados.
Bielsa puede acostarse hoy sabiendo que ha metido al Athletic en la final de Copa. Cuando febrero no ha hecho más que empezar, con media Liga por disputarse y una aventura europea todavía por finalizar. Hay quien dice que ya ha escrito su nombre en la historia del club, pero él se niega a abandonar la más absoluta humildad: "Imaginar que uno pertenece a la historia de un club habiendo estado solo cinco o seis meses, desde mi óptica, no resiste análisis. Para permanecer en el recuerdo de una institución como esta, con tantos antecedentes, me parece que hay que hacer bastante más de lo que supone el partido de mañana (por hoy). El dato estadístico es cierto, pero no siempre los datos certifican sentimientos y sensaciones".
El partido de hoy deja una final como premio, pero una eliminación podía suponer también un duro revés. Bielsa eludió calificar una posible derrota como un fracaso: "Yo tengo optimismo, deseo conseguir lo que nos toca disputar mañana (por hoy). Lo que pase que lo califiquen los que tengan la obligación, la función o el oficio de hacerlo".
Una semifinal de Copa puede poner el Botxo patas arriba, pero Bielsa es capaz de afrontarla con frialdad: "No creo que sea el partido más importante desde que estoy aquí. Entiendo la repercusión que tiene, lo que hay detrás del partido. Pero hay tanto que hacer de aquí a final de temporada que me inhibe calificarlo en términos personales".
Que no desee una derrota no quiere decir que no haga los deberes por si se produce. En el entrenamiento de ayer, los jugadores del Athletic ensayaron los lanzamientos de penalti: "Hay que estar preparado para todo y evitar lo que no nos conviene".
RESPETO AL RIVAL El Mirandés demostró en Anduva que a la mínima oportunidad hará lo imposible por agarrarse a la final. "Hay que jugar respetando al oponente y hacer de manera noble lo máximo para superarlo", apuntaba el rosarino. Para Bielsa, el referente del partido de ida es especialmente útil, tanto a la hora de observar los aspectos negativos, como los positivos: "En el partido de ida hubo momentos que certifican lo que queremos y lo que queremos evitar. Lo que queremos está resumido en el primer tiempo y alguna secuencia del segundo. Lo que queremos evitar es lo de siempre: jugar cerca de nuestro arco, no conceder la pelota, que el rival construya acciones cerca de nuestro campo...". Pide a sus jugadores nobleza, la que les sobró el sábado presionando hasta la extenuación. Sabe que sus hombres creen en su receta, por lo que no tiene ninguna duda de que la responsabilidad de una semifinal no podrá atemorizarles: "La responsabilidad la tenemos en todos los partidos. En cada uno tenemos la obligación de superar al que nos enfrentamos. Después, lo que se obtiene es mayor o menor. El argumento de un jugador profesional nunca puede ser que está superado por las circunstancias, porque se prepara justamente para que las circunstancias no lo superen sean cuales sean".
El Mirandés de Carlos Pouso, con la única baja del sancionado Álvaro Corral, será el encargado de poner a prueba la fe del Athletic, de poner trabas al inventario de deseos de miles de almas rojiblancas. Bielsa ejercerá de maestro de ceremonias, iluminando a sus jugadores y aficionados con un credo tan sencillo como dificultoso: atacar, atacar y atacar.