ISLA CANELA. El termómetro oscilaba entre los 29 y 30 grados centígrados. Una leve brisa atlántica aliviaba, aunque fuera de forma mínima, la sensación de sopor y humedad. Es Isla Canela, el enclave turístico de la localidad onubense de Ayamonte, fronteriza con el estado de Portugal. La Costa de la Luz hace buena su leyenda. El Athletic puede dar fe de ello. Ayer inició su primera fase de pretemporada en este punto de la costa suroeste de Andalucía. Lo hace por tercer año consecutivo, aunque en esta ocasión presenta una pequeña novedad. La expedición rojiblanca ha cambiado de lugar de concentración. Se ha mudado poco menos de un kilómetro de distancia respecto al que disfrutó los dos años anteriores. Ha descartado el Hotel Iberostar Canela para refugiarse en el Hotel Riu Atlántico, un complejo menos masivo y donde se palpa una serenidad más agradecida.

El Athletic, como suele ser norma en este tipo de largas estancias, tira de una rigidez casi intocable en cuanto a sus cálculos. La expedición llegó, vía Sevilla, a su cuartel general a las 14.10 horas, donde le esperaba una veintena de seguidores rojiblancos, la mayoría integrantes de las peñas Athletic La Gabarra de Lepe y Athletic Club El Malacate de Minas de Río Tinto, dos de las cuatro agrupaciones oficiales de la entidad en Huelva. Fue un llegar y acceder al comedor si tiempo de pasar antes por las respectivas habitaciones. El protocolo y los horarios imponen su inflexibilidad.

La plantilla bilbaina, sin más, completó sus primeras horas en Isla Canela, donde permanecerá hasta el próximo día 23. Un stage que sólo se romperá con motivo de los dos amistosos programados durante esta estancia. El primero llegará el próximo domingo, día 18, en el Blas Infante de Ayamonte frente al Olhanense de la Liga Sagres de Portugal, mientras que tres días después, el 21, rendirá visita al Sporting de Braga, también la máxima categoría de la competición lusa.

Asimismo, la expedición ofreció caras nuevas. Raúl Fernández, que ejercerá de segundo de Gorka Iraizoz tras su cesión al Granada; Ibai Gómez, fichado del Sestao; Iker Martínez, del Alavés; el propio Mikel Balenziaga, que ha pasado el corte tras su experiencia en el Numancia; e Iñigo Pérez, que ha dado el salto desde el Bilbao Athletic; saben que deben reivindicarse ante los ojos de Joaquín Caparrós, lo mismo que los canteranos Jon Aurtenetxe, Jonás Ramalho (que se proclamaron hace poco más de dos semanas campeones de Copa con el juvenil), así como los jóvenes guardametas Urtxi Iturrioz y Jon Larruskain, conocedores de que se encuentran ante un premio para crecer.

El Athletic, por tanto, echará músculo y acumulará kilómetros en su refugio del Hotel Riu Atlántico, un complejo de cuatro estrellas que se ha amoldado a las necesidades de los rojiblancos. Cuenta con 358 habitaciones, prácticamente la mitad de las que dispone el Iberostar Isla Canela, y en estas fechas tiene una ocupación en torno al 70 por ciento, con una clientela procedente principalmente del Reino Unido, Alemania, Holanda, el Estado español y Bélgica. Dispone de una edificación con aspecto colonial y con detalles árabes, con una piscina exterior de diseño, un SPA a la carta y con acceso directo a la playa de Isla Canela, un extenso arenal con todos los servicios para los usuarios.

La dirección de este hotel de la cadena Riu se ha volcado a la hora de responder a las peticiones del Athletic, una vez que Caparrós es un viejo conocido en estas instalaciones, ya que completó diferentes concentraciones de pretemporada cuando estaba al frente del Sevilla y del Deportivo. El gimnasio, así, es de uso exclusivo para la plantilla rojiblanca entre las 11.00 y las 13.00 horas, intervalo vetado para los clientes hospedados, al mismo tiempo que ha reabierto la piscina cubierta para los leones, que también cuentan con otra portátil en la que realizarán las sesiones de contrastes en frío.

Hoy, los jugadores efectuarán su primera jornada con tres sesiones, con lo que la intensidad física está asegurada, aunque, al contrario que en los dos años anteriores, no se ejercitarán en la playa, que, al parecer, la pisarán en muy pocas ocasiones.