Vuelve la leyenda de Alcatraz
Gaizka Toquero marca los dos goles de la tarde y confirma que es el elegido de San Mamés
bilbao
Hubo un tiempo en el que se pensó que San Mamés era Alcatraz, una prisión inexpugnable. Fue conocida como La Roca, dado que cada intento de huida con vida derivaba en una crónica de sucesos de fatal desenlace para los fugitivos. Es largo e improcedente explicar ahora los cómos y por qués de la pérdida de aquel sobrenombre, pero lo cierto es que La Catedral había perdido esa sensación de bastión en los últimos años. Ayer, cuando Mateu Lahoz pitaba el final del partido, quinto consecutivo en el que el Athletic no permite fugas, sobre las gradas y tribunas flotaba esa sensación: los leones vuelven a ser los vigilantes de un campo temido por los rivales.
Entre las cuatro paredes de aquella legendaria penitenciaría habitaron, entre otros, presos como Al Capone o Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin, a quienes el pueblo les atribuye una fuga que Estados Unidos no reconoce. Ninguno alcanzó la fama de Robert Franklin Stroud, el Hombre Pájaro. ¿Quién, entre los jugadores del Athletic, merece hoy semejante apodo...? Sin duda alguna Gaizka Toquero, un futbolista de vuelo raso cuya sombra planea, infatigable y tenaz, sobre las defensas rivales. Ayer bastaron dos apariciones suyas, majestuosas, para que el rival, un Valladolid asustadizo, hincase la rodilla y renunciase a salir con vida del estadio.
Regresa, ya digo, el viejo San Mamés que asusta. Es una mala noticia para los rivales que restan y excelente para un equipo que comienza a mirar a Europa con convicción. Ayer no fue un gran partido. No hizo falta. Bastó esa mirada cruzada de quien se siente superior para hacerse con un partido que estaba ganado de antemano. No por nada las apuestas previas giraban sobre cuántos goles marcaría el Athletic. Hacía años que no se vivía algo así.
Fue, insisto, un plácido preámbulo. A la hora del gintonic se miraba la tabla con la convicción de dormir a tres puntos del paraíso, la Champions League. Javier Markaida cargaba los dados de la fortuna en los partidos que aún restan por jugar en San Mamés frente a Deportivo y Mallorca, los aspirantes que aspiran, junto al Athletic, a la silla del Sevilla. "Si ganamos los dos..." decía, dejando la frase en suspense. El mismo anhelo, aunque más disimulado por los gajes del oficio, parece anidar ya en Fernando García Macua, Xabier Losantos Omar, Ricardo Barkala y su hija Garbiñe, el doctor de las manos de oro,Julio Garaizabal, quien compartió palabras y esperanzas con otros manitas del fútbol, José Ángel Iribar; el notario José Bustamante, José María Argoitia, Koldo Agirre, Iñaki Mujika, Gorka Carro, Alfredo Norzagaray, presidente del Comité territorial de entrenadores vizcainos; Fermín Palomar, José Antonio Rubinos, Mitxel Arregi, Cipriano Dávila, José Ramón Bustos, Javier Arancibia, José Luis Arrendodo, Juan Arregi; los profesores de la UPV/EHU, Gaizka Zubiaur e Iñaki Artegabeitia, Carlos del Campo, Jon Lertxundi, Juan Manuel Delgado, Juan Pedro Guzmán, Emilio Prieto o los hermanos Juan y Fernando Lacabex. Ocupan sillón de palco, ese territorio donde las emociones han que enfrascarlas en un tarro de cristal.
Con más intensidad vivieron el encuentro el eléctrico Manolo Delgado, Aitor Ocio envuelto en pieles o Fran Yeste, quien parecía, en los minutos previos, el flautista de Hamelin, rodeado de niños como los gemelos Vladimir y Ruslan Zhelizniy, Arkaitz Garay o Maider Fernández entre otros. Para ellos sí que el Athletic es un superhéroe invencible, al igual que para Javier y Elosia Trueba, Jone Mujika, Alazne Santamaría, Jon Ander Bengoa, Eider Zarate, Jon Murua, Mikel Aiestaran y un sinfín de aficionados de pantalón corto.
Más templados de ánimo (llevan tantas alegrías como desencantos a sus espaldas...) aunque con indisimulada sonrisa, siguieron el partido Andoni Goikoetxea, Aitor Larrazabal, Juan Mari Aburto, Koke Díaz de Vergara, Ricardo Martín Ariño, Jon Guajardo, Jon Ortuzar, K-Toño Frade, Pedro Aurtenetxe, José Julián Lertxundi, Marta Urbieta; los aficionados de la peña Torosto de Berriz y Dani Aranzubia de Leioa, Josu Pereda, Mikel Odriozola, Atrantza San José, Ander de Aranbalza, Ainhoa Ugarte, José María Urrutikoetxea y un sinfín de seguidores que comienza a mirar las cumbres nevadas. Están al alcance.