Durango. Catorce temporadas como rojiblanco, cuatro en el Espanyol y una última en el Baltimore Bays, donde se quitó definitivamente los guantes. Está orgulloso de haber vestido la camiseta "sagrada" del Athletic y de su hijo Andoni, que no pudo desarrollar su carrera en Bilbao y a quien, siendo niño, Alfredo di Stéfano le recomendaba que no fuese portero porque "no tendrás un día de felicidad". Es evidente que Carmelo no puede estar de acuerdo.
Antes de repasar su extensa carrera, ¿puede explicar qué es lo que pasó con su primer apellido?
El Athletic me cambió la primera letra para evitar que tuviese que ir a África a hacer la mili, como le había pasado a Zarra, por ejemplo. Sin yo saber nada me pusieron Cedrún, cuando era Sedrún, con 's'. Y pude hacer la mili aquí, en Garellano. Quedamos campeones de España en el torneo de cuarteles, la final fue en Burgos.
Y se quedó con Cedrún para siempre.
Sí, Cedrún, menos en la guía telefónica, que pone Sedrún. El apellido parece que viene de Iparralde. Es un apellido raro, como yo.
Ha venido cojeando. ¿Qué le pasa en la rodilla derecha?
Es un regalo del Athletic, de aquel partido con el Manchester United. Hasta hace poco no tenía nada, pero resbalé, me caí y me tienen que operar. Pero de todo lo demás estoy muy bien.
¿Cuando recibió el golpe en Manchester, le operaron?
No, me pusieron escayola nada más y luego seguí jugando varios años más en el Athletic y luego en el Espanyol… La rodilla funcionaba hasta hace poco. Hace cuatro años me tuvieron que operar y ahora otra vez. No me quejó, he tenido una salud de hierro.
¿Cómo se hizo la lesión?
Fue una cesión corta y tarde de Garay y el delantero centro de ellos, Taylor, que pesaba 90 kilos, metió el pie como siempre hacían los ingleses, limpio pero fuerte. Yo ya no podía ni estar, pero entonces no había cambio de portero y tuve que aguantar en el campo. Fue una pena después del partido memorable que hicimos aquí, 5-3 ganamos, fue el mejor partido que se ha visto nunca en San Mamés. Cuando fuimos allí estábamos más bajos físicamente y teníamos algunos lesionados, Etura tuvo que jugar de delantero centro, algo retrasado. Hasta que me lesionaron íbamos 0-0, luego ya no pudimos. Además, el Manchester no jugó muy limpio ese partido porque cambiaron el campo, no jugamos en el suyo, sino en el del Manchester City porque querían que hubiese barro y a balonazo limpio nos ganaron.
Bueno, pero esa eliminatoria quedó grabada en la historia del Athletic.
Claro, pero es que fíjate que nos tocaron los mejores, el Manchester, el Honved, el Oporto, no sé si era adrede o qué. En aquella época cualquier cosa. Creo que es el mejor equipo del Athletic que ha habido, el más completo. Ha habido otros muy buenos, pero el nuestro era bueno desde atrás hasta adelante.
Cuando usted debutó lo hizo con la famosa delantera: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.
Con aquellos estuve unos años, sí.
¿Dónde jugó antes de fichar por el Athletic?
Solo en el Amorebieta, en Regional. Me vinieron el Oviedo y el Valladolid en busca, pero en casa no me querían dejar ir. Mi madre, en el caserío, decía '¿dónde está Oviedo?'. Fuimos, hicimos pruebas y muy bien. Poca diferencia en la ficha con lo que ofrecía el Athletic. Pero estando yo en la siesta, vino el Athletic, me agarró y a Bilbao. Yo encantadísimo. ¡Cómo hemos defendido esa camiseta que es sagrada! Jugar en San Mamés de portero es muy difícil. Y yo era un crío que acababa de salir de la aldea. Nací en Orobio, que pertenece a Etxano. De allí también es el que juega ahora, Aurtenetxe, y Amuriza, el bertsolari. Toda la vida he tenido que pelear, también contra porteros que tenían más nombre, como Eizagirre, Busto, Ramallets, Juanito Alonso. Imagínate cómo tuve que luchar para pasar a todos esos y jugar en la selección. Yo creo que podría haber jugado cuatro veces más, pero en aquellos años siendo de aquí, ya sabes… Era un aldeano y me enfrentaba a gente que estaba muy arraigada en una cosa en la que nosotros no estábamos, ya me entiendes.
El Athletic tenía un buen portero cuando llega usted.
Lezama. ¡Porterazo! De él copié muchas cosas. El mejor que he conocido cuando estaba serio, cuando no se lo tomaba de chufla. Me enseñó mucho, recordaré siempre cómo me ayudó. Solíamos dormir
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en la misma habitación y muchas veces se levantaba a las siete de la mañana para desayunar porque, como había vivido en Inglaterra por la guerra, tenía esas costumbres. Yo le echaba cada grito. Luego, otros porteros tomaron nota de mí. Yo no he tenido envidia de nadie, era de los que más seguridad daba. En las finales y en los partidos difíciles se ve si uno es bueno. Fama y nombre han tenido muchos, pero mejores… En el área no me entraba nadie, daba candela y me hacía respetar. Entonces era normal que los delanteros entrasen con todo al portero. Aquel Araujo, del Sevilla, que veía menos que una rodilla vendada… También en los entrenamientos venían al choque y te chutaban a dos metros, a pegar. Pero yo tenía mis artimañas para que no se acercasen.
