El redoble de tambores frente al Museo de los Pasos anunciaba que los gigantes y los cabezudos se preparaban para desfilar. La calle Iturribide comenzó a llenarse de aitas y amas con niños de todas las edades que iban a realizar la kalejira junto a ellos. Boca abierta y ojos como platos; Martina no se creía lo que veía. Y es que ver bailar a figuras de más de cuatro metros cuando tu apenas mides ochenta centímetros tiene que ser, como poco, sorprendente y espectacular.

La kalejira de los gigantes y su séquito de cabezudos es uno de los actos que cada mañana de Aste Nagusia reúne a las familias y que, desde luego, tiene muchísimo éxito. Allí había quien llevaba su propio tambor para acompañar a los músicos en el pasacalles y fans acérrimos que llevaban a gigantes de miniatura en las manos. Vamos, que esta es una de esas actividades que los niños y niñas no se pierden por nada del mundo siempre que bajan a fiestas.

Una vez el grupo de elevadas figuras avanzaba en su recorrido, que dura dos horas cada mañana, los aitas y las amatxus iban por detrás con los txikis, que aunque trataban de bailar al ritmo de la música, no era fácil por la cantidad de familias que seguían la kalejira y la multitud de sillitas y carritos de bebé que ocupaban gran parte de la acera. Y es que allí disfrutaban tanto los pequeños como los adultos.

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Los gigantes y cabezudos de Bilbao, fieles a su cita de Aste Nagusia Pablo Viñas

Como el momento de seguir a los gigantes y cabezudos puede llegar a ser algo agobiante por la cantidad de gente que se junta, varios aitas animaron a los peques a que acompañaran a la marcha desde la parte de delante, para poder ir a su ritmo pero sin separarse de los gigantes. Txikitruco que nos apuntamos.

REENCUENTRO

Cuando los gigantes se alejaron fue cuando Martina empezó a disfrutar, con la música de fondo y viendo de lejos a los míticos personajes como Pichichi o Lina. No les quitaba ojo y no paraba de señalarles, avisándonos de que se alejaban y ella no quería perderles la pista. Pero hubo que hacer una parada técnica para cambiar el pañal, lo que supuso que perdiésemos de vista a las míticos símbolos de Aste Nagusia. A Martina no le gustó la idea de salirnos de la kalejira, sin embargo, volvimos a encontrarnos con ellos rápidamente, ya que el Ayuntamiento de Bilbao ha puesto en marcha a través de la App oficial de Aste Nagusia, la opción de geolocalizarles, que permite seguir el recorrido en directo, lo que facilita poder incorporarse fácilmente a su paso en cualquier punto del recorrido festivo.

Lo + de los Gigantes

Diferente. Esta actividad hace que los niños y niñas se sorprendan y que tanto ellos como sus familias disfruten a partes iguales, ya que es algo que se sale de la rutina.

Lo – de los Gigantes

Multitud tras la kalejira. Cuando los gigantes y cabezudos comienzan a desfilar, las familias se agolpan siguiéndoles, algo que agobia con un bebé y arrastrando la sillita.

Nos reencontramos con ellos en la plaza del Teatro Arriaga y allí, las grandes cabezas reposaban en el suelo. Normal que con el calor que hacía, quienes sufrían la kalejira portando las grandes máscaras necesitasen desprenderse un rato de ellas. Eso dio pie a que niños y niñas se acercasen a ver las cabezas que, en el caso de Martina, eran tres veces más grandes que ella. Aún así, no se asustó y aprovechó para cotillear y toquetear las cabezas y mirar dentro para ver si descubría alguna sorpresa.

Para Martina fue una experiencia nueva; para mí también. Y es que no recuerdo cuándo fue la última vez que estuve junto a ellos. Ahora, siendo ama, no solo adapto la Aste Nagusia a Martina, sino que gracias a ella revivo aquellos momentos que tanto disfrutaba cuando yo era pequeña. Y es que este año, además de ser una edición para que la txiki descubra todas las actividades que hay, está siendo una oportunidad para redescubrir Aste Nagusia, vivirla desde otros puntos de vista y disfrutarla como nunca antes.