Bruselas - "Si queremos evitar una solución crítica, la gente debe saber la verdad. No deben decirles que vayan a Europa porque las puertas están abiertas. Paremos este juego", señaló Josep Borrell tras el Consejo extraordinario de Asuntos Exteriores celebrado ayer viernes en Zagreb. La cita se celebró horas después del alto al fuego pactado entre Rusia y Turquía en Idlib. La Unión Europea no toma de momento ninguna decisión concreta y se limita a instar a Ankara a que normalice la situación en la frontera greco-turca antes de cualquier demanda.

Reiteración del apoyo a Grecia. Advertencia a Turquía de que su apertura de puertas a los refugiados "es inaceptable". Y exigencia del mantenimiento de la reciente tregua en Idlib. Son las conclusiones que deja el Consejo de Exteriores de ayer en Zagreb, la capital croata, destinado a abordar la situación humanitaria en Idlib, en el noroeste sirio, y la creciente tensión con Turquía. Aunque estaba sobre la mesa, la UE no hace referencia en sus conclusiones a aprobar más incentivos financieros para aliviar la situación. De la cita sale un mensaje claro: lo primero es frenar el continuo flujo de migrantes y solicitantes de asilo a las fronteras externas de la Unión Europea. "Si queremos evitar una solución crítica, la gente debe saber la verdad. No deben decirles que vayan a Europa porque las puertas están abiertas. No es verdad. Paremos este juego", apuntó Josep Borrell, Alto Representante de Exteriores de la Unión Europea, que insta a Erdogan -aunque sin mencionarlo- a evitar una escalada de la crisis que les lleve a "un callejón sin salid". El encuentro, que concluyó antes de lo esperado, no deja grandes mensajes ni decisiones europeas ante el drama migratorio en sus puertas.

La idea es no sucumbir a la presión turca. "Normalizar la situación es una pre-condición para hablar del resto", aseguró en rueda de prensa.

Los ministros celebraron, eso sí, el reciente y frágil alto al fuego sellado unas horas antes por Moscú y Ankara. "Es una buena noticia, que muestra, al menos, una señal de buena voluntad". Con este mensaje llegaba Borrell. En este juego de cromos, la UE tiene poca influencia. Algo que reconoce el propio jefe de la diplomacia europea. "Desafortunadamente nosotros no tenemos la capacidad para forzar un alto al fuego entre gente que no está aquí. Nosotros tenemos que concentrar nuestros esfuerzos en la parte humanitaria (€) No tenemos un Ejército ahí. Ni siquiera un Ejército de trabajadores humanitarios", señaló.

Chantaje turco Recep Tayyip Erdogan, mandatario turco, ha aprovechado la batalla de Idlib para chantajear a una Unión Europea, atemorizada por una nueva ola de refugiados, como la que vivió en 2015. Y abrió las puertas de su país, que acoge a más de 3,7 millones de refugiados en el marco del pacto migratorio UE-Turquía, que entró en vigor en marzo de 2016. A cambio, busca aumentar la ayuda financiera del bloque comunitario, un apoyo expreso de la UE a la intervención militar que libra en la frontera turco-siria y un mayor despliegue militar defensivo como los que España tiene en Adana.

En este contexto bélico, los migrantes y solicitantes de asilo se han convertido en el chivo expiatorio. Decenas de miles aguardan en las fronteras griegas, que "están cerradas". Están atrapados entre la negativa de Turquía, que ha desplegado 1.000 soldados para evitar que regresen, y la mano dura de las fuerzas de seguridad griegas. "No podemos aceptar que los migrantes sean una fuente de presión", aseguraba Borrell. "Hay un movimiento masivo de inmigrantes en nuestras fronteras. Tenemos pruebas de que Turquía lo ha orquestado. La Unión Europea no permitirá la instrumentalización del sufrimiento humano", apuntó Nicolaos Georigios, ministro griego.

En sus conclusiones finales, los Veintisiete señalan que la situación en las fronteras externas de la UE "no es aceptable". "Los cruces ilegales no se tolerarán. En esta línea, los Estados miembros tomarán todas las medidas necesarias, en línea con el acervo comunitario y el Derecho Internacional", reza el texto, que avala el giro migratorio de la UE hacia la mano dura y el control de fronteras. La Unión Europea se da cita bajo la sombra y críticas por traicionar sus valores fundamentales de solidaridad y responsabilidad para con las personas que huyen de la guerra y la miseria. La Comisión geopolítica que lidera Ursula von der Leyen ha guardado silencio ante la negativa de Grecia de congelar las solicitudes de asilo, algo que la ONU califica como ilegal. Tampoco ha condenado los ataques de la Guardia Costera griega a los refugiados. Las capitales europeas han cerrado filas con Atenas. "¿Puede Grecia disparar pelotas de goma contra los refugiados?" "Por supuesto que tienen permitido utilizar las medidas proporcionales para asegurar que su ley se cumple", señaló Urmas Reinsalu, el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia.

Por último, Borrell anunciaba que visitará Rusia próximamente y que la cuarta conferencia sobre ayuda humanitaria para Siria tendrá lugar a finales de junio en Bruselas.