- El Parlamento británico ha dado luz verde a la segunda lectura de la ley migratoria para la era pos-Brexit. La medida pone fin a la libertad de movimiento de la UE y equipara a los ciudadanos comunitarios con los nacionales de cualquier otro país tercero. La entrada al país estaría sujeta a un sistema de puntos sobre conocimiento del idioma, oferta de trabajo y grado de estudios. El texto carece todavía de detalles y precisa de más escrutinio en la Cámara de los Comunes.

“La ley recupera el control de las fronteras del Reino Unido y allana el camino hacia un nuevo sistema migratorio basado en puntos”. Así resume el Ejecutivo británico su nueva legislación sobre inmigración para su nueva etapa fuera de la UE. La medida pasó el primer filtro de Westminster en la noche del lunes por 351 votos a favor y 252 en contra. Todavía debe someterse a más escrutinio en la Cámara de los Comunes, que cuenta con mayoría tory.

El proyecto que prepara el equipo de Boris Johnson pone fin a la libertad de movimiento establecida por la UE. La entrada de las personas a la isla estará regulada tras el fin del periodo transitorio por su currículum y no así por su procedencia. “La gente llegará según lo que tengan que ofrecernos y no según su origen”, argumentan en Downing Street.

El proyecto de ley establece un sistema de puntos para adquirir el permiso de estancia. Serán premiados aquellos que sepan hablar inglés, cuenten con una oferta de trabajo, alcancen un salario mínimo y cuenten con formación académica. Los europeos ya no tendrán ningún beneficio, sino que serán tratados como cualquier ciudadano del mundo.

“Es histórico. El Reino Unido recupera el control total de su sistema migratorio. Por primera vez en décadas tiene el poder de determinar quién viene al país”, señaló Priti Patel, ministra de Interior. “Esto es una mentira. Hemos tenido libertad para decidir sobre nuestra política migratoria global mientras que la libertad de movimiento de la UE es un regalo que hemos disfrutado y que el Gobierno quiere robarnos”, le reprochó Molly Scoot, exeurodiputada de Los Verdes.