No les queda mucha capacidad de respuesta a los gestores del Athletic femenino para hacer frente a la situación actual que está padeciendo este deporte en verdadero auge. El crecimiento exagerado de algunos equipos, y del propio estamento, ha generado que en los clubes haya entrado dinero, los dirigentes se hayan puesto manos a la obra a explorar el mercado, estatal e internacional, y en los vestuarios han ido lloviendo nuevas jugadoras, sobre todo extranjeras. Es de sobra conocido que con la filosofía rojiblanca ante esa propuesta poco se puede hacer. A esto hay que añadir la marcha, con goteos pero marcha, de jugadoras míticas, importantes, que han finalizado su periplo futbolístico y la escapada de otras que tienen nuevas miras y expectativas más altas de las que posee la entidad bilbaino.

A decir verdad, sí que hay una respuesta y es la que siempre ha sido adoptada por los mandatarios de Lezama. Y sigue siendo así. Por un lado, tener controlado el pequeño pero posible mercado vasco, como hace dos temporadas cuando se pudo fichar a Peke, Quiñones e Itxaso, y, sobre todo, apoyar e impulsar Lezama porque es la mina de donde sacar los metales preciosos necesarios para poder competir en la Liga F. Trabajar bien la base y la cantera es fundamental, sin duda. También se podría discutir si con los mimbres que hay se pueden hacer cestas de calidad para poder competir en el mercado de las mejores. Pero eso dependerá de la camada que venga y de la mejora que se pueda conseguir en los proyectos de futuro. Siempre teniendo en cuenta el trabajo que se realice, el dinero que se invierta en formación e instalaciones, la preparación y formación de los técnicos y las ganas que se quieran poner en apostar por este fútbol incipiente que viene siempre tocado por la sombra del masculino. Aunque los que apoyan al fútbol femenino no quieren nunca compararlos, todo esto ya ha ido sucediendo desde hace mucho tiempo en el masculino: ley Bosman, nacionalizaciones encubiertas, etc. Bienvenidos al circo. Un circo al que al Athletic normalmente le cuesta hacer frente. Teniendo en cuenta también que el pequeño mercado existente tiene otros equipos que hace veinte años no eran competencia: Real Sociedad, Eibar, Alavés y Osasuna.

Pero si se quiere ver el vaso medio lleno, no hay que olvidar que en la temporada 2015-16 también parecía imposible hacerles frente al Barcelona y Atlético de Madrid y, sin embargo, es el último título de liga que ha llegado a las vitrinas de Ibaigane.