Los Mossos d'Esquadra han detenido a ocho personas de nacionalidad china, cuatro de las cuales han ingresado en prisión, por traficar con compatriotas a los que explotaban laboralmente en naves de cultivo de marihuana, y han liberado a diez de ellos. Al salir de la nave industrial donde se encontraban, uno de los liberados preguntó a través de un traductor por qué los presentes llevaban mascarilla. Su grado de aislamiento durante el último año y medio era tal que no sabían que en España había habido una pandemia. Cuando fueron liberados, no sabían nada de lo que había sucedido en el exterior.

Según informa este martes la policía catalana en un comunicado, la organización criminal desmantelaba engañaba a estas personas de origen chino para traerlas a España y, una vez en Cataluña, las obligaban a trabajar en condiciones infrahumanas en las plantaciones de marihuana, droga que posteriormente enviaban al Reino Unido y a los Países Bajos.

De los diez ciudadanos chinos liberados durante la operación policial, ocho son hombres y dos son mujeres.

Los detenidos en esta operación, que tuvo lugar el pasado 25 de mayo, todos ellos de nacionalidad china, están acusados de los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de seres humanos, contra la salud pública, falsedad documental y defraudación de fluido eléctrico.

La investigación de los Mossos se inició a finales de 2019, gracias a las pesquisas de los agentes de la Unidad Central de Tráfico de Seres Humanos, que tuvieron conocimiento de la existencia de una organización criminal china asentada en Barcelona.

Las víctimas eran captadas en China con la falsa promesa de un trabajo digno en España e introducidas ilegalmente en nuestro país. Sin embargo, los diez liberados estaban hacinados en pequeños habitáculos aislados dentro de la propia nave, donde malvivían en condiciones infraumanas, rodeados de suciedad y respirando el aire de la droga. Para retenerlos en sus habitáculos, los detenidos empleaban la violencia y la coacción.

Una vez en Cataluña, la organización las repartía en plantaciones clandestinas en Centelles, Santa Coloma y Sant Andreu, y las sometía a una situación de explotación forzándolas a trabajar bajo condiciones extremas de esclavizaje, con la finalidad de saldar su deuda contraída con esta red criminal.

Para saldar esta deuda, que oscilaba entre los 10.000 y los 30.000 euros, las víctimas trabajaban en condiciones de semiesclavitud, en un entorno insalubre y con salarios bajos o inexistentes.

Los investigadores constataron que primero eran conducidos a países del este de Europa con visados fraudulentos para asistir a ferias internacionales, en las que las personas engañadas figuraban como representantes de empresas y, después, eran conducidos a España.

En la operación, los Mossos localizaron cuatro naves industriales que ocultaban plantaciones clandestinas de marihuana, donde vivían y trabajaban los diez ciudadanos chinos, así como varios inmuebles donde almacenaban y empaquetaban la droga al vacío en paquetes de 8 o 10 kilos.

En total, se practicaron 13 entradas y registros en Barcelona ciudad y en otras poblaciones de la provincia, en los que, además de numerosas herramientas de cultivo, se encontraron 5.500 plantas de marihuana, 42.000 euros en efectivo y un gran número de pasaportes, entre otros objetos requisados.

De acuerdo con las investigaciones, en los últimos 7 meses se habrían enviado al extranjero unos 50 paquetes, con un total de 450 kilos de marihuana aproximadamente.