ME acuerdo de que en el descanso íbamos 0-0 y en el vestuario Ernesto (Valverde) nos echó la bronca porque podíamos hacer mucho más. No era un 0-0 de guardar ese punto como si fuera oro...", despierta Andoni Iraola su mejor instantánea del Santiago Bernabéu. No podía rescatar otra. "Hombre, probablemente el único buen recuerdo que tenemos allí es la victoria de 2005", se ríe el guipuzcoano. "Era el equipo de los galácticos", destaca. Y salió el Athletic del coliseo blanco en la jornada 24 de la temporada 2004-05 levitando con un 0-2 gracias a los goles de Asier del Horno en el minuto 58 y de Iraola, en el 74. Brazos en cruz y subidón para celebrarlo. "Sí, sí marqué yo. Fue algo muy bonito y una victoria allí tiene mucha repercusión", afirma el de Usurbil. Y el triunfo -el único de los bilbainos en sus últimas once visitas- pudo ser más placentero, más abultado, más doloroso para los madridistas si el trallazo de Pablo Orbaiz desde mitad de campo no hubiera sido anulado por el árbitro Moreno Delgado. "Ha pasado más a la historia por no entrar que si hubiera entrado. Es un recuerdo bonito y que a mí me hace ilusión, claro que sí", dibuja el navarro una sonrisa desgrabando ese disparo que el colegiado consideró fantasma y que alguna vez ha calificado el centrocampista rojiblanco como "el mejor de mi vida".
Es tan reconfortante vencer en el Bernabéu que es casi imposible de borrar. "Es muy bonito, ganar en un campo de esos es especial. Como dicen muchos contrarios cuando vienen a San Mamés, que piensan que es especial jugar aquí. Cuando vas a estadios de este nivel ocurre lo mismo y si un día te toca ganar, es una satisfacción muy especial", subraya Orbaiz, que desgrana que aquel día "se dieron las circunstancias que se tienen que dar: que tú estás acertado, que te adelantas en el marcador y que el Real Madrid no aprovecha esas ocasiones que inevitablemente siempre te crea". Carlos Gurpegi también formó parte de aquella victoria y esa es una de las mejores fotografías que guarda del feudo del Madrid. "Me acuerdo de que ellos jugaban luego Champions contra la Juventus y se pensaban que nos podían ganar reservando a gente. Al final, tuvieron que salir Raúl, Ronaldo y Zidane, pero nosotros ya teníamos bien amarrado el partido. Ojalá el sábado se pueda repetir una hazaña de éstas", suspira el navarro, que no podrá jugar frente a los de Mourinho porque está sancionado.
Refrescan la memoria los tres jugadores y piensan en aquel Athletic que finalizó noveno esa Liga de 2005. "Éramos muy buen equipo, teníamos bastante calidad, quizá ofensivamente éramos mejor que defensivamente; éramos un equipo valiente", apunta Iraola. "Veníamos haciendo muy buena temporada, jugando bien", comparte Gurpegi, mientras que Orbaiz resalta que "estábamos en una dinámica buena". Y el Madrid, aquel Madrid de Zidane, Beckham, Figo, Ronaldo... era un conjunto que "está a la altura del de ahora", coinciden los tres. "Los nombres que tenían no tienen nada que envidiar a los de ahora", recalca el de Usurbil.
Frente a las alegres estampas se ensombrece el escenario blanco cuando Orbaiz se sacude ante el 13 de diciembre de 2006, cuando se dañó el ligamento cruzado anterior. La segunda lesión de gravedad del capital rojiblanco en la rodilla. "En ese campo me ha pasado de todo y de eso también se aprende", esboza.
En el caso de Gurpegi se agolpa otro momento de especial cosquilleo al pesar en el Bernabéu. El 27 de abril de 2008, cuando el de Andosilla, al que le habían arrancado su fútbol, volvió a ser jugador. "Las cosas no salieron como queríamos, porque perdimos 3-0, pero fue volver a pisar un campo, a sentirme futbolista de nuevo...", sonríe el león al rememorar el fin de su cautividad. "Cuando salí por el túnel de vestuarios y llegué al césped de un campo como el del Madrid, que impresiona tanto...", se le acaban las palabras al navarro. "Pero cuando el árbitro pita el principio te olvidas de todo, te abstraes e intentas estar centrado, pero sí me acuerdo de los nervios y la incertidumbre", repunta.
Y es que es grandioso el coloso blanco. "Prácticamente no ves ni el cielo. Las gradas son muy verticales. A mí me gusta mucho jugar allí, quizá junto a San Mamés son los campos más bonitos para un futbolista", reconoce Iraola.
la primera vez Porque es tan inmenso el estadio madridista, la primera vez que se pisa también se graba en el peregrinaje del futbolista. "También tuvo su particularidad", recupera Gurpegi. "Fue la semana que había fallecido Javier Uria. Era la última jornada de Liga, ellos se jugaban la Liga con la Real y nosotros teníamos opciones de UEFA. Se adelantaron y después empatamos con un gol de Bittor (Alkiza) y así fuimos al descanso. Luego en la segunda parte, perdimos 3-1 pero sí les llegamos a crear dudas...", afirma el centrocampista rojiblanco. Iraola repesca el encuentro de la décima jornada de la campaña 2003-04: "Jugamos muy bien, pero perdimos 3-0. Aun así, tengo muy buen recuerdo. Era de mis primeros partidos en Primera División. Creo que jugamos Jonan (García) y yo de titulares, que éramos los nuevos. Hicimos un buen partido pero ellos llegan una y te la acaban enchufando...". Son pedazos que hilvanan la carrera de un futbolista. Donde los capítulos en el Santiago Bernabéu -ahí está la esperanza de ganar mañana- se guardan dorados.