Bilbao

a César, Rubén y Álvaro les une la sangre. Son hermanos. A los tres también les une la profesión. Son futbolistas. Negredo es su primer apellido. Sánchez, el segundo. Se les conoce como el clan Negredo. César, el mayor de los tres (29 años), rompe el molde. Es central y milita en el Sangonera Atlético, del grupo IV de Segunda División B, club al que llegó el pasado enero procedente del Alicante, equipo de la misma categoría. Rubén y Álvaro son delanteros centros. El primero, el mediano de la saga (26 años), juega en el Barakaldo, también en Segunda B. El segundo, el benjamín (24 años), lo hace en el Sevilla. Álvaro es el que ha puesto el nombre de la familia en primera fila del escenario futbolístico. Le persigue la fama. A Rubén y Álvaro, además, les une la apariencia física. Parecen casi gemelos. El gualdinegro mide 187 centímetros y pesa 84 kilos. El sevillista luce 186 centímetros de altura y 85 kilos de peso.

Rubén ejerce como portavoz de la familia. Lamenta, de inicio, que Álvaro no pueda comparecer hoy en el Sánchez Pizjuán, al tener que cumplir un partido de sanción por la expulsión que sufrió en la pasada jornada ante el Mallorca, en el duelo que mide a Sevilla y Athletic. O sea, se desactiva un intenso morbo entre el Negredo famoso y Fernando Llorente, precisamente dos días después de que Vicente del Bosque, seleccionador estatal, haya puesto al sevillista por delante del rojiblanco como su cuarto delantero para el Mundial de Sudáfrica. "Hablé ayer (por el viernes) con él y estaba encantado por su convocatoria para el amistoso ante Francia. Antes de conocerla estaba nervioso, porque temía que le pudiera pesar las dos expulsiones que ha sufrido esta temporada -ante el Mallorca y el Zaragoza-. Sabe que ha dado un pasito más, pero no el definitivo", añade el jugador del Barakaldo, voz autorizada para desvelar el lado íntimo del delantero del Sevilla.

El mediano de la saga traslada lo que pulula en la mente de su hermano pequeño. "Asume que él y Llorente son los que tienen que pelear por apropiarse de esa plaza que baila en el ataque de la selección. Álvaro hace días no se veía en el Mundial y le estaba dando muchas vueltas a la cabeza por ello, pero la cosa ha cambiado ahora, si bien quedan por delante más de dos meses. Sabe que si baja el pistón y no juega al 100%, puede perder opciones", apunta Rubén, que confirma el hambre que tiene el sevillista, ya que firmó por su actual club "para conseguir títulos, y ya tiene la opción de la final de Copa, y como escaparate para el Mundial".

Rubén es delantero centro. Es decir, tiene datos para valorar las características de su hermano y las de Llorente, aunque sólo sea por corporativismo. Aquí tira de una opinión personal y llamativa. "Yo les veo compatibles, claro que pueden jugar juntos", expresa para, segundos después, sorprender con otra declaración. "A mí personalmente me gusta Fernando (Llorente). Es espectacular verle, sobre todo en la forma de controlar de espaldas, de rematar...", añade el aurinegro, que, como es lógico, piropea a su hermano. "Álvaro va bien por arriba y con el pie. Tiene, además, muy buenas cualidades técnicas. No le voy a descubrir ahora. En el Sevilla, además, se encuentra respaldado con jugadores de la talla de Renato, Luis Fabiano y Kanouté, que dan muchas alternativas. El Athletic, en cambio, sólo tiene la referencia de Llorente. Juega para él y quizá le veo demasiado solo, ya que le vendría bien sentirse más arropado y con más ayuda por detrás", analiza.

fuerte relación César, Rubén y Álvaro se han criado juntos en una familia humilde de Vallecas, donde, curiosamente, no existía referente alguno con el fútbol profesional. "Los tres siempre estábamos juntos dándole al balón, tanto en la calle como en el colegio Ciudad de los Muchachos. César es el que nos ponía las pilas a Álvaro y a mí, él era el que tomaba las decisiones", expresa el jugador del Barakaldo, que lamenta el hecho de que nunca se hayan enfrentado los hermanos en partido oficial. "Mis padres se tenían que repartir para ir a vernos los sábados y domingos, e incluso se tenían que buscar la vida cada uno por su lado. Álvaro y yo estuvimos cerca de enfrentarnos. Él estaba en el Rayo B y yo en el Aranjuez -en partido de Tercera División-, pero en la víspera de ese partido a Álvaro le convocaron para el primer equipo del Rayo", rebobina.

Rubén reconoce su parecido físico con Álvaro, "porque en lo futbolístico se ve que no es así". Lo dice por la trayectoria profesional que ha llevado cada uno. El jugador del Barakaldo ha militado siempre en la Regional madrileña y en Tercera División -Alcobendas, Aranjuez, Torrijos, Carabanchel, Navalcarnero, Atlético Pinto y Rayo Majadahonda- antes de recalar en la entidad vizcaina y su hermano se ha hecho un nombre en la élite tras pasar por el Rayo, el Real Madrid Castilla y el Almería. "Álvaro ya de pequeño era el que metía más goles. Con 12 años, sufrió una importante lesión de espalda y le impidieron hacer deporte. Se recuperó y tiró para adelante. Aquello le hizo más fuerte", asegura.

El pequeño de los Negredo ostenta la fama, aunque, según su hermano, "no ha cambiado nada en su forma de ser. Sigue siendo humilde. Si necesitas algo, te lo da enseguida. Es muy buena persona". Lo recalca porque quizá "la gente se confunda con él porque ha sufrido dos expulsiones este año. La competencia que tiene en el Sevilla le hace jugar con más tensión, pero no es una persona que haga locuras. Siempre pide perdón, ya que sabe que si ha llegado hasta donde está ahora, es porque él se lo ha ganado, nunca ha tenido un padrino que le haya allanado el camino".

Rubén se quedó con las ganas de presenciar en directo el choque de la primera vuelta en San Mamés entre el Athletic y el Sevilla. Aquel 26 de septiembre de 2009, sábado, el Barakaldo, su equipo, emprendía viaje a Galicia para rendir visita al día siguiente al Montañeros. "Estuve con Álvaro en la víspera en el hotel Dominé y hablamos durante dos horas, no sólo de fútbol, sino también de temas familiares y personales. Mira, luego marcó en San Mamés, aunque para él ya es habitual anotar frente al Athletic, porque también lo hizo en las filas del Almería -en dos ocasiones-. Bueno, mañana (por hoy), el Athletic se salvará de ello", dice con humor.

Los dos hermanos mantienen una pugna particular desde hace años. "Cada temporada nos jugamos una cena para toda la familia a ver quién marca más goles. Siempre pago yo. Por lo menos, el que paga elige el restaurante en Vallecas", donde continúan residiendo sus padres, quienes, paradójicamente, son seguidores del Atlético de Madrid, pese a que su vástago pequeño formó parte del Real Madrid, del que se desvinculó el pasado verano. Donde sí está más equilibrada la lucha es en la Play Station, "a la que jugamos vía internet y ahí sí que suelo tener más opciones". Rubén verá hoy el partido del Sánchez Pizjuán después del que dispute el Barakaldo ante el Pontevedra en Lasesarre. Aunque no juegue Álvaro.