La orientación sexual es la segunda causa, solo superada por el racismo, de los delitos de odio que se producen en Euskadi, tal y como puede ser tipificada la agresión que sufrió un joven de Basauri el pasado fin de semana. El año pasado se denunciaron en la CAV 50 agresiones de este tipo, según se recoge en la memoria elaborada por el departamento de Seguridad del Gobierno vasco.

En 2020 se denunciaron en Euskadi un total de 241 delitos de odio; de ellos, 50, un 20,75%, tuvieron como motivo la orientación e identidad sexual de las víctimas.

El colectivo más victimizado es el de las personas gay, que sufrió el 62% de las agresiones, un total de 31, muy por encima del resto. En segundo lugar se encuentran las personas transgénero, que aglutina una quinta parte de este tipo de incidentes (10 agresiones).

En lo que respecta a las tipologías delictivas que sufre este colectivo, son más frecuentes las lesiones (14), seguidas de las amenazas (11), el trato degradante (8) y las coacciones (2).

Del medio centenar de delitos de odio cometidos por la orientación sexual de las víctimas, la mitad de ellos se concentran en Bizkaia (25), otro 40% en Gipuzkoa (20), mientras que en Araba se produjeron cinco.

UNA QUINTA PARTE, EN CASA

¿Y dónde ocurren estas agresiones? Aunque la mayoría ocurrieron en la vía pública (un total de 20), llama la atención que un 20% de ellos (10) se cometan en el propio hogar de la víctima, de manera que ni siquiera este espacio puede considerarse un lugar seguro en el que guarecerse ante posibles ataques. También se han identificado cuatro delitos de odio con motivo de identidad sexual cometidos a través de internet.

La distribución de este tipo de agresiones se distribuye de forma uniforme a lo largo del año pero sí que se observan diferencias en cuanto a la franja horaria; aunque más de la mitad se producen entre las 6 y las 12.00 y las 18.00 y las 00.00 horas (más de un 55%), precisamente en los momentos en que hay un mayor movimiento de personas en la calle, bien yendo o viniendo del trabajo o realizando distintas actividades de ocio, llama la atención que una de cada cuatro se registren de madrugada, entre medianoche y las seis de la mañana, lo que muestra el elevado número de casos que se producen precisamente coincidiendo con el ocio nocturno.