Miles de personas han esperado horas para coger la primera fila y ver pasar a Marijaia. Algunos con bocatas, otros con helados y cómo no, también comiendo churros han aguardado con paciencia para despedir a la reina de la fiesta. Han sido días de mucha juerga, noches sin dormir y días intensos en los que más de 1,6 millones de asistentes han pasado por Bilbao.