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El fútbol desnuda al Athletic

El Espanyol, que se adelantó con un gol de Osvaldo en fuera de juego, supera a los rojiblancos, faltos de juego Iraizoz mantuvo a los bilbainos en pie hasta que Iván Alonso respondió al tanto de Susaeta

Al Athletic, especialista en el monocultivo con Llorente en la posición de pívot, le sobrevino un cortocircuito que interrumpió su sprint europeo, que cierra en la séptima plaza, cuando tuvo que desarrollarse sobre otro escenario que no contemplaba el extraordinario impacto de Fernando, punto final de los bilbainos, cuyo radio de acción atacante pocas veces excede de la jerarquía de Llorente y las correrías de Muniain. Se encasquilló el Athletic de mala manera en la digestión del juego, en la panza del duelo, superado de punta a punta en el centro del campo por el Espanyol, donde Javi Márquez y Verdú remaron para desactivar a Iturraspe, al que aislaron en su posición de enganche, y Luis García, Iván Alonso y Callejón, tres avispas de afilado aguijón, se encargaron de derrocar el dique de cemento de Javi Martínez y Gurpegi, los fondistas que debían ocuparse de vigilar un vasto territorio por el que los volantes del Espanyol, puro dinamismo, flotantes, armoniosos, bulliciosos y ambiciosos buscaban el enfoque de Osvaldo, su socio predilecto, la cuchilla blanquiazul. Al Espanyol, varios palmos por encima de la afligida, escasa y rutinaria enciclopedia futbolista del Athletic, le alcanzó con clavar el estandarte en el centro del campo para dislocar a los rojiblancos, que no supieron protegerse en el nudo y sucumbieron en las áreas a pesar del descomunal esfuerzo de Iraizoz, que mantuvo a los rojiblancos con un hilo de vida hasta que el fútbol del Espanyol castigó al Athletic, que se quedó sin coartada. Desnudo.

Afortunadamente para el Athletic, fue Iván Alonso el primero que accedió al pórtico de Gorka Iraizoz. Al uruguayo le sobrevino el vértigo cuando traspasada la defensa, distraída en el achique, y se encontró con el arquero rojiblanco. Arqueó la zurda para combar la pelota, pero fue tan evidente su gesto, que la estirada de Iraizoz, le esperaba para espantarle. Sin soldadura que parcheara la gotera del Athletic en la sala de máquinas, Iván Alonso conectó con Osvaldo, cuyo remate, mordido, lo decapitó el pie de Amorebieta a un palmo del corazón del área. Se tambaleaban los bilbainos, cortísimos en el frente de ataque, donde solo Muniain, siempre productivo con la pelota encolada al pie, trató de desabrochar la trinchera espanyolista, que jugaba abanicándose ante el escaso peso del Athletic, al que auxilió nuevamente Iraizoz refractario ante la catapulta de Javi Márquez.

Sin vuelo ni plumaje, el Athletic no era capaz de dar con el interruptor de la luz y hacer girar el tiovivo. El gobierno del duelo era del Espanyol, que pizpireto y valiente mezclaba en la tejedora con criterio, determinación y velocidad la pelota, su bien más preciado. El volumen de juego de los banquiazules, su productividad, obligó a la tropa de Caparrós a realizar un ejercicio de equilibrismo para no ceder. Al Athletic le sostenían las manoplas de Iraizoz y el gen competitivo que el técnico ha incubado en su morfología, cuyo organismo es ahora más resistente, vacunado como está ante procesos depresivos. Ni el gol de Osvaldo, en notorio fuera de juego, ante la sorprendente mirada de los zagueros bilbainos, varados, testigos presenciales del éxito espanyolista descompuso al Athletic, que siempre tiene un flotador a mano cuando sube la marea.

Susaeta, que ha pasado un buen trecho del curso en el diván de las dudas, fuera de foco, sin encuadre, aniquiló a Kameni con el magisterio del buen pie en una falta que teledirigió a la redes desde el balcón del área. El Athletic es un virtuoso de la usura y de la ruleta de la fortuna. Le basta con unas pocas monedas para hacer el mejor de los negocios. Su única inversión en el parqué futbolístico, el único décimo de la lotería, le alcanzó para igualar en el despacho de la contabilidad al Espanyol, que había derrochado sus ahorros para obtener el mismo beneficio. Impidió Teixeira Vitienes que los blanquiazules pudieran adquirir más propiedades cuando se tapó los ojos y escurrió el penalti ante la guadaña de Iraizoz a pies de Iván Alonso en los estertores del primer acto.

La efervescencia y la agitación se mantuvieron intactas en el despegue de la reanudación, en la que Llorente, el lancero del Athletic, asomó sobre el tablado para relevar a Iturraspe, que nunca se sintió cómodo. Con Llorente en el campo, el Athletic volvió a su génesis, a su perfil más reconocible. Sucedía que a los bilbainos les faltó el fútbol necesario para desautorizar al Espanyol, que seguía disfrutando de mayor pujanza en el tránsito de la pelota con su estimulante propuesta coral donde el toque es innegociable, una metodología irrenunciable. Fotocopió el Espanyol la puesta en escena que muestra su mejor fotogenia porque el Athletic siempre estuvo muy lejos de la pelota. Tanto que Caparrós giró la hormigonera y desplazó del tablero a Muniain para blindar la empalizada con el espino de Ustaritz y coser una defensa de cinco zagueros.

LA PUNTILLA La acumulación de defensas retrasó unos metros el problema del Athletic, pero no lo resolvió porque el manantial del Espanyol, el que generó el desborde de las bombas de achique, nacía en las entrañas del centro del campo, donde los rojiblancos, varios cuerpos por debajo del ballet del cuerpo de baile de Pochettino, ovilló al Athletic, atrofiado, apelmazado, sin solución de continuidad. Con los cuartos traseros enroscados en el parabrisas de Iraizoz, red de seguridad de los suyos ante un remate de gol o gol de Amat, no supieron taparse los bilbainos, retratados en cadena en el segundo tanto. No supieron cerrar la cremallera en una jugada que exigía más hueso y mandíbula e Iván Alonso les pasó la factura con intereses al embocar un pase de Osvaldo que mordió los tobillos de la zaga, antes de que el uruguayo barriera las esperanzas de los rojiblancos de poder fijar en la memoria del GPS la ruta a Europa.

ESPANYOL: Kameni; Galán, Amat, Raúl Rodríguez, Chica; Verdú (Min. 90, David López), Javi Márquez (Min. 75, Rui Fonte); Luis García (Min. 75, Isaías), Iván Alonso, Callejón y Osvaldo.

ATHLETIC: Iraizoz; Iraola, Ekiza, Amorebieta, Castillo; Gurpegi, Javi Martínez; Susaeta, Iturraspe (Min. 46, Llorente), Muniain (Min. 65, Ustaritz) y Toquero (Min. 58, Orbaiz).

Goles: 1-0: Min. 34; Osvaldo. 1-1: Min. 43; Susaeta. 2-1: Min. 76; Iván Alonso.

Árbitro: José Antonio Teixeira Vitienes (Comité Cántabro). Amonestó a Verdú (Min. 41), Callejón (Min. 43), Iraola (Min. 52), Rui Fonte (Min. 80) y Javi Martínez (Min. 85).

Incidencias: Unos 23.023 espectadores se acercaron al estadio de Cornellá-El Prat para presenciar el partido que cerraba la trigésimo cuarta jornada de Liga.