almería. El Athletic ha echado raíces en Almería, como indica que sea parte de un trozo de historia de la entidad andaluza. Los rojiblancos, de hecho, inauguraron el 24 de agosto de 1976 el extinto Estadio Franco Navarro. Cada jugador del Athletic recibió un Indalo, símbolo de la provincia, como recuerdo de su primer partido en Almería. Los Irureta, Dani, Villar, Sarabia o Goikoetxea, con Koldo Agirre al frente, fueron agasajados a su llegada y el Ayuntamiento almeriense abrió su salón de plenos a la expedición en una recepción oficial. Juan Rojas y Txetxu Rojo ejercieron de capitanes y Dani firmó el primer gol del nuevo campo en un encuentro que acabó en tablas (1-1).

La figura de José María Maguregi, quien condujo a la Agrupación Deportiva Almería a su ascenso a Primera en la temporada 1978-79, ejerció de puente en esta relación. El técnico de Ugao tiró de paisanaje y solicitó antes de hacerse con las riendas del equipo el fichaje de un jugador del Athletic, el centrocampista Agustín Garay, que fue designado como el jugador más regular del equipo. Luego llegaría Andoni Murua, que dejó muy buenas sensaciones después de no haber visto cumplido su sueño de no llegar a debutar con león.

Maguregi sigue siendo una referencia en Almería, donde el recuerdo de los éxitos que firmó en su etapa como técnico de la entidad andaluza permanecen imborrables. El bilbaino, sin más, enganchó a la causa del Athletic a muchos vecinos de este enclave de la costa, que mantienen un cierto idilio a mil kilómetros de distancia.

El Athletic, desde que aterrizara en Almería aquel 24 de agosto de 1976, ha nutrido al cuadro andaluz de varios jugadores, al margen de Murua. Así, Iban Espadas, Jon Ander Lanbea, Jorge Pérez y Mario Bermejo han presentado buenas hojas de servicio después de salir de Lezama, aunque ninguno de ellos ha llegado a jugar con el Almería en Primera División.

El Athletic, además, debió inspirar a aquellos almerienses que en 1914 fundaron el Athletic Club de Almería, desaparecido en 1935, aunque no se tienen constancia de sus lazos con Bilbao, aunque se sabe que asumió los colores rojiblancos como propios.