Un sueño recorre las entrañas de Miranda de Ebro, una ciudad volcada con un equipo, el Mirandés, que busca un sueño, un reto casi imposible, clasificarse a la final de Copa, lo que le convertiría en el primer club de Segunda B en conseguir tal logro. A pesar del frío, la ciudad burgalesa luce orgullosa sus colores, el rojo y el negro. Numerosas banderas desafían al fuerte viento y a las bajas temperaturas desde balcones y ventanas. Los mirandeses hacen ondear al viento las banderas en las fachadas de sus casas. Se muestran ilusionados, deseosos de ver cumplido el sueño de todo un pueblo que no podrá empujar a sus héroes desde cerca, pues ese privilegio de visitar San Mamés ha recaído únicamente en 672 afortunados. El resto empujará a los suyos desde poco más de 80 kilómetros de distancia, en los bares, en las calles de Miranda, una ciudad soñadora.

Con todo en contra, pues ni el resultado ni el rival acompañan al Mirandés, los seguidores rojillos no pierden el ánimo en la jornada previa al partido más importante de la historia del club. "No queremos dejar de soñar, queremos seguir viviendo esto, que no sabemos cuándo vamos a poder repetirlo. De hecho, lo más seguro es que no vaya a suceder de nuevo", reconocen varios aficionados reunidos en el bar Ecus, uno de los puntos de encuentro habituales de la localidad burgalesa antes de poner rumbo a Anduva a ver a los de Pouso.

El postrero tanto de Ander Lanbarri permite seguir soñando al Mirandés, que lo tenía todo prácticamente perdido con el 0-2 y encontró la buscada recompensa con el gol del delantero bilbaino. Anduva, el estadio sobre el que se ha cimentado la heroica historia de los rojillos, estalló de júbilo, de alegría. Todavía perdura esa felicidad, marcada a fuego en todos los mirandeses. "Si ya le ganamos al Espanyol cuando teníamos todo prácticamente perdido, por qué no vamos a poder hacerlo ahora. Queremos hincarle nosotros el colmillo al león", reconoce un aficionado.

Tal es el revuelo mediático generado por el Mirandés, que hasta en la capital burgalesa van con el conjunto rojillo: "Esto es algo inaudito, pintamos algo hasta en Burgos, donde siempre nos han tenido un poco de tirria", se sorprende. En Gasteiz, por la cercanía, muchos son también los que apoyan a los mirandeses. "Acabo de venir de Gasteiz y la gente no paraba de repetirme que tenemos que ganar, que nos clasifiquemos para la final y eliminemos al Athletic. Ahora parece que todo el mundo va con nosotros en este partido", añade el sorprendido aficionado, contento de recibir el apoyo de tanta gente.

En las calles de Miranda una frase se repite de manera constante: "¿Vas a ir a Bilbao?". Las respuestas, variopintas, pues hay quien esta noche podrá vivir en directo el partido en La Catedral, otros, sin embargo, tendrán que conformarse con verlo en los bares bilbainos. "Bueno, si no queda otra habrá que conformarse con estar en Bilbao por lo menos. El tema de las entradas está complicado y no he tenido suerte en el sorteo", analiza una aficionada rojilla.

Otros, menos afortunados, ni siquiera tendrán la oportunidad de estar en la villa y apoyarán a su equipo desde la distancia, desde Miranda. "Ni el horario, ni las pocas entradas que hay para el Mirandés acompañan. Al día siguiente hay que levantarse pronto para trabajar así que tendremos que verlo desde casa. Por lo menos hemos llegado hasta aquí", se consuela un aficionado que acostumbra a acompañar al Mirandés por los campos de Segunda B.

DESÁNIMO POR LAS ENTRADAS El sueño de la ciudad de Miranda choca con el desánimo de aquellos aficionados que no han resultado agraciados en el sorteo de las entradas. "Que haya tan pocas entradas para el Mirandés ha sido una pena, porque muchísima gente quería ir a Bilbao. Si algunos viajan habitualmente con el equipo, cómo no iban a querer acercarse hasta la villa, que está ahí al lado. La verdad que la gente está un poco desanimada, pero no hay que darle más vueltas y seguro que los que vayan animarán por todos los que no han podido ir", señala Begoña.

"No puedo hacer nada, estoy recibiendo muchas, muchísimas peticiones pero no hay nada que hacer", se excusa Ramiro Revuelta, presidente del Mirandés. Su teléfono no deja de sonar desde hace varios días; el pretexto es siempre el mismo: pedir una entrada. "Queríamos que fuesen muchos más aficionados rojillos que los que van a poder ir, pero entendemos también todo lo que supone para el Athletic un partido de estas características, por lo que no nos queda otra más que aceptarlo", expone Revuelta antes de que su móvil vuelva a sonar: "No, lo siento, no puedo hacer nada", expone.

A pesar del desánimo por no tener entradas, la gente que se encuentra en el Ecus viendo las noticias se sorprende al ver las largas colas de San Mamés. "Esto es un nuevo ejemplo de que la afición del Athletic es grandiosa. Va a ser un honor para nosotros poder jugar en un campo así", admiten mientras apuntan que "esperamos poder con nuestro sueño". "Pase lo que pase, todo esto es un sueño que a buen seguro no se va a repetir, por lo que el partido contra los rojiblancos va a ser muy especial", reconocen mientras siguen ilusionados con el sueño de poder llegar a una final de Copa.