Nuestro amigo Txutxi
Fidel Uriarte, Koldo Aguirre y Félix Zubiaga desvelan sus recuerdos de Aranguren, fallecido el lunes de forma repentina. Los excompañeros del portugalujo se quedan con su carácter alegre y optimista
Bilbao
Esta no es una historia triste. Es un álbum de buenos recuerdos. De momentos, unos simples y cotidianos, como cuando Fidel Uriarte, sestaoarra, pasaba a buscar a Txutxi Aranguren, portugalujo, y se iban a entrenar. O cuando Koldo Aguirre recibía dos llamadas a la semana desde Huelva o Cartagena del Aranguren entrenador pidiendo algún consejillo. Otros momentos son más exclusivos, más significativos: trofeos alzados, ascensos de categoría... Todos ellos, todos momentos inolvidables, componen la vida de Txutxi Aranguren, que duró 66 años y que se apagó de forma repentina el pasado lunes. Sus amigos, le recuerdan.
Txutxi nació en Portugalete y se fue al vecino Sestao, con un club de fútbol de gran solera, a dar sus primeras patadas al balón. "Yo estaba en el primer juvenil que se creó del Athletic y le dije que se viniera. ¡Fui yo quien le fichó! Llegó a la temporada siguiente y nos quedamos toda la vida en el Athletic", cuenta Fidel Uriarte. Como juveniles, ambos fueron campeones de Copa en 1963. "El primer título que ganaban unos juveniles del Athletic. Superamos al Madrid en Barcelona por 2-0", recuerda Uriarte, que conocía a Txutxi "desde prácticamente toda la vida", desde los 13 ó 14 años. "Puedo hablar de él como si hablara de mí mismo", asegura. "Se ha ido mi hermano", solloza el que estuvo doce temporadas en el primer equipo rojiblanco (1962-74). Siempre al compás de Aranguren, que militó en la élite rojiblanca desde 1962 a 1975. Después, cuando la edad obligaba a colgar las botas, la relación entre ambos nunca se extinguió. "Es que siempre han estado juntos. Todo el día. Siempre. Es increíble. Cuando jugaban y también luego", destaca como observador y compañero Félix Zubiaga, león desde 1969 hasta 1975.
Fidel y Txutxi, jugadores de talento precoz, congeniaron desde el principio: "Yo le iba a buscar en coche desde Sestao a Portu y nos íbamos a entrenar. A día de hoy seguíamos quedando. Jugábamos al golf, íbamos al txoko de Portu... Estábamos juntos todo el rato menos cuando estábamos cada uno en su casa", afirma. "Mi hermano", insiste Uriarte: "Era solo dos meses mayor que yo".
El sestaoarra, Aranguren y también el hacha de Arrankudiaga fueron escalando juntos hasta Primera División, aunque a este último le costó más asentarse en la primera plantilla: "Debuté joven, pero luego volví al Bilbao Athletic porque había un entrenador al que no le gustaba nada. Luego, Pavic quería en ciertos momentos que los laterales subieran a atacar y una semana que estaba Txutxi lesionado me dijo que me iba a poner de lateral. ¡Yo creía que era broma! A mí no me gustaba nada jugar ahí, yo quería ser delantero". Pero Zubiaga se quedó de lateral zurdo, como Txutxi, a su sombra. "Aunque los dos últimos años estuvimos jugando ambos", apostilla.
El de Arrankudiaga mantuvo el contacto con su rival pese al transcurso del tiempo. "Recuerdo una alubiada que hicimos con socios y gente importante, estaba Lertxundi de presidente. Yo comía al lado de Txutxi y me dijo: ten cuidado con lo que dices que aquí se va a sentar tal político. Se enteraba de muchas cosas y nos las soplaba. Sabía comunicarse con la gente".
Las palabras de "buen compañero" se escapan de todas las bocas. Txutxi Aranguren jugó 318 partidos con la elástica rojiblanca: Iribar, Sáez, Etxeberria, Aranguren. Una retahíla que pertenece a la historia. "Era rápido, un jugador de nervios, tomaba decisiones muy rápido y era un buen marcador", define Zubiaga. Txutxi era el 3, el que lidiaba con extremos como Amancio, con quien mantuvo duelos épicos casi siempre salvados con aplausos para ambos. Al atacante del Real Madrid, un astro, se le pitaba en San Mamés cuando saltaba al terreno de juego y se le aplaudía cuando lo abandonaba. Era un terror para la grada, por peligroso, por jugadorazo. A Aranguren se le aplaudía hubiera ganado la batalla con Amancio o la hubiera perdido. "Él sabía que tenía sus limitaciones. Era muy regular. Hacía las cosas con mucho esfuerzo y era muy atento", explica Koldo Aguirre, que tal y como él mismo confiesa, fue el "padre futbolístico" del defensa portugalujo. "Yo llevaba cinco años cuando él llegó al primer equipo", apunta el de Sondika.
serio dentro, unas risas fuera El exlateral izquierdo del Athletic era muy serio en el campo. "Después del partido es cuando salía el Txutxi normal", señala Koldo Aguirre. Y es que Aranguren era un hombre risueño que fruncía el ceño cuando se calzaba las botas de futbolista: "Ahí no había risas", confirma el que fuera jugador y entrenador rojiblanco, que también subraya que en los malos episodios era el portugalujo quien levantaba la moral del equipo. "El recuerdo que me queda es su forma de ser: siempre optimista. Era una persona que siempre tenía una sonrisa en los labios. Era muy optimista. Nunca estaba enfadado. Era muy difícil discutir con él", desglosa Koldo. Zubiaga también captura esa imagen de Txutxi: "En los momentos serios, él era el más serio y en los de cachondeo, él era el que tenía un humor extraordinario". Para Fidel Uriarte, sencillamente, Txutxi era "fenomenal".
El jarrillero ganó dos títulos con el Athletic. La Copa de 1969 (1-0 al Elche con gol de Arieta). "Habíamos jugado ya tres finales antes", recupera Uriarte. Y la de 1973 (2-0 al Castellón). Dos instantáneas gloriosas en la carrera de Aranguren, que disputó su último encuentro el 31 de marzo de 1974, un Málaga 1-Athletic 0. "Pero tenía claro que quería ser entrenador", desvela Koldo Aguirre: "Nos sacamos el carné a la vez". Fue técnico del Alirón la temporada 1975-76, la siguiente del Lezama y después llegó una etapa de dos años al frente del Bilbao Athletic. "Lezama no lo es todo", aseveró Aranguren antes de irse a dirigir al Recreativo, donde permaneció desde 1980 a 1984. Cartagena, Deportivo, Logroñés -con quien ascendió a Primera- Alavés y Levante fueron sus otros banquillos. Además del de San Mamés: 16 partidos en la campaña 91-92 tras la salida de Iñaki Sáez y cuando era coordinador del club bilbaino. De esta efímera etapa al mando de los leones se recuerda aquel debut en el Vicente Calderón cuando la cámara de televisión se obcecó en él y le grabó mientras reclamaba a su ayudante, Txato Núñez, que le apuntara todos los errores de su equipo. Txutxi estaba con su libreta. Anterior a la famosa de Van Gaal. "Cuando estaba entrenando por fuera me llamaba siempre dos veces a la semana para contarme cómo le iba. Yo siempre le he dado buenos consejos porque se los merecía", indica Koldo Aguirre: "Éramos uña y carne". Como lo era Txutxi con muchos de los amigos que ha dejado.