bilbao. Ese diminuto rubio con cara de pícaro -Bart le llaman en el vestuario del Athletic, bien podría ser también Daniel, el travieso- que es escurridizo, rapidísimo y atrevido en el campo va creciendo. Está en edad de hacerlo aún Iker Muniain, 18 años cumple el próximo mes de diciembre, y está en edad de descubrir sus cualidades, de destapar sus grandezas, de pulirlas y mejorarlas. Va dando sus pasitos en el equipo rojiblanco el pequeño Muniain (1,69 metros) que encara su segunda temporada en Primera División "sin presión, con tranquilidad, confianza y centrado". Por eso, porque va creciendo Iker, va también haciendo frente a nuevas experiencias, como salir a la sala de prensa de Lezama. Ayer, el joven de Iruñea -protegido por los servicios de comunicación del club ante los medios con los que ha hablado en contadas ocasiones tras algún partido- se estrenaba ante los periodistas que cubren el día a día de los leones con el mismo desparpajo que demuestra en el terreno de juego. "Lo que importa no es el número, sino el escudo y con tal de jugar con este escudo, como si juego con el número 80.000", soltó cuando se le preguntó sobre si le hubiera gustado coger el dorsal 17 de Etxeberria.

Ha pasado ya más de un año desde que la joya de la cantera bilbaina debutara con la primera plantilla. Fue en el primer encuentro de la Liga Europa que los de Caparrós disputaron frente al Young Boys y en el que Muniain saltó al césped en el minuto 59. No obstante, fue en el duelo de vuelta ante el conjunto suizo cuando el navarro, con su gol, comenzó a enamorar a los aficionados. Empezó entonces a sonar por los altavoces el nombre de este astuto jugador, distinto, que ya había deslumbrado en las categorías inferiores y que siguió retumbando a medida que avanzaba el paso del Athletic por el Viejo Continente. Arrancaba la Liga española, y él seguiría haciendo diabluras, marcaría en la sexta jornada ante el Valladolid y se convertiría en el goleador más joven de Primera con 16 años y 289 días. Fue después diluyéndose el delantero rojiblanco entre lesiones y convocatorias con la selección estatal y entre las decisiones del técnico utrerano, que optó por otorgarle un papel secundario. Ahora, llega su segunda campaña en la élite, tras una pretemporada que también se ha visto salpicada por su incursión con el combinado español sub"19: "Me encuentro estupendamente y al mismo nivel tanto físico como táctico que mis compañeros". Así se planta Muniain en el año que "dicen suele ser el de consagrarse". Lo afronta "tranquilo, con muchas ganas" porque "lo importante es tener confianza en uno mismo y yo la tengo. Estoy con ganas de empezar todo para ver lo que pasa". Huye el intuitivo futbolista de las exigencias que podrían traducirse en frustración y se aferra a la ilusión y al trabajo: "Hay que tratar de aislarse de la presión que ponen los medios y la gente. Yo estoy tranquilo y centrado en lo que tengo que estar".

Pero Iker también es ambicioso. No se moja al pronunciarse sobre en qué posición le gusta más jugar, si como segundo delantero o caído a banda, pero sí sostiene que "con tal de estar entre los once me vale, con aportar al equipo estoy contento". El de Iruñea es consciente de que tiene que mejorar "muchas cosas" y señala que echará de menos a dos de los jugadores referencia que dejan su hueco en el vestuario. "Tanto mis compañeros como yo echamos de menos a Fran (Yeste) al Gallo (Joseba Etxeberria). Para los jóvenes han sido una referencia porque son jugadores muy experimentados y siempre tratamos de fijarnos en ellos pero ahora también hay jugadores como Pablo (Orbaiz) o Gurpegi que tratamos de aprender todo lo posible de ellos", apuntó el más joven de los leones, el que empieza su carrera sobre los que la han finiquitado o la deshojan, el niño que va creciendo.