Pronto, en el 53, tuvo la oportunidad de disputar una final de Copa, que perdieron.
Fue verdadera mala suerte, con el Barcelona. Lloré toda la semana y en todo el verano no hablé con nadie. Nuestro equipo si hubiese tenido un preparador físico y se hubiese cuidado la alimentación, habría sido el mejor del mundo. Después de aquello ganamos la repera, pero no se hacían las cosas bien. Cuando le ganamos la Liga al Barcelona en San Mamés estábamos concentrados en Larrauri y si jugábamos a las cuatro y media, a las dos no habíamos empezado a comer. Piru nos decía que no teníamos ni idea, tenía razón. Tarde para comer y comíamos de todo: sopa, carne, merluza, todo. Mauri y Maguregi gritaban 'Viva la boda'. De allí, montar en el autobús y al campo. De un día para otro te aparecía uno con tres kilos de más.
Está claro que no había el control de ahora.
Daucik era buenísimo tácticamente, pero entrenando… Al portero desde luego no le entrenaba nada, por eso tenía que tener mucho amor propio. Solía coger unos balones y venía al pueblo a entrenar o iba a Axpe, con los García Ariño. El frontón era buenísimo para el portero, las distancias, los efectos, era el no va más.
¿Y ese dedo todo torcido de la mano derecha?
Me lo rompí. En un entrenamiento chutó Uribe a bocajarro y se me rompió, pero no quise decir nada porque venían unos partidos muy interesantes. Aguantando el dolor, al entrenador le decía que no quería hacer puerta y así, con el dedo roto, jugué cuatro o cinco partidos. Tenía todo morado, pero con los guantes… En Orobio solía estar cogiendo cangrejos en el río y el agua estaba como el hielo y me hacía bien. Pero fuimos a jugar contra Osasuna y ya no podía más. Le dije al doctor Mujika que llevaba así un mes y no me creía. Veintiún días estuve con yeso y jugó López unos cuantos partidos.
Con Daucik vivieron unos años estupendos…
¡Qué grandeza ser campeón de Liga con el Athletic, qué gran satisfacción!
Iba a que usted fue protagonista del episodio que desencadenó la marcha de Daucik.
Había terminado la Liga y nos eliminaron pronto de la Copa y pusieron un amistoso en San Mamés contra un equipo inglés, no me acuerdo cuál. Jugué el primer tiempo y luego Daucik cambió el equipo, puso jóvenes y nos metieron un recorrido. Ya la gente se marchaba. A falta de veinte minutos estábamos con diez, alguien se lesionó, y como él me había visto jugar bien de delantero en los entrenamientos, pues me mando salir. Me puse la camiseta y de delantero. No podía ni salir, cómo caían almohadillas. La gente quería machacar a Daucik, pero yo creo que él ya tenía firmado con el Atlético de Madrid. Tengo alguna foto de delantero, una cosa histórica. Luego han salido porteros a rematar córners, pero jugar de delantero…
A Daucik le sustituye Baltasar Albeniz, que solamente está una temporada aunque con él ganan la famosa final al Real Madrid.
Era un padre. Pero en la Liga anduvimos muy mal, por la mitad de la clasificación. Creo que en los entrenamientos nos apretó mucho y el equipo estaba cansado. A última hora lo comprendió, empezó a trabajar más relajado y empezó la Copa. La armamos.
Sí que la armaron.
Es que ganar a un Madrid que era campeón de Liga y de Europa. No queríamos jugar en Madrid, pero el que mandaba era Franco y dijo que en Madrid. Estábamos con fortaleza y ánimo. El Athletic en partidos cumbres es peligroso. En los córners me venía Di Stéfano a preguntar a ver qué prima teníamos. Decía que ellos diez veces más, pero yo le contestaba que era igual porque no iban a ganarnos. Luego estuve con él tres años en el Espanyol. De lo que no me olvido es que fue Piru a recoger la Copa y Franco le dijo 'pero, ¿otra vez vosotros?'. Y Piru, el zorro de Piru, le contestó 'y el año que viene también'. En Madrid dolió muchísimo que esa Copa viniese a Bilbao. Nos hicieron el mejor recibimiento que he visto en mi vida. Para llegar de Atxuri al Ayuntamiento, dos horas necesitamos. Los once aldeanos.
Once aldeanos, con ese nombre se quedó su equipo.
Recuerdo que hicieron un calendario en el que aparecíamos todos vestidos con txapelas, abarkas y gerrikos. Estábamos muy hermanados. No era como ahora, todos éramos nacidos en Bizkaia y eso hace mucho. ¿Cuántos vizcainos hay ahora?
Siempre destacan ese buen ambiente que tenían. Etura y Uribe dijeron lo mismo cuando fueron entrevistados.
Solíamos ir a comer juntos, por ejemplo íbamos a Santurtzi a comer pescado… Y a muchos sitios. Eso se nota mucho en el campo. Me hace mucha gracia cuando ahora sale que en un equipo hay división de opiniones, es porque son de razas distintas, nosotros todo lo contrario: gente humilde, trabajadora.
Cuente cómo era el equipo, uno a uno.
Orue era serio, rápido, era defensa defensa. Gento me decía: 'Si es que no habla nada durante el partido, pero te pega más patadas que nadie y fíjate qué correcto es'. Canito, por la izquierda, rapidísimo, más espectacular, más fuerte, también calentaba cuando hacía falta. Garay era un superdotado, tan bueno que hasta era peligroso para nosotros. Ibas ganando 2-0 y quería salir de atrás driblando, se la quitaban y adiós. Un fuera de serie. Luego estaba Etura, que jugó en la media y también de central, un baluarte. Maguregi era uno de los mejores que he visto: defensivo, atacante, se compensaba con Mauri, que corría todo y encima metía una docena de goles. Ahora, no le podías mandar hacer un marcaje.
¿Y la delantera?
La mejor que ha habido. Igual algunos no han tenido tanto nombre como Panizo y esos, pero… Artetxe, clase, tenía cuatro o cinco jugadas que eran gol, una que yo todavía no sé cómo hacía, que amagaba el centro y la metía entre el portero y el primer poste. Markaida era muy práctico y Uribe no paraba, eran los dos trabajadores y hacían muchos goles, buenos rematadores, Markaida con la cabeza y Uribe con los dos pies. Luego, Eneko Arieta, con Zarra el mejor delantero que ha tenido el Athletic. Rápido, cabeceador, chutaba muy bien, era una barbaridad. Y siempre estaba en los partidos difíciles, en las finales. En la del 58 le trajo loco a Santamaría. Y Gainza, número uno. Piru sabía latín, preparaba los partidos, regaba su zona y hacia unos recortes rápidos. Algunos días fuera de casa no aparecía porque le daban mucha leña, pero en otros ganaba él solo. En la Copa contra el Murcia, que nos ganó aquí 0-1, hizo dos jugadas excepcionales, dejando a todos sentados y 0-2. Ese día no podíamos llegar a la caseta, qué fue aquello, nos tiraban de todo. Piru era especial, cuando había que ganar…
Usted le tomó el testigo a Lezama y se lo cedió a Iribar, otro porterazo.
Ya había hecho mi ciclo y detrás había respuesta. Iribar aprendió de mí muchas cosas en los entrenamientos, como yo de Lezama. Yo era la vieja gloria y tenía repuesto. Así que los últimos años de tu vida deportiva querías sacar lo que no habías podido sacar porque aquí se pagaba mal, menos que en muchos equipos. A mí me traspasaron y el Athletic cogió mucho dinero. En estos temas no teníamos mucho que hacer, el club tenía el año de opción, terminabas y no podía irte si no te dejaban. También es verdad que tampoco nosotros queríamos marchar a otro sitio, pero en este tema yo creo que el club no hacía las cosas bien, puedes preguntar a otros jugadores y te dirán cosas parecidas. Después de diez, doce o trece años, el Athletic fallaba porque pienso que merecíamos otro trato, pero bueno.
Antes de terminar es obligado hablar de su hijo, Andoni, que siguió su estela.
Era muy bueno. Lo que pasa es que si el padre ha sido internacional, al hijo le comparan y la comparación es odiosa. Iñaki Sáez le sacó partido, tuvo la valentía de ponerle. La verdad es que no quiero recordar cómo salió del Athletic, hubo quien no le tuvo en cuenta. En Zaragoza jugó muchísimas temporadas y allí fue lo que yo no pude ser: campeón de Europa. Portero bueno, en Zaragoza todavía es un ídolo y yo le aplaudo por la carrera que hizo. Lo que no me gustaba era verle en el campo, le veía por televisión. Un día en San Sebastián tuve un bollo porque te hiere escuchar ciertas cosas, es tu hijo. De crío, viviendo en Barcelona, Di Stéfano le solía chutar unos balones porque él ya se ponía de portero y le decía: 'Cedrún no seas portero nunca, que no vas a tener ni un día de felicidad'. Ya ves, qué consejos, pero no hizo caso.
¿Quién ha sido el mejor portero?
Yo jugué varias veces contra Yachine, el ruso, pero no le vi bien, aunque tenía mucha fama. Para mí el mejor era el inglés, Gordon Banks. Paraba todas, era más feo que la ley y les asustaba a los delanteros. En la época nuestra no se le daba tanta importancia al portero, en todo caso eras el saco de las culpas.
Suele ir a San Mamés.
Sí, veo mucho fútbol. Me gusta, aunque en estos años me he aburrido muchas veces en San Mamés. Eso no era jugar al fútbol, este año ya es otra cosa, pero veo que nos falta algo.
¿Qué?
Un poco más de ayuda delante. Para mí, Llorente está muy solo y cuando el equipo rival viene muy atrás tienen problemas. Por lo demás, ahora juegan un huevo.