Bilbao

Las perlas no salen de la nada. Los diamantes hay que buscarlos en minas. Descubrir oro es una tarea ingrata. El trabajo de captación de jugadores para el Athletic también se desarrolla en la sombra. Los jugadores que cada año llegan a las categorías inferiores de Lezama no surgen como las setas. Todos y cada uno de ellos han pasado por un periodo de examen y seguimiento a lo largo de uno o varios cursos, gracias al denominado Proyecto Externo que la Junta Directiva que preside Fernando García Macua puso en marcha cuando tomó las riendas del club. Javier Irureta, como director técnico de Lezama, desvela que "el Proyecto Externo oferta a los clubes convenidos de Bizkaia la posibilidad de tener el método de trabajo de Lezama. Esto se lleva a cabo porque el club piensa que si el fútbol vizcaino es más fuerte, el Athletic será más fuerte. Y esa fortaleza puede alcanzarse con técnicos mejor formados y un método de trabajo determinado".

Y es que el fútbol base vizcaino, como casi todos, presenta una gran carencia en la formación y calificación de sus técnicos. La falta de dinero y la promoción hacia categorías superiores hace que los entrenadores titulados traten de escalar posiciones con la mayor rapidez posible. Esto hacía que durante los primeros años de formación de los jugadores fueran "personas voluntariosas pero sin apenas conocimiento ni formación" las que se encargaran de entrenar a los chavales.

El Athletic puso en práctica hace cuatro temporadas un nuevo sistema de trabajo. Según explica Kakel Iturregi, el responsable del Proyecto Externo, "a partir de que Edu Estibariz, con la colaboración de Zunbeltz Fullaondo, se encarga de marcar la metodología, tenemos Bizkaia dividida en cuatro zonas -la primera abarca Bilbao y Basauri; la segunda comprende Uribe Kosta, Mungialdea y llega hasta Gernika; la tercera se centra en Lea-Artibai y el Duranguesado, mientras que la cuarta incluye Ezkerraldea e Ibaizabal-, cada una de las cuales cuenta con un coordinador. Toño Markos, Martín Urrejola, Pruden del Río y Ander Lekube son los cuatro coordinadores y tienen a su cargo a un total de 17 técnicos: Igor Pelayo, Egoitz Garai, Patxi Oregi, Oskar Alkorta, Joseba Cirión, Iñaki Aranzeta, Iñaki Aranburu, Cefe Ruiz, Dani Larruzea, Jon Erdozain, Joseba Lertxundi, Diego Gil, Jon Arregi, Raúl Calle, Balen Esnaola, Adur del Río y Andoni Bombín. Además, existe un entrenador de porteros, que es Borja Freiría".

Cada uno de ellos tiene una función asignada. Los coordinadores son los responsables de estar en contacto con los 41 clubes con los que trabaja el Athletic, de repartir la metodología y de que los técnicos hagan bien su trabajo con un total de 219 equipos, con lo que el club rojiblanco controla unos 3.285 jugadores. Iturregi añade que "a partir de ahí, la cobertura que damos a los clubes depende del número de equipos que tengan y varían entre uno y tres días de presencia semanal de nuestros técnicos en sus entrenamientos".

A diferencia del Proyecto Dena, en el que los sorbides concentraban a los mejores jugadores de cada zona y categoría en un equipo concreto que era dirigido por entrenadores de Lezama, el Proyecto que lideran Irureta e Iturregi da plena autonomía a los entrenadores de los clubes convenidos. El propio Iturregi aclara que "la labor de los técnicos que acuden a los entrenamientos de los diferentes clubes consiste en organizar las sesiones de entrenamiento. En el vestuario explican en qué consiste la sesión de trabajo de ese día. Después, el campo se divide en cuatro zonas y cada grupo va rotando en ellas hasta completar todo lo previsto. Una de las labores de nuestros técnicos, que se sitúan en el centro del terreno de juego, es corregir los posibles errores que se produzcan". De esta manera, los responsables rojiblancos obtienen un rendimiento doble: "Damos formación a esos entrenadores del fútbol base y ayudamos a los futuros jugadores. A la vez, podemos observar a los chavales en su propio medio, con lo que tenemos mucho terreno ganado a la hora de realizar la captación para los equipos alevines. Este método de trabajo permite además que cuatro equipos diferentes estén entrenando a la vez y que trabajen cuatro conceptos diferentes sin apenas pérdidas de tiempo porque antes de que los chavales lleguen a entrenar cada parcela del campo está ya estructurada con los elementos necesarios para realizar cada ejercicio previsto. Esto nos permite el aprovechamiento máximo del espacio y el tiempo".

La presencia en los terrenos de juego de esos 41 clubes permite a los técnicos rojiblancos, no solo seguir a los chavales de las categorías escolares, sino además saber si hay un jugador de juveniles o cadetes que destaca. En ese caso, nosotros pedimos al club que le permita a ese chaval que entrene un día o dos a la semana en Lezama. A partir de ahí hacemos una valoración comparativa entre el que llega y el que tenemos en su puesto. A final de temporada será nuestro entrenador el encargado de hacer una valoración sobre quién es mejor y elegir entre el que estaba con nosotros o el que viene de fuera".

Labor altruista

Pero la labor altruista de los técnicos, que no cobran más que dietas de desplazamiento, no termina ahí. Y es que los fines de semana ven dos o tres partidos de categorías inferiores con lo que completan la labor de los otros diez observadores que tiene el Athletic siguiendo la categoría benjamín y que son Txema Rubio, Javi Romillo, Rafa Dehesa, Jesús Bilbao, Loren Gutiérrez, Roger Cordero, Rafa Iraurgi, Goio Palacios, Alberto Higueros y José Mari Bengoetxea.

Esta labor, sin adornos para la galería y llevada a cabo sin apenas reconocimiento, tiene su reflejo en los informes que cada lunes recibe Kakel Iturregi en su despacho de Lezama en los que se analiza cada uno de los partidos que han visto tanto técnicos como ojeadores. "De los que hay algo destacable, se van haciendo listados. A partir del 31 de enero haremos pruebas en Askartza con todos los chavales de los que tengamos informes positivos. A partir de marzo, tras haber hecho una selección de unos 50 jugadores, les traeremos a Lezama para elegir a los 26 que pasarán a los dos equipos de alevines del primer año", según relata el responsable del proyecto.

Los aspirantes a engrosar la cantera de Lezama deben superar unas pruebas físicas y presentar sus calificaciones escolares porque, según desvela el responsable del Proyecto, al buen jugador se le distingue fácilmente. El problema surge cuando tienes dos jugadores de categoría similar. En ese caso es mejor tener todos los datos posibles para conocer su capacidad de compromiso y superación". Los únicos a los que se somete a exámenes médicos más exclusivos son a los porteros, "a los que hacemos una radiografía de la mano para saber qué altura alcanzarán, porque consideramos que un portero moderno debe medir como 1,83 o 1,85".

Los tres años de experiencia han servido a las estructuras de Lezama para comprobar que este método de trabajo "permite que, cuando los chavales se incorporan a Lezama, su adaptación a la forma de trabajo sea mucho más rápida porque no extrañan los ejercicios ni los entrenamientos", según desvela Iturregi.

Los responsables rojiblancos se muestran encantados con los frutos que está dando su Proyecto Externo y para muestra aportan un botón. "La pasada temporada ganamos el torneo de Andorra con un equipo benjamín formado por jugadores que solo se conocían de las pruebas que habían realizado antes de entrar en Lezama, a pesar de que competíamos con Espanyol, Villarreal, Sporting de Lisboa y la selección de Andorra, clubes que sí trabajan con los benjamines. Además, Gorka Agirre, un chaval de Busturia, fue elegido mejor jugador del torneo". Y Jabo Irureta y Kakel Iturregi dejan escapar una sonrisa de satisfacción. La cantera de Lezama vuelve a producir diamantes